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Los megacamiones invaden las carreteras de Aragón: la vuelta a la Z-40 con el aspa de un molino

El ‘boom’ de la eólica dispara un 444% en cuatro años las autorizaciones especiales para circular con grandes camiones. Los servicios de escolta de la Guardia Civil también se han cuadruplicado desde 2016.

Si Alberto Santos aparcara su camión en la banda de La Romareda, ocuparía más de la mitad del terreno de juego. Es martes por la noche, y este portugués de 51 años se dirige hacia Zaragoza al volante de un Mercedes Actros, una enorme mole de más de 70 metros de largo, 28 ruedas y 630 caballos de potencia. Lleva a lomos una pieza alargada que, fuera de contexto, resulta difícil adivinar qué es. Se trata de un aspa de 66 metros que, en solo unas horas, quedará montada en un molino del parque eólico Valdejalón, en La Muela.

El camionero ha salido por la mañana desde la fábrica de LM Wind Power, en Les Coves de Vinromà (Castellón), y a mediodía ha parado a descansar en Villafranca del Campo, Teruel. Forma parte de un grupo de tres camiones especiales, el suyo y dos más, que portan las tres palas que se instalarán en el molino. Les escoltan cinco vehículos privados de acompañamiento, uno para cada camión y dos más de apoyo. Todo el trayecto desde Castellón a La Muela está condicionado por el paso por el Cuarto Cinturón (Z-40) de Zaragoza. Es un punto conflictivo y solo pueden recorrerlo entre las 23.00 y las 5.00 de la madrugada.

Antes, estos desplazamientos contaban con la escolta permanente de la Guardia Civil. “Con la cantidad de viajes que hacemos, dejaríamos el país sin agentes”, ríe Alberto. Y es verdad. El Gobierno central tuvo que cambiar la normativa a finales del año pasado para que las empresas pudieran funcionar con la llamada autoescolta, ya que la carga de trabajo que suponía el transporte de piezas de aerogeneradores era inasumible para la Benemérita. Ahora, la Guardia Civil solo presta apoyo en los puntos más conflictivos.

El 'boom' de la energía eólica ha disparado la presencia de estos transportes en las carreteras aragonesas.

En Aragón, con el ‘boom’ de la eólica, el número de transportes de este tipo ha crecido de forma desmesurada. Lo demuestra un dato: en los últimos cuatro años en nuestra Comunidad se han disparado un 444% el número de autorizaciones complementarias de circulación, que es el permiso que necesitan los transportes especiales que miden más de los 16,5 metros permitidos. Raquel Marquina, jefa de la unidad de Movilidad de la Jefatura Provincial de Tráfico de Zaragoza, lo achaca en exclusiva “al auge de las renovables”. “El incremento ha sido brutal”, ratifica.

El camión de Alberto Santos se aproxima al Cuarto Cinturón. Son las 23.30, por lo que la Z-40 ya está abierta para ellos. La comitiva pasa junto a Cuarte de Huerva con el objetivo de llegar hasta la A-2 y coger dirección Madrid. Este enlace, que un vehículo normal hace en 5 minutos recorriendo 8 kilómetros por la Z-40, a estos vehículos especiales les va a suponer desplazarse durante una hora y media a lo largo de 40 kilómetros.

El recorrido lógico y normal es inaccesible para ellos por el radio que tienen algunas curvas, así que para poder entrar en la A-2 tienen que dar toda la vuelta al Cuarto Cinturón, con un giro incluido en una gran rotonda junto a la Ciudad del Transporte. A cada vehículo le cuesta unos siete minutos dar esa vuelta a la “redonda”, como la llama Alberto con su acento portugués. Una vez enfilado el camino hacia la A-2, no habrá más obstáculos importantes hasta llegar a las proximidades del parque eólico. Eso sí, entonces las maniobras ya serán para nota.

Al volante de un camión de 70 metros no se puede bajar la guardia ni un instante. “La gente no se da cuenta de que esto es muy peligroso. Cuando dejamos espacio y hay hueco, se meten aquí delante, no respetan al coche piloto… Cuando se hace una maniobra así nadie sabe cómo puede acabar”, comenta Alberto, que ya se conoce al dedillo las carreteras de Aragón.

La Dirección General de Tráfico autoriza desde Madrid los trayectos que se pueden completar con autoescolta. De las 36 rutas que han recibido el visto bueno en todo el país, 20 tienen como destino Aragón. Los más de 50 parques eólicos que se levantan en nuestra Comunidad han provocado que los camiones especiales ‘invadan’ las carreteras aragonesas. El número de servicios de escolta que la Guardia Civil hace en puntos conflictivos se cuadruplicó en 2018 con respecto a 2016, y este año no ha parado de crecer.

Alberto Santos trabaja para Transportes Laso, una empresa portuguesa que es líder absoluto de este tipo de trabajos en España. André Sequeira, coordinador de Eólica de esta empresa, estima que solo ellos han llegado a hacer “más de 180 viajes a la semana por Aragón”. Con una flota de 200 camiones, transportan (o han transportado) piezas a parques eólicos en Sierra de Luna, Valdejalón, Gallur, Villamayor de Gállego, Azuara y Borja, con piezas que llegan desde Sevilla, Ourense, Avilés, Linares, Ágreda, Castellón, Puerto de Sagunto, Bilbao o Ponferrada.

La aragonesa Transportes TLP, tras varios años sin trabajar este nicho de negocio, ha vuelto este año a llevar piezas de molino “por el auge de la concesión de parques eólicos”, según cuenta Jorge Lorenzo, su director. Lorenzo también explica que conseguir autorización para circular con estas enormes piezas puede llevar “unos dos meses”, ya que requieren numerosos informes y la presentación de avales.

Es casi la 1.00 de la madrugada y el convoy en el que va incrustado el Mercedes de Alberto Santos se acerca al parque eólico Valdejalón. El giro desde este lado de la A-2 es imposible para los camiones de 70 metros, así que deben seguir hasta las rotondas del desvío a Épila. Antes, los operarios de apoyo han retirado todas las señales para despejar el espacio. Llega la Guardia Civil, ya que la maniobra se las trae. Alberto atraviesa la rotonda por el centro y echa más de 100 metros marcha atrás. Ver ‘la cola’ de su camión desde la cabina resulta imposible, así que un vehículo de apoyo le guía.

El tamaño de las palas de un molino varían. Las que pasan por Aragón en algunos casos rozan los 70 metros de largo. A eso hay que sumarle lo que mide la cabeza tractora, por lo que finalmente un camión con la carga puede superar los 70 metros

La comitiva con los tres megacamiones supera también este escollo y toma ya el desvío al parque eólico Valdejalón. Mañana a primera hora descargarán las tres palas del molino y volverán a la fábrica de Les Coves de Vinromà, donde volverán a cargar otras tres. Y vuelta a empezar.

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