historia

Los mapas de Zaragoza y Jaca que manejaron los Aliados durante la II Guerra Mundial

España dejó de lado en 1941 cualquier tentativa de entrar en la contienda, pero la desconfianza llevó a los británicos a cartografiar dos años después los emplazamientos militares y civiles de 49 ciudades.

Plano de la Zaragoza de 1943, elaborado por los servicios secretos de Reino Unido y desclasificado ahora por EE. UU.
Plano de la Zaragoza de 1943, elaborado por los servicios secretos de Reino Unido y desclasificado ahora por EE. UU.
Universidad de Texas

Hubo un momento relativamente concreto, entre las postrimerías de 1939 y los compases iniciales de 1940, en que España se planteó ser apéndice de las potencias del Eje en el desarrollo de la II Guerra Mundial. “Franco estuvo dispuesto a entrar en la contienda a cambio de territorios en el norte de África, como Marruecos y el Oranesado, que deberían ser arrebatados a una derrotada Francia. Pero esta posibilidad se desechó por completo en 1941”, concreta Alberto Sabio, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.

El régimen, una vez concluida la guerra fraticida, volvía a viejos relatos que justificaran su belicismo. “Recuperó el africanismo y un discurso imperialista que superase los ‘tiempos blanduchos’ que nos trajeron los tristes días de Cuba y Filipinas. Incluso Serrano Suñer y Lequerica llegaron a decir que Marruecos pertenecía al ‘lebensraum’ de España, al espacio vital español. Primero buscaron en la Italia de Mussolini el ejemplo a seguir y después se intentaron aprovechar de la ocupación nazi de Francia para beneficiarse. Finalmente, Hitler prefirió apoyarse en la Francia de Vichy, dándose cuenta de que España, todavía en ruinas tras la Guerra Civil, iba a ser más una carga que una ayuda”, abunda el experto.

Pero las dudas internacionales sobre la posición y las intenciones de España planearon hasta bien avanzado el conflicto. Por eso los aliados, con el ejército británico a la cabeza, elaboraron en 1943 una colección cartográfica que les permitiría localizar objetivos militares. De este modo, en caso de que Franco decantase el país hacia una posición beligerante, las tropas invasoras gozarían de cierta clarividencia en sus maniobras.

La radiografía aérea de la península la coordinó el oficial de inteligencia Ian Fleming desde Gibraltar en el marco de la operación ‘Goldeneye’. Los 49 mapas, de otras tantas ciudades entre las que están Zaragoza y Jaca, han sido ahora desempolvados y desclasificados por Estados Unidos. El dibujo de la capital aragonesa es bien reconocible y resulta especialmente curioso por la traducción de las ubicaciones. Por ejemplo, el palacio de la Diputación Provincial aparece marcado como congreso ('congress'), la azucarera del Arrabal lleva el sugerente sobrenombre de 'sugar factory' y la Aljafería, de uso castrense durante tantos años y apartada del núcleo urbano, se señaló como polvorín ('powder house'). La plaza de toros de La Misericordia, claro, es el 'bull ring', mientras el matadero de la avenida de Miguel Servet fue rebautizado como 'slaughter house'.

El plano está basado en otro anterior de 1926 y permite bucear en la Zaragoza de la época -en la que la Universidad se encontraba en la Madalena, las decisiones municipales se tomaban en el ‘city hall’, entonces en San Pablo, y el pequeño teatro junto al edificio de Correos seguía en pie-. Pero lo cierto es que no es especialmente avanzado para el momento, tal y como puntualiza Ramón Betrán, director de Servicios de Planificación y Diseño Urbano del Ayuntamiento de Zaragoza: "El detalle del mapa no es superior al de los planos esquemáticos que levantó el Consistorio por esta época y es incomparablemente menor, por ejemplo, que el parcelario de Zaragoza que levantó el Instituto Geográfico Catastral en los años 1930”.

El verdadero interés del mismo, valora el experto, reside en la elección de los hitos a señalar en los cuadrantes: “El valor, en todo caso, está en el señalamiento de los lugares de interés militar para los aliados, quizá para un eventual bombardeo, y de otros como las casas de pobres o escuelas (en este caso, para evitar los ataques). Es interesante porque se señalan los cuarteles, prisiones y sedes del poder, pero también estaciones, el matadero municipal, clínicas, teatros, la Telefónica…".

Jaca, entre las ciudades observadas

Los documentos llevan la rúbrica del jefe de ingenieros de la armada estadounidense y una leyenda que prohíbe expresamente la distribución fuera de las fuerzas militares. En el de Jaca, más modesto que el zaragozano, destacan en el ámbito de Defensa la Ciudadela, el cuartel de La Victoria y unos barracones en la zona sur del casco histórico. La fuerte presencia de tropas y la cercanía de la frontera francesa la convertían en un objetivo a vigilar. Los edificios civiles destacados son dos teatros (‘theater’), la oficina de Correos y los hoteles La Paz y Mur. También hay hueco para la catedral y la estación de ferrocarriles.

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