internacionalización

Un brindis por Malasia y Singapur

Importadores de estos dos países asiáticos han podido conocer los procesos productivos del vino aragonés, probar su calidad y mantener contactos con los productores que podrían traducirse en exportaciones.

Importadores de Malasia y Singapur brindan con vino aragonés durante su visita a bodegas de las cuatro denominaciones de origen de la Comunidad.
Importadores de Malasia y Singapur brindan con vino aragonés durante su visita a bodegas de las cuatro denominaciones de origen de la Comunidad.
Arex

Las bodegas aragonesas saben bien lo que es viajar por el mundo. Sus productos llegan a decenas de países de los cinco continentes. Pero nunca es suficiente, más ahora que en dos de sus principales mercados, el Reino Unido y Estados Unidos, comienzan a complicarse las ventas. En las islas europeas porque ya está descontado que el ‘brexit’ -sea con acuerdo o a las bravas- supondrá tarde o temprano la imposición de aranceles. En el país norteamericano porque las denuncias por las ayudas a la aviación han incrementado los impuestos a la exportación que ya pagan los productores agroalimentarios.

Así que hay que lanzarse a la conquista de nuevos mercados. Y para ello, el sector vitivinícola mira hacia Oriente, en concreto a Malasia y Singapur. Hasta allí viajaron bodegueros aragoneses el pasado mes de junio y ahora han sido ellos los anfitriones de una misión inversa organizada por Aragón Exterior (Arex) con la colaboración de la consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón y su campaña ‘Comparte el secreto’, quienes han acercado hasta las bodegas de las cuatro denominaciones de origen -Cariñena, Campo de Borja, Somontano y Calatayud- a 13 representantes de empresas importadoras y distribuidoras de vinos de estos dos países.

No son mercados extraños para el productor aragonés, aunque es cierto que, de momento, las exportaciones son simbólicas si se comparan con el total de lo que se comercializa en el exterior. Pero no han dejado de crecer en los últimos cuatro años, especialmente en Singapur, donde los poco más de 120.332 euros que las bodegas facturaban en este país en 2014 se han multiplicado por ocho hasta rozar el millón de euros el pasado año, según las cifras de la Agencia Tributaria y las Cámaras de Comercio.

Queda, sin embargo, mucho recorrido. «Los mercados asiáticos constituyen mercados emergentes donde el consumo per cápita de vino es relativamente bajo en la actualidad, pero se están registrando notables incrementos», señalar Ramón Tejedor, director general de Arex, que aconseja que «es el momento de lograr un buen posicionamiento en estos mercados, al estar en crecimiento y tener menos competencia, por el momento, que en otros ya muy saturados».

Para ir acortando ese camino, los importadores llegados de Malasia y Singapur contaban con una apretada agenda que les llevó por las cuatro denominaciones aragonesas, donde pudieron conocer los suelos en los que se crían los viñedos, el clima que les acompañada en su proceso productivo, las prácticas agrarias utilizadas para lograr los mejores rendimientos y la calidad más elevadas de la uva, las variedades con las que se elaboran los caldos -con la garnacha como estrella-, y las instalaciones en las que se realizan los distintos procesos para conseguir los caldos, que, por supuesto, también pudieron catar.

Nada más desembarcar en Aragón, los 13 importadores que formaban la pasada semana la misión inversa de Malasia y Singapur viajaron hasta Huesca. Su agenda se iniciaba con una visita a Enate, Sommos y Orbego, tres bodegas de la D. O. Somontano. Su primera (agradable) sorpresa fue la «impresionante arquitectura» de estas instalaciones. Así lo destacaron durante su estancia en la bodega del Grupo Costa, un prisma de vidrio y acero perfectamente integrado en su entorno. «Nos hemos centrado en la bodega», señala el responsable de producción y enólogo de Sommos, Julio Fariña, que detalla que estos importadores mostraron mucho interés por el etiquetado de la botella, en el que aparece el edificio, «porque lo consideran un icono de marca que es además fácilmente reconocible».

