accidentes de montaña

Marta Ferrer: "En montaña hay que ser prudente, saber renunciar y tener un plan B"

Marta Ferrer coordina la campaña Montaña Segura, que lucha desde hace 20 años para prevenir los accidentes, cada vez más frecuentes por el aumento de practicantes.

Marta Ferrer.
Marta Ferrer.
HERALDO

Montaña Segura, fruto de la colaboración entre Gobierno de Aragón, Aramón y la Federación Aragonesa de Montañismo, arrancó en 1999 como una campaña piloto en Benasque y se extendió al año siguiente a todo el Pirineo y las sierras de Teruel. Marta Ferrer lleva dieciocho años trabajando en ella y desde 2008 es la coordinadora de esta iniciativa que busca prevenir accidentes en un medio natural donde cada día hay más practicantes y percances.

-Un verano más asistimos a una elevada cifra de rescates.

-A falta de datos definitivos, está claro que se siguen produciendo muchos. Cada año hay variaciones, según el estado de la montaña, pero es evidente la tendencia ligeramente al alza. Intentamos relacionarlo con el mayor volumen de practicantes, pero no podemos caer en la disculpa de que cada vez somos más. No nos conformamos.

-¿Y cuál es el camino para frenar esa tendencia?

-La educación. Es un proceso lento, pero es el adecuado.

-Montaña Segura lleva 20 años haciendo campañas ¿qué evolución ha observado?

-Muchas cosas han cambiado, y nos hemos adaptado. Para mí, la principal diferencia es que hace 20 años hablar de seguridad en montaña era muy difícil: no teníamos interlocutor ni en el colectivo de practicantes ni en la sociedad aragonesa en general. Era una campaña aislada, e incluso la hostelería creía que no había que hablar de accidentes porque no vendrían turistas. Hoy nadie duda de que se debe hablar para evitar que sucedan. Luego hay otras diferencias. Por ejemplo, casi el cien por cien lleva teléfono móvil. También es algo nuevo el perfil del corredor de montaña. Luego están las redes sociales para facilitar la divulgación. Se dice que en internet hay información muy mala, pero también la hay buenísima.

"Hace veinte años hablar de seguridad en montaña era muy difícil: no teníamos interlocutor ni en el colectivo de practicantes ni en la sociedad aragonesa en general"

-¿Los visitantes hacen caso de las recomendaciones?

-Hay de todo. La red de informadores voluntarios tiene más de 300 puntos con más de 500 personas motivadas por la seguridad. El problema viene cuando el montañero escucha algo que rompe su plan, cuando le dicen: «No es la hora para ir al Aneto». Con la red hacemos psicología de la comunicación, porque hay que saber cómo decir las cosas y asumir que no siempre harán caso. Pero la información, ahí queda. Llama la atención que cuando hacemos las encuestas, tanto en alta montaña como en senderos o en barrancos, al preguntar a los practicantes si están preparados para afrontar la actividad, siempre dicen que sí. Casi el 90%. Hasta los montañeros más expertos, cuando relajan la atención, no son conscientes de que se están jugando el tipo o de que hacen las cosas mal. En la montaña pasan pocas cosas para lo que a veces vemos. Por eso, para el informador es difícil transmitir que algo no es correcto, pero si lo hace de la manera adecuada y con datos objetivos, eso forma parte de la educación.

-Montaña Segura entrevistó a 9.000 excursionistas en 2018 y este verano vuelve a realizar encuestas en seis puntos del Pirineo y cuatro de Guara, para a partir de ellas realizar estudios y saber cuál es la situación. ¿Qué nos indican esos sondeos?

-Es una fotografía del verano, que es cuando más problemas se generan, aunque la montaña esté en el momento más amable. Nos llama la atención que las personas consideran que están preparadas para la actividad. Por ejemplo, en el Aneto preguntamos cuántos tresmiles han subido y algunos dicen que ninguno (un 20%), pero que llevan dos años haciendo montaña. Eso nos parece poca experiencia para subir a una cima que exige material técnico. Esa autoestima condiciona cómo escuchan nuestros consejos. Nadie cree que él pertenezca al colectivo de destino de una campaña de seguridad. El senderista piensa que cualquiera puede ir por un sendero señalizado en un fondo de valle durante dos horas, y que los accidentes les pasan a los que hacen actividades comprometidas. Y estos, que saben más y controlan. Es evidente que les suceden cosas diferentes: a los primeros, extravíos, deshidrataciones..., con un alto porcentaje de ilesos. Y a los montañeros de toda la vida, menos accidentes pero más graves.

-¿Y en general, van bien equipados?

-También vemos en las encuestas que la mayoría van mínimamente equipados. Los problemas tienen que ver más con la toma de decisiones que con el material. Al Aneto sube más gente con crampones y piolet que hace ocho años. Otra cosa es saber utilizarlos con soltura después de ocho horas.

"En las encuestas vemos que la mayoría de la gente va mínimamente equipada. Los problemas tienen que ver más con la toma de decisiones que con el material"

-Entonces, ¿más que el equipo, falla el componente psicológico o la preparación técnica?

-Falla la toma de decisiones, lo que vas decidiendo una vez te has echado a andar. Se ven pocos calzados inadecuados o gente sin mochila, pero las herramientas de previsión, como botiquín o mapa, escasean más.

-¿Cuáles son las palabras clave de la prevención?

-Planifica, equipa, actúa. Planifica tus actividades antes de salir: pensando en el grupo, conociendo la previsión meteorológica, estudiando el recorrido, dejando dicho dónde vas... Con esa previsión, equipa la mochila y equípate tú: material de por si acaso, agua, comida, mapa, brújula o GPS. Y luego, actúa con prudencia. La gente piensa: «Una vez que he venido hasta aquí, ya que he madrugado, cómo voy a renunciar, sigo un poco más». Hay que saber renunciar o escoger un plan B más sencillo.

-¿Saber renunciar puede ser determinante?

-A mí me decían que la excursión acaba en el valle y la montaña no se va a mover de aquí. Cuando estás en un destino cercano, cuesta menos entenderlo, pero si has hecho un viaje de 500 km... Sin embargo, hay que ser prudente. Es mejor volver la semana que viene que no tener opción a volver.

"El senderista piensa que cualquiera puede ir por un sendero señalizado en un fondo de valle durante dos horas, y que los accidentes les pasan a los que hacen actividades comprometidas"

-¿Encuentran nuevos perfiles y nuevas actividades, como los corredores de montaña?

-Este es un perfil muy concreto: deportistas con poco equipo pero gran capacidad física. Hay que pedirles un mínimo de prevención y trabajar con ellos porque en la montaña no hay avituallamientos fuera de las carreras.

-Montaña Segura también trabaja con los menores. En verano hay muchos campamentos.

-Colaboramos con el Instituto Aragonés de la Juventud. Todos tienen la obligación de reportar sus actividades de montaña. Se les obliga a estar comunicados, con teléfono satélite si no hay cobertura. 

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