frutos secos

Salvados por el regadío y el precio

Aunque ha sido una campaña de infarto, marcada por los caprichos del clima, la cosecha de almendra en grano no será tan desastrosa como se esperaba. La ha salvado el regadío y unas cotizaciones en lonja que se mantienen al alza.

Los almendros de la comarca de Calatayud (en la imagen en el periodo de floración) fueron muy castigados por el granizo.
Los almendros de la comarca de Calatayud (en la imagen en el periodo de floración) fueron muy castigados por el granizo.
Macipe

Con la campaña de recolección prácticamente terminada, los agricultores comienzan a hacer cuentas. La cosecha de almendra en grano en Aragón rozará las 17.000 toneladas, tal y como estimó a finales de agosto la Mesa Nacional de Frutos Secos para la Comunidad, que a pesar de tener una superficie muy inferior a la de Andalucía mantiene la hegemonía como primera productora del país. La cifra supondrá un descenso de más del 9% si se compara con la producción récord del pasado año, pero así, en global y sin matices, el dato no es precisamente malo. Sin embargo, no todos los cultivos han corrido la misma (buena) suerte. El secano ha vivido una campaña a prueba de nervios y sustos, complicada por la sequía, por el intenso calor, por las diferencias térmicas y por los destrozos que provocaron unas veces las heladas, otras las lluvias torrenciales y, cuando ya parecía que no podía pasar nada más, el inesperado y dañino pedrisco.

La producción en este tipo de cultivo, que se extiende por más del 75% de las cerca de 70.000 hectáreas que ocupan los almendros en Aragón, se ha visto notablemente mermada. Hay zonas en la comarca de Calatayud y, sobre todo en el Bajo Aragón, donde apenas han tenido cosecha o, en el mejor de los casos, esta está muy mermada.

Entonces, ¿cómo se explican estos datos? Ha sido el regadío, que apenas ocupa el 15% de la superficie total, el que ha salvado los muebles, no solo porque dispone de agua cuando esta no cae del cielo, sino porque las explotaciones en extensivo alcanzan rendimientos mucho mayores.

Pero, para unos y otros, con más o menos cantidad de almendra en grano, lo que está contribuyendo a salvar la campaña son unos precios al alza, que han convertido a este fruto seco en un mirlo blanco, con rentabilidades no conocidas en ningún otro sector agrícola.

Según las últimas sesiones de las lonjas, variedades como la marcona, la comuna o la guara se venden en torno a los 6 euros, aunque la gran triunfadora es la almendra ecológica que ha alcanzado cotizaciones que se superan los 8 euros.

Estas cifras tienen su explicación. Y para buscar los motivos hay que mirar a este y oeste. La cosecha de almendra en California (el primer productor mundial a mucha distancia de sus competidores) es menor, por lo que sus precios, que marcan el devenir de las cotizaciones de esta producción en todo el mundo, son más alto. Además la demanda, especialmente la que genera China, está en constante crecimiento.

Pese a todo, esta rentabilidad, advierten las organizaciones agrarias, es la que pone de manifiesto la necesidad de actuar en el almendro aragonés, con regadíos y variedades adaptadas que permitan competir en un prometedor mercado.

Un otoño seco, un invierno suave, una primavera «rara», que trajo la lluvia pero también las heladas y una inusual amplitud térmica entre el día y la noche, y un verano de asfixia, con los mercurios superando los 40 grados y con las siempre temidas tormentas de granizo. Con estos ingredientes, los productores de almendra temían lo peor, especialmente en los cultivos de secano, que ocupan más del 70% de la superficie dedicada a este cultivo en toda la Comunidad.