En esta bodega degustaron vinos tintos y blancos. «Y les gustaron mucho», dice Fariña, porque estos caldos no solo muestran la tipicidad de las variedades con las que están elaborados, sino que además «los consideraron muy adecuados para ofrecer en los restaurantes de comida fusión, muy visitados en sus países por clientes jóvenes que buscan alimentos nuevos de todas las partes del mundo».

Aunque el paladar asiático es complicado y su gastronomía no está acostumbrada a acompañar con vino, Sommos triunfó entre los visitantes malayos y singapurenses con su colección más clásica, «porque está muy en línea y marida bien con su comida más tradicional acompañada de salsas y muy especiada», explica Fariña. Y aunque las bodegas del Somontano no tienen prácticamente presencia en estos mercados, el responsable de Sommos asegura que la visita permitió «iniciar contactos» que les podrían abrir las puertas de este «interesante mercado».

En la D.O. más antigua

El segundo día de la misión comercial tenía como destino la denominación aragonesa más grande y con mayor historia. En Cariñena fue visita obligada recorrer los viñedos y las instalaciones del grupo San Valero -una cooperativa con 75 años de historia que elabora vinos y cavas y se ha lanzado ahora la producción ecológica-; de Grandes Vinos y Viñedos - la mayor bodega de Aragón (que produce 20 millones de botellas), una de las 30 primeras de España y la única que, con 4.359 hectáreas, dispone de viñedo en los 14 municipios que integran la denominación de origen-, y Bodegas Ignacio Marín, cuyos viñedos, situados en el corazón de la D.O. Cariñena a una altitud entre entre 600 y 850 metros, están ubicados en las localidades de Encinacorba y Cariñena, aprovechando así los diferentes microclimas para criar variedades perfectamente adaptadas.

«Los importadores de estos países estaban muy interesados por la garnacha», destaca Javier Domeque, director de ‘Marketing’ de San Valero, que reconoce que no solo tienen interés por esta variedad, sino que además la conocen perfectamente. En esta bodega se detuvieron especialmente en el viñedo. «Los llevamos al campo, porque quería conocer la garnacha de más de 40 años y en vaso. Les gustan los vinos elaborados con estas producciones», insiste Domeque. Y aunque los asiáticos se muestran más proclives a los tintos, sobre todo varietales, en esta bodega aprovecharon para mostrarles y darles a probar una nueva variedad, la nada extendida garnacha blanca.

«Por lo que no muestran interés es por el cava», señalan desde este grupo vinícola que cuenta con una bodega, Gran Ducay, dedicada a la elaboración de estos vinos espumosos e integrada en la D. O. Cava.

A los pies del Moncayo

Tercera jornada. La misión inversa recala a los pies del Moncayo, porque es allí donde está situada la D. O. Campo de Borja, conocida también como el Imperio de la Garnacha. En ella, los 13 importadores y distribuidores de Malasia y Singapur pudieron comprobar el alma de esta denominación durante la visita a Bodegas Aragonesas, que cuenta con unos viñedos vigorosos y robustos, algunos con una antigüedad superior a los 100 años, con cuyos frutos se elabora una amplia gama de productos que gozan de los más prestigiosos premios internacionales y del reconocimiento de los más exigentes mercados.

«Conocemos el mercado malayo porque llevamos ya un par de años exportando a ese país», señala el responsable de Exportación de la bodega, que también ha comenzado a hacer sus pinitos comerciales en Singapur.

Gimeno señala que antes de esta misión comercial ya habían tenido contacto con algunos de los importadores porque en el mes de junio formaron parte de la misión inversa que Arex organizó a estos países asiáticos. «Había un trabajo previo que se ha reforzado ahora, tanto con las visitas a las bodegas como en las reuniones organizadas, en las que incluso se han podido cerrar nuevos acuerdos», detalla.

Gimeno reconoce que el consumidor asiático, «a excepción de Japón, que son más modernos», busca vinos frescos, que sepan a frutas y tengan poca madera. «Y la garnacha se adapta perfectamente a ese perfil porque es muy afrutada y golosa», puntualiza.

