ARAGÓN

Las bodegas aragonesas se adaptan a los gustos del consumidor

Estudiar al cliente y que el enólogo tenga en cuenta los gustos predominantes de la población es una de las labores que realizan las bodegas para aumentar su cuota de mercado en España. La Organización Interprofesional del Vino de España, en cambio, aboga por mejorar la comunicación con el consumidor.

Las bodegas aragonesas se adaptan a los gustos del consumidor
La OIVE cree que contar con una gran variedad de estilos de vino “es una suerte”, pues “no hay solo un solo gusto”.
OIVE

Acompañar las comidas con un vaso de vino está dejando de ser un hábito. Según el Informe de Consumo Alimentario, publicado por el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el consumo de vino continúa cayendo en España. Concretamente, en los hogares ha descendido un 2,4% hasta los 7,89 litros por persona al año, mientras que en Aragón se sitúa en 5,65 litros de media, siendo una de las comunidades en las que menos vino se consume en casa. Eso sí, tanto a nivel nacional como regional, el gasto en esta bebida aumenta, lo que significa que se opta más por la calidad, que por la cantidad. Lo mismo ocurre en el consumo fuera del hogar, donde se reduce un 6%, hasta los 6 litros por persona al año. Tras estos datos, las bodegas se preguntan cómo atraer a los consumidores, que eligen una cerveza antes que el vino, pues cada español toma 18 litros en casa y 29 litros fuera del hogar, y los productores lo tienen claro: se deben adaptar a los gustos de los consumidores.

“Las bodegas de la D.O.P. Calatayud a través de sus distribuidores, que sondean diariamente el mercado, conocen el gusto de los consumidores y esta información se traslada a los enólogos para que elaboren los vinos demandados”, explican desde la denominación de origen de Calatayud, que a pesar de considerarse predominantemente exportadora, como reflejan sus números pues tan solo el 10% del total de su producción se queda en la Comunidad aragonesa y el 8% se destina al resto del territorio nacional, como la Comunidad de Madrid, Asturias, Cataluña y otras zonas del Levante, mientras que el resto se exporta, asegura que “se están embotellando vinos acordes al gusto de los consumidores actuales, tal y como demuestran los resultados obtenidos de nuestros vinos en los concursos internacionales”.

Eso sí, los números de las bodegas de las denominaciones de origen aragonesas avalan que el consumo en España no es suficiente para dar salida a la producción, pues tan solo en torno al 30% de la producción de la D.O.P. Cariñena y de la D.O.P Campo de Borja se queda en España. “Se están haciendo vinos jóvenes y con envejecimiento, y vinos monovarietales de las variedades garnacha tinta y cariñena, que son los que está demandando el mercado”, señalan desde la denominación de origen Cariñena, que añaden que “por supuesto, se elaboran también vinos con las 14 variedades autorizadas”.

Por el contrario, destacan los números de la D.O.P. Somontano, donde el 76% se comercializa en el territorio nacional, unas cifras de las que alardean desde la denominación: “España es un país líder en número de hectáreas y vinos y, por eso mismo, es exigente en cuanto a los vinos que bebe. Tener una cuota importante en el ámbito nacional significa el reconocimiento a un producto de calidad”. Y es que, según aseguran, se están adaptando a lo que demanda el consumidor pues cuentan “con una amplia gama de vinos lo que les permite responder a las tendencias del mercado y a los gustos del consumidor, habiendo un vino Somontano para cada situación y momento, por lo que la versatilidad es una de sus principales virtudes”. 

“El problema no es adaptar las elaboraciones, sino la forma de comunicarnos”

Por su parte, la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE) indica que el contar con una gran variedad de estilos de vino “es una suerte”, pues, como anota su directora, Susana García, “no hay solo un solo gusto en el consumidor, por lo que el problema no reside tanto en adaptar las elaboraciones, como en adaptar nuestra forma de comunicarnos con los clientes, ya que se debe trabajar para que el consumidor vea el vino como una bebida social, cotidiana y versátil”.

Asimismo, García hace hincapié en que luchar contra la noticias falsas  es importante: “En los últimos años se ha cuestionado los efectos saludables del consumo moderado de vino y ha habido una corriente que busca demonizar esta bebida, una bebida que cuenta con el aval científico cuando se consume de forma responsable”.  

Los ‘vinos’ desalcoholizados, una opción todavía no disponible en Aragón

Pero con el objetivo de dotar de mayor variedad y de adaptarse a los gustos del consumidor están empezando a surgir “productos vínicos sin alcohol, que son una opción más y que tienen un nicho de mercado interesante con gran potencial”, apunta García. Estos, que empezaron su andadura en España hace ya más de 10 años, están tomando fuerza y ya se encuentran ejemplos en la Comunidad Valenciana, Cataluña o Castilla y León, aunque por el momento no se tiene constancia de que ningún productor se haya lanzado con este producto en Aragón.

En el caso de las denominaciones de origen aragonesas, estas lo corroboran: “las bebidas desalcoholizadas a base de vino no están amparadas por las denominaciones”. Una cuestión, que explica la directora de OIVE “en su pliego de condiciones está la graduación alcohólica, por ello es normal que no se contemplen los vinos desalcoholizados en su seno”.

Pie de foto: La OIVE cree que contar con una gran variedad de estilos de vino “es una suerte”, pues “no hay solo un solo gusto”.

Keywords: vino, consumo, consumidor, gusto, exportación, desalcoholizado

Etiquetas: vino, DO Cariñena, DO Campo de Borja, DO Calatayud, DO Somontano, consumo

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