investigación

Semillas que vuelven a la vida

Una veintena de colegios de Aragón y varias decenas de hortelanos participan en el proyecto ‘Embajadores de la biodiversidad’ para estudiar variedades locales.

Ana Mª Sánchez y Cristina Mallor, investigadoras del proyecto.
Ana Mª Sánchez y Cristina Mallor, investigadoras del proyecto.
CITA

Este año, en más de una veintena de huertos escolares de todo Aragón y en otras muchas parcelas particulares de veteranos hortelanos de las tres provincias volverán a crecer semillas de habas, bisaltos, tomates, lechugas, cebollas, melones o pimientos procedentes del Banco de Germoplasma Hortícola del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA). Y crecerán porque este organismo quiere conocer cómo se comportan estas especies en su hábitat natural, es decir, en el lugar del que proceden y donde dejaron de plantarse por razones de lo más diversas. Y también, recuperar algunas de ellas en sus lugares de origen.

Esta es la filosofía de trabajo del proyecto de ciencia ciudadana ‘Embajadores de la biodiversidad’, que ha sido diseñado por el CITA, con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) y del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

«Estamos muy contentos con la respuesta que estamos recibiendo a nuestra propuesta por parte de colegios y hortelanos aragoneses con experiencia. Nuestro reto es estudiar las variedades locales a partir de semillas autóctonas que, por razones de lo más diversas, dejaron de cultivarse en los diferentes municipios de Aragón. Ahora, con la ayuda de los colegios y estos agricultores podremos ver cómo se comportan las semillas que tenemos en el Banco de Germoplasma Hortícola y cuál va a ser su rendimiento», indica Cristina Mallor, investigadora de la Unidad de Hortofruticultura del CITA y responsable de esta iniciativa, que ha sido seleccionada por el Fecyt entre decenas de propuestas.

Estos nuevos embajadores dispondrán de todos los recursos necesarios para que puedan realizar la siembra y comprobar, a lo largo de los meses, la evolución de cada cultivo. «En el caso de los huertos escolares se han elegido variedades de habas y bisaltos con el fin de que el ciclo productivo coincida con el periodo escolar y los alumnos puedan anotar la evolución de estas semillas y tomar datos de todo el ciclo, cuándo sale la primera flor, en qué momento aparece el fruto, qué características tiene, y otras muchas respuestas que nos permitirán comprobar el rendimiento de estas semillas autóctonas», matiza Mallor.

Hortelanos con solera

El segundo pilar sobre el que se asienta este proyecto son los hortelanos más veteranos de Aragón, que han recibido con mucha ilusión esta petición del CITA de volver a plantar semillas propias del lugar donde viven para estudiar su evolución. «En este caso, hemos ampliado la variedad de especies vegetales que vamos a estudiar hasta llegar casi a la treintena, desde tomates, a pepinos, pasando por melones o bisaltos, que es un cultivo muy aragonés», indica Mallor, quien recuerda que también habrá hueco para plantar algunas variedades de judías como la de Muniesa o la Caparrona de Monzón.

Los interesados en participar en este innovador proyecto pueden encontrar toda la información y la manera en la que pueden participar en la página www.cita-aragon.es

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