Arte

Cuatro cuadros para financiar un hospital y otros falsos Goyas que no 'cuelan'

Los tasadores de Madrid y Barcelona se enfrentan habitualmente a intentos de atribuir obras al genio aragonés y a otros grandes pintores. El último gran caso, en el que varios socios intentaron sacar diez millones por cuatro obras de autoría desconocida, se ha saldado con la absolución de los mismos después de que lograran financiación externa para promover una clínica privada.

Retrato del pintor Francisco de Goya.
Retrato del pintor Francisco de Goya.

La Audiencia Provincial de Madrid absolvió en marzo a los seis socios de una empresa acusados de intentar estafar a un inversor haciéndole creer que contaban como patrimonio con cuatro cuadros de Goya que, tal y como se acabó demostrando, resultaron falsos. El tribunal consideró que, con las pruebas que se practicaron en el juicio, “se puso de manifiesto, con independencia del perjuicio causado, que no consta que actuaran con la intención inicial de defraudar al querellante". La sentencia absolutoria se fundamentó en dos motivos: "No es tan patente que una persona profana en la materia determinara que los cuadros eran falsos" y que "el proyecto (la apertura de una clínica privada), aunque no llegó a buen fin por la falta de inversores, no era ficticio".

La Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía inició una investigación en febrero de 2013 cuando la empresa en cuestión solicitó catalogar las cuatro obras como Bienes de Interés Cultural (BIC). Según la Fiscalía, los integrantes de la empresa trataron con esta instancia de "dotar de cierta credibilidad los actos posteriores para apoyar la creencia de que efectivamente eran cuadros atribuidos al pintor aragonés". La sociedad mercantil, que pretendía financiar un hospital privado en Madrid, logró tasar en algo más de diez millones de euros cuatro pinturas que un doctor en Historia del arte atribuyó al genio de Fuendetodos.

El querellante aportó 500.000 euros y los socios invirtieron esa cantidad en la ampliación de capital de la empresa, que tenía como finalidad la construcción y gestión de una clínica para lesionados medulares en Villaviciosa de Odón (Madrid), una instalación que recibió el visto bueno del pleno municipal, que incluso modificó su Plan General de Ordenación Urbanística para este motivo. La obra comprendía la remodelación integral y la ampliación de un antiguo hotel en las afueras de la localidad.

Las pinturas estaban depositadas en la caja fuerte de una aseguradora y los interesados buscaron, según el escrito de la Fiscalía, una segunda opinión, a poder ser de una empresa tasadora española. Así llegó la petición a Tasararte, una firma radicada en Madrid. Cristina Salama, gerente de la empresa, atendió el encargo, tal y como explica a HERALDO: "Nos contactó la propia aseguradora, que desde un principio nos ofreció unas fotos acompañadas de un poder notarial y de una tasación anterior, pero no pudimos ver las obras". Este inusual celo echó para atrás a la tasadora. La valoración que se pidió a la empresa fue la misma que recoge la Fiscalía en su primer informe, por encima de los 10 millones de euros. Pero la Brigada de Patrimonio Histórico comprobó que tres de los cuadros ya habían viajado de manera temporal al Suiza y que en la solicitud internacional de traslado se valoraban en 300, 350 y 950 euros.

¿Un Goya en cada salón?

El intento de atribución de nuevas e inéditas obras de Goya, Velázquez y otros maestros de la pintura no es algo raro en determinados círculos en Madrid y Barcelona y, según apuntan fuentes del sector, todas las semanas hay algún intento en este sentido. Lo extraño es que las pinturas cuelen como auténticas. 

En ciudades como Zaragoza es más complicado que se realizan estas peticiones de tasación. “Llegan obras originales de pintores de renombre, no del nivel de Goya, claro, pero sí de un nivel. Aunque estas pinturas son las menos y llegan muy de cuando en cuando”, comenta Ana Lacoma, anticuaria y restauradora que también ofrece servicios de tasación en su taller en la calle Castillo, junto a la Aljafería.

La experta explica que “en un sector como este hay que tener mucho cuidado, porque como en muchos otros ámbitos existe gente muy ávida y se han dado casos de cuadros falsos que han pasado por originales, pero es que también ha ocurrido lo contrario, cuadros originales que se han vendido como falsos porque el vendedor no tenía ni idea”. Por eso, antes de cualquier transacción es necesario “un estudio en condiciones y, sobre todo, mucho cuidado en cada uno de los pasos que se dan”.

Para controlar el mercado de arte y antigüedades existen los libros-registro de bienes usados (conocidos como ‘libros de Policía’), en los que los anticuarios anotan todas sus adquisiciones. Son periódicamente revisados por las autoridades.

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