Los ‘invitados’ a Bodegas Aragonesas habían hecho los deberes. «Están muy informados y conocen perfectamente las marcas», insiste el responsable de Exportación. Y es que «aunque estén a 11.000 kilómetros» saben perfectamente el prestigio que tienen marcas como Coto de Hayas, Fagus o Garnacha Centenaria, unos vinos que solicitan especialmente para su comercialización en el canal Horeca.

Son los consumidores de entre 22 y 35 años los que demandan estos productos en los mercados asiáticos. «Es gente joven con muchas posibilidades de trabajo, desarrollo e innovación, tiene formación y alto poder adquisitivo, que, sobre todo, quieren vinos tintos», detalla el representante de la bodega situada en Fuendejalón (Zaragoza).

Pero a pesar de la creciente demanda Gimeno, como también señalan los responsables de otras bodegas, reconoce que los mercados asiáticos no son fáciles. Y además tienen sus diferencias. Singapur es un país más desarrollado y, por eso, la penetración en su mercado es menos complicada, porque está más familiarizado con el vino, por lo que «hay que explicarles menos el producto», señala. Además, este país cuenta con una numerosa población extranjera, por lo que resulta menos arduo introducir los vinos. Pero eso significa también que está más saturado de caldos de las más variadas procedencias y, por lo tanto, hay mucha más competencia.

Malasia es un país muy distinto. «Hay que tener en cuenta que la mitad de la población es musulmana, lo que hace que tengamos que centrarnos en la comunidad china», explica Gimeno, que reconoce que esta circunstancia limita el número de clientes, que además «consumen menos de una botella». Sin embargo, en la bodega están convencidos de que quizá el crecimiento de las ventas en este país no se produzca en volumen, pero sí en valor.

Tras conocer el Imperio de la Garnacha, los integrantes de la misión comercial se desplazaron al ‘Viñedo extremo, viñedo de altura’, el lema con el que se promocionan los vinos de la Denominación de Origen Calatayud, donde sus viñedos viejos formados esencialmente en vaso están adaptados a terrenos áridos sin apenas precipitaciones, soportan inviernos fríos y veranos calurosos y donde la cepa, que en la mayoría de las ocasiones dispone de poca tierra fértil para su desarrollo -al límite del cultivos, se encuentra en alturas que superan los 1.000 metros.

En esta denominación, los importadores tenían reservada en su agenda una parada en Pagos de Acered y otra en Bodegas San Alejandro.

Broche final en Zaragoza

Este periplo terminó en la capital aragonesa. Fue en Zaragoza donde la misión tocó a su fin con un ‘showroom’ en el que las bodegas volvieron a poner a disposición de los paladares de malayos y singapurenses sus amplias gamas de productos. Y donde además pudieron mantener reuniones personales en las que se consiguió cerrar acuerdos. Y es que había disposición, porque los invitados asiáticos estaban más que satisfechos con lo descubierto en las denominaciones aragonesas y especialmente entusiasmados con la garnacha, una variedad autóctona que se ha convertido ya en una seña de identidad de la Comunidad. Lo prueban las palabras de Edward Lee, director gerente de Vine Valley Berevages: «Ya estaba importando vino de una bodega de Campo de Borja y ahora, tras descubrir lo apasionante que es la garnacha y la importancia que tiene en Aragón, quiero comprar vino de más bodegas y consolidar envíos».

Habrá que esperar ahora cómo concluyen estos contactos, pero hay grandes expectativas. No en vano, como señalan desde Arex, Singapur importa todo el vino que se consume el país, pero también es un reexportador que comercializa más de la mitad de lo que compra a otros países como Malasia e Indonesia. Y aunque su consumo per cápita es de apenas dos litros por habitante y año, el mercado crece a buen ritmo. «Las estimaciones apuntan a que el gasto en vino aumentará en mayor proporción frente al resto de bebidas alcohólicas», asegura.

Es además un país que recibe 14 millones al año que consumen vino de calidad a precios altos, sobre todo, en los restaurantes. Eso explica, destacan desde Arex, que uno de los principales objetivos de estas misiones comerciales sea establecer contactos con los responsables del canal Horeca.

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