entrevista

"Aragón es un modelo a imitar en materia de seguridad alimentaria"

Es uno de los veterinarios de mayor prestigio nacional e internacional. Los colegios de Córdoba y Huesca le han nombrado presidente honorífico.

Juan José Badiola ha sido nombrado presidente honorífico de los veterinarios de Huesca.
Juan José Badiola ha sido nombrado presidente honorífico de los veterinarios de Huesca.
A. R.

¿La sociedad conoce el papel de los veterinarios?

En general el veterinario se asocia a ese ‘médico’ que cura al gato o al perro. Poca gente sabe que gracias al trabajo de los veterinarios en materias como genética, reproducción, alimentación… se ha mejorado la ganadería, se producen razas más productivas y que generan alimentos de mayor calidad. Hemos contribuido a mejorar el manejo y la sanidad animal. Sinceramente, tenemos que estar orgullosos de nuestra contribución a la mejora de la alimentación de una sociedad que hace no muchas décadas pasaba hambre.

¿Qué retos tiene el sector veterinario actualmente?

Hay dos fenómenos recientes: en primer lugar, el bienestar animal. Esto, que antes no existía, ha venido para quedarse. Es algo que al principio nos costaba asumir pero que ya se da por sentado. Otro asunto con el que estamos muy sensibilizados es el de las antibiorresistencias. Nos estamos quedando sin antibióticos. Para solucionar esto hay que estimular las vacunaciones, mejorar las prácticas de cría o impulsar el uso de prebióticos. Por supuesto, el tema del maltrato animal es crucial.

¿Dónde está la línea que separa el maltrato animal de lo que no lo es?

Hacen falta investigación para obtener indicadores más precisos porque actualmente a casi todo se le llama maltrato. Hay cosas obvias, como dejar morir de inanición a los animales… Pero hay aspectos, como el transporte o el manejo en explotaciones, que están estrictamente regulados y eso no se conoce. Por ejemplo, en el transporte animal hay que hacer pausas, dar de beber y comer a los animales. Es un fenómeno imparable que requiere más investigación en este terreno.

¿Qué amenazas tiene el sector?

Podemos mencionar dos ejemplos como son la peste porcina y un posible brote de fiebre aftosa, pero no son los únicos. Hay en torno a 300 enfermedades transmisibles de animales a personas y al menos otras 200 que se transmiten por la alimentación. Cuando yo empecé mi actividad, el 40% de las granjas tenían brucelosis, que hoy está prácticamente erradicada. Lo mismo sucede con la tuberculosis o la triquina o con la encefalopatía espongiforme bovina. Hemos tenido éxitos muy notables, pero habrá nuevas amenazas. No podemos bajar la guardia. Al contrario, tenemos que estar en alerta permanente.

Ha sido, hasta hace unas semanas, presidente del Consejo General de Colegios Veterinarios de España ¿Qué balance hace de ese periodo?

Ha sido un balance muy positivo. Cuando llegué había mucha tensión entre colegios y entre los colegios y el Consejo. La situación económica era muy complicada. Dejé la organización colegial con alrededor de tres millones de euros de superávit. También modernicé la estructura. Insistí mucho en algo que no hacemos bien, que es comunicar. Me apena que hagamos cosas muy interesantes y la sociedad no lo conozca. También quise incidir en la especialización, que no está reconocida oficialmente. Hemos trabajado en este aspecto para lograr una certificación europea de esa especialización ya sea a través de un examen para profesionales en ejercicio o por medio de cursos de certificación para quienes acaban de concluir sus estudios.

¿Cómo analiza la crisis de listeria en Andalucía?

Aunque el riesgo cero no existe, el nivel de seguridad alimentaria de Europa es el mejor del mundo. El brote de listeria ha puesto de manifiesto la idea de que el responsable del alimento es el operador económico. Para ello, los sistemas de autocontrol son esenciales y hay gente que no se autocontrola lo suficiente, por eso es necesario el control paralelo de la Administración. En el caso de Andalucía, partimos de que la empresa no tenía un buen aspecto, no había pasado muchas inspecciones y faltó ética ya que no tomó medidas al conocer los resultados positivos. Quiero pensar que también es una cuestión de desconocimiento, y de una frivolidad inmensa, pero no de mala fe.

¿Podría suceder algo así en Aragón?

Creo que en Aragón sería muy difícil. La Administración está muy concienciada. Aragón es un modelo a imitar. El Gobierno aragonés se ha preocupado por exigir parámetros muy elevados de calidad y seguridad animal. También el sector agroalimentario está haciendo bien las cosas. Soy un firme defensor del binomio ganadero-veterinario. La relación es buena, pero aspiramos a que sea aún mejor. Los ganaderos comprenden que ellos son los propietarios y son los que ganan o pierden, pero los veterinarios son quienes les ayudan a ganar cada vez más dinero.

Perfil



Juan José Badiola (León, 1948) inició su carrera de Veterinaria en Zaragoza y la concluyó en Madrid. Especialista en Anatomía Patológica animal, tras realizar un postgrado en Hannover (Alemania), volvió a la Facultad de Zaragoza, donde lleva más de cuatro décadas como docente. Fue rector de la Universidad de Zaragoza entre 1992 y 2000. Con la crisis de las vacas locas, fue nombrado director del laboratorio nacional de referencia para esa enfermedad.

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