Aragón

De convento de clausura a hotel de lujo

En los últimos quince años han quedado vacíos catorce monasterios en Aragón. Uno de ellos acaba de ser comprado por una cadena hotelera.

El Grupo Gargallo transformará en hotel de lujo el antiguo convento de las Dominicas de Albarracín
El Grupo Gargallo transformará en hotel de lujo el antiguo convento de las Dominicas de Albarracín
Javier Blasco / Gobierno de Aragón / Sipca

En los últimos quince años han dejado sus conventos catorce comunidades de clausura en Aragón y poco a poco, conforme pasan los años, se acentúa el abandono de unos edificios que, en algunos casos, acumulan siglos de historia y un importante valor patrimonial.

Las últimas en echar el cierre fueron las religiosas que habitaban el convento de Santa Clara de Teruel, hace ya casi un año. Con una edad media cercana a los 90, la vida en el convento se les hacía cuesta arriba y tuvieron que marchar a Valencia para ser atendidas por otras hermanas de su orden. Dejaban así desocupado el emblemático lugar que en su día fue el palacio real de Teruel.

Algunos de estos conventos llevan años anunciados en portales inmobiliarios, buscando un comprador capaz de hacerse cargo y de darles una nueva vida pero en las últimas semanas el debate sobre el futuro de estos edificios se ha reactivado con la polémica que rodea la reconversión del convento de Jerusalén de Zaragoza, cuyos propietarios han solicitado derribar mientras el Ayuntamiento de la ciudad se plantea catalogarlo.

Coincide que en la misma semana el grupo hotelero Gargallo ha anunciado la compra del convento monasterio de las Dominicas de Albarracín para transformarlo en un hotel de entre cuatro y cinco estrellas y unas ochenta habitaciones.

"Íbamos buscando algún edificio singular, hacer algo espectacular en Aragón y surgió esta oportunidad que no hemos dejado escapar", explica Adolfo Ibáñez, director general del grupo.

"Ya tenemos experiencia en edificios con muchísima historia, pero este será la joya de la corona"

Ibáñez explica que los arquitectos empezaron a trabajar este mismo lunes en el diseño, para tratar de crear un hotel que ofrezca al cliente todas las comodidades de la modernidad pero siempre respetando la identidad del edificio, el aspecto clásico y el aire señorial. "Ya tenemos experiencia en edificios con muchísima historia, pero este será la joya de la corona", asegura en representación de la cadena hotelera.

El Grupo Gargallo ya tiene otro hotel en la localidad turolense de Albarracín, concretamente uno de tres estrellas en pleno centro del núcleo. Pero el objetivo es que el público sea distinto, que el nuevo disponga de spa y piscina y poner especial énfasis en un restaurante central de "altísima calidad" que cuente con comedores interiores y exteriores, salida a la piscina y vistas a la muralla de Albarracín.

Precisamente la Diócesis de Teruel y Albarracín es en la que más conventos han quedado vacíos en los últimos años. Las Clarisas Franciscanas abandonaron Báguena en el año 2004 tras más de 400 años de presencia en la zona. El convento de San Valentín fue ocupado entonces por tres monjes jerónimos, pero la experiencia apenas duró tres meses.

Algo similar ocurrió en 2006 en Gea de Albarracín. Las cinco monjas Capuchinas se trasladaron a otros conventos de su misma orden y el edificio pasó a ser gestionado por Cruz Blanca. Un año después, las Concepcionistas hicieron lo propio en Calamocha, dejando desocupado uno de los edificios más emblemáticos de la capital del Jiloca.

Después cayó el convento de Albarracín (2013), donde las ocho hermanas que quedaban se dispersaron entre dos conventos de las Madres Dominicas de Zaragoza. El edificio había estado vacío desde entonces tras las infructuosas negociaciones de las religiosas con la Fundación Santa María de Albarracín, que no se veía capaz de asumir los gastos de su gestión. Por eso, la orden mantuvo la propiedad hasta la semana pasada, que se materializó la venta al grupo hotelero.

El complejo cuenta con más de 9.000 metros cuadrados. La Empresa Arquitaria de Teruel es la encargada de realizar el proyecto inicial y después varias empresas se encargarán de diseñar el proyecto paisajístico y de la decoración. El grupo aspira a sacar adelante el proyecto lo antes posible y calcula que creará al menos 35 puestos de trabajo directos.

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