Los peores presagios se han cumplido en zonas productoras como las Cinco Villas, Borja o Daroca, donde unas «agresivas heladas» apenas han dejado producción, señala José Luis Sánchez, responsable de sector de frutos secos de UAGA, que destaca además las fuertes granizadas que arrasaron la cosecha y tiraron el fruto al suelo en los almendros de Calatayud. Y aunque las lluvias de Semana Santa supusieron un alivio para muchos cultivos, lo cierto es que «se ha recogido mucho menos de lo que se esperaba», asegura Sánchez.

Pese a todo, la producción de esta campaña alcanzará las casi 17.000 toneladas, una cifra inferior a la del pasado año, pero que supera la media de los últimos cinco ejercicios. La balanza la ha equilibrado el regadío, que ocupa ahora un 15% de la superficie en Aragón, pero cuyos rendimientos son muchos más elevados. Y eso que la sequía también puso en aprietos a los productores de la zonas de riego, matiza José María Alcácera, representante del sector en Asaja-Aragón.

Al menos, el mercado ha dado un respiro a los productores. Las cotizaciones de la almendra en grano no han dejado de escalar desde que comenzara el año. Así, según el histórico de la Lonja de Reus, a comienzos de enero la común, largueta y marcona se pagaban a 4,30 euros, 4,70 y 5,05 euros el kilo respectivamente. Ahora esos precios -con fecha 11 de noviembre- han superado los cinco euros para la común y la largueta (5,30 y 5,50 respectivamente) y han escalado hasta los 6,15 euros para la marcona. El precio de la variedad guara se sitúa en 5,60 euros el kilo en grano.

Mucho tiene que ver en esta situación la evolución de la producción estadounidense. «La almendra de California marca los precios y en estos momentos su producción, que ha sido más escasa, se vende más cara», señala Alcácera, que matiza que «aunque se han recuperado y siguen al alza, tampoco son unas cotizaciones de locura». En este argumento coincide Sánchez, que destaca que además de una menor producción y una almendra americana más cara hay que sumar una demanda que sigue en aumento, aupada sobre todo por el incremento del consumo en China y los países asiáticos.

La estrella, la ecológica

Pero, sin duda, la gran estrella es la almendra ecológica, cuyo precio ha llegado a marca máximos históricos al alcanzar los 8,35 euros el kilo. «Alemania y los países nórdicos están muy interesados en este tipo de almendra», señala el representante de UAGA para explicar por qué este producto comienza a brillar en los mercados.

«Es que hay pocas», puntualiza Alcácera, que reconoce que la demanda para este tipo de fruto seco va en aumento, pero insiste en que su producción es todavía escasa porque no es fácil de producir. «En algunas zonas yo diría que incluso imposible por la presencia de plagas», detalla el representante de Asaja-Aragón. Y es que, como destaca Alcácera, «esto no se hace de la noche a la mañana». Hay que mantener el cultivo durante tres años en ecológico para que su producción pueda considerarse como tal. «Y si, por ejemplo, al año siguiente los árboles o los frutos son atacados por una plaga, adiós al esfuerzo de esos años», insiste.

Regadío y nuevas variedades

Las características de esta campaña demuestran, según los representantes de ambas organizaciones agrarias, que el impulso de este sector pasa por apostar por los regadíos y por una reconversión que sustituya aquellas variedades más longevas por frutos -desarrollados precisamente en Aragón- autocompatibles y de floración tardía, como la guara, velona o mardía.

Para Sánchez, en lo ecológico está también el futuro. «Los mercados nórdicos y Alemania tienen una demanda crecimiento en el consumo de este tipo de almendra», señala el representante de UAGA, que recuerda que en el Bajo Aragón existen plantaciones ecológicas «a las que les costó mucho en un principio pero que ahora tienen muy buenos resultados».

Tanto Sánchez como Alcácera destacan además que dado que la industria nacional consume más almendra que la que se produce en España, el cultivo de este fruto seco tiene todavía mucho recorrido. Pero en este camino, insisten, se generaría más valor añadido con una mayor transformación y una marca que identificara la calidad y contribuyera a abrir nuevos mercados.

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