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Lo que la crisis cambió a los aragoneses: menos gasto en cultura y más en educación

Antes de la crisis cada hogar destinaba 1.737,93 euros a ropa y calzado, ahora tan solo supone 1.421,64 euros, un 4,9% del presupuesto frente al 5,7% que significaba en 2008.

Antes de la crisis cada hogar destinaba 1.737,93 euros a ropa y calzado, ahora tan solo supone 1.421,64 euros.
Antes de la crisis cada hogar destinaba 1.737,93 euros a ropa y calzado, ahora tan solo supone 1.421,64 euros.
Heraldo

La crisis cambió los hábitos de consumo de los aragoneses. Tal y como se refleja en la Encuesta de Presupuestos Familiares, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los aragoneses ahora invierten menos parte de su presupuesto en ocio y cultura, en ropa y calzado y en transporte. En cambio, sus gastos se han aumentado notablemente en enseñanza y en restaurantes y hoteles. Unos cambios que en los años más duros de la crisis también se notaron: el desembolso cayó en restaurantes y hoteles, en transporte y en ropa y calzado; mientras que aumentó la parte dedicada a alimentos y bebidas no alcohólicas y enseñanza. Una transformación, fruto del menor presupuesto con el que contaban los hogares.

Ahora, según los últimos datos publicados, en 2018, cada hogar aragonés gastó 28.728,85 euros al año, 1.720,73 euros menos que en 2008, año en que comenzó la crisis, pero 1.084,25 más que en 2013, uno de los ejercicios en los que más se sufrió la crisis económica. Esta variación del gasto, consecuencia en parte de la disponibilidad de dinero, ha hecho que los aragoneses hayan cambiado sus hábitos de consumo, a excepción de en los gastos imprescindibles como la vivienda (en la que se engloban los gastos de agua, electricidad y otros combustibles) o la cesta de la compra. De hecho, en términos porcentuales, en 2013, el 15,2% iba destinado a la compra de alimentos y bebidas no alcohólicas, un porcentaje mayor que el que se destina actualmente. De la misma forma ocurre con la vivienda, cuando en plena crisis el gasto se disparó hasta ocupar un 33,4% del gasto, fruto en parte por la subida de los precios, ya que cada hogar se dejó 9.227,38 euros al año frente a los 8.604,39 euros actuales.

La crisis hizo que muchos tuviesen que optar por gastar en lo imprescindible y dejar de consumir lo que resultaba prescindible. Un panorama que, aunque en parte se ha recuperado, ha provocado que los aragoneses cambien sus hábitos, como se ha explicado anteriormente. Mientras que antes de la crisis cada hogar destinaba 1.737,93 euros a ropa y calzado, ahora tan solo supone 1.421,64 euros, un 4,9% del presupuesto frente al 5,7% que significaba en 2008.

En transporte también han reducido las familias: el gasto cayó hasta los 2.963,47 euros en 2013. Actualmente, destinan 3.212,65 euros, un 11% del presupuesto total; lejos de los 4.258,21 euros que se gastaba cada hogar en 2008, cuando significaba un 14%.

Asimismo, el ocio y la cultura han sido otro de los damnificados, puesto que en 2008 suponía un 7% del presupuesto frente al 6% que significa ahora, pues cada hogar de la Comunidad gasta 918,54 euros. A pesar de la caída, los aragoneses se han revelado como grandes consumidores en este aspecto, pues en el conjunto de España el descenso ha sido aún mayor y tan solo significa el 5,5% del presupuesto. Eso sí, tan solo alrededor de un 1% estuvo destinado a la compra de libros y publicaciones periódicas o a la compra de una entrada de cine o teatro, según el último Anuario de Estadísticas Culturales, publicado por el ministerio de Cultura y Deporte.

Los restaurantes recuperan su lugar

Si algo ha vuelto a ser como era e, incluso, se ha visto reforzado es el presupuesto destinado a restaurantes y hoteles. Durante la época más dura de la crisis, estos sufrieron el mayor deterioro y pasaron a ocupar un 8,4% del presupuesto, pues cada hogar destinaba 959 euros, frente al 9,2% que significaba en 2008, cuando las familias gastaban 1.109 euros al año. Ahora, el presupuesto se ha visto reforzado y suponen un 11% de este, dejando cada hogar 1.269 euros cada ejercicio en estas instalaciones.

La enseñanza ha sido la única para la que el gasto no ha parado de crecer. Mientras que en 2008 se quedaba con un 0,8% del presupuesto de las familias, en 2013 crecía hasta el 1,3%, un porcentaje que se ha mantenido desde entonces.

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