verano

Pozas y piscinas naturales para el baño en Aragón

El Sistema Nacional de Calidad de Aguas recoge 16 playas continentales en Aragón. Pero hay muchas más zonas habituales para el baño en aguas dulces: gorgas, barrancos, pantanos, azudes... permiten refrescarse en medio de un entorno natural.

Bañistas en el Salto de Bierge, uno de los más concurridos, que tiene controlada la visita.
Bañistas en el Salto de Bierge, uno de los más concurridos, que tiene controlada la visita.
Javier Blasco

Aragón cuenta con numerosos enclaves en los que darse un chapuzón con el que combatir las altas temperaturas de las fechas estivales. El Sistema de Información Nacional de Aguas de Baño (Náyade) que recopila los datos sobre las playas marítimas e interiores de España recoge hasta 16 playas continentales en Aragón, entre las que 10 recibieron el año pasado la calificación de buenas o excelentes. Estas 16 playas son tres más que las registradas en 2018 y todas ellas aparecen en el listado oficial de 2019 como aptas para el baño. Pero es solo una pequeña parte de la larga lista de zonas de agua dulce: pozas de aguas claras y frescas, playas fluviales en zonas en las que los ríos se remansan, piscinas naturales, cascadas o embalses usados habitualmente para disfrutar del baño dentro de la Comunidad.

La provincia de Huesca reúne a diez de las playas recogidas en el sistema Náyade. El Aragón Subordán ofrece tres de estos enclaves: las pozas junto a la Selva de Oza, en Hecho; el barranco de Urdués; y su paso por Embún. Aparece también el embalse Joaquín Costa en La Puebla de Castro; las gorgas de Puértolas, con el acceso señalizado a las siete cavidades a lo largo de unos cuatro kilómetros del cauce del Cinca; el congosto de Jánovas (paso del río Ara por Fiscal); el embalse de Búbal en el valle de Tena, con sus 5 km de orilla y sus aguas en las que se reflejan las montañas; la gorga de Boltaña en el profundo remanso que se crea bajo el puente del Ara; y el embalse de Lanuza en Sallent de Gállego. Las dos anteriores están acondicionadas para el acceso de personas con discapacidad.

Lugares en Huesca

Sin salir de la provincia de Huesca, Biescas también cuenta con dos espacios refrescantes: la cascada de Orós Alto, a la que se llega tras culminar una ruta de barrancos, y la de Pozán de Vero, bien conocida por muchos bañistas. Muy frecuentadas son igualmente las pozas de la presa de Isín, en Sabiñánigo, y el barranco Sanchils, en Aínsa, Por su parte, el río Ésera ofrece zonas habilitadas para el baño en las gorgas de Perrarúa y la de Besians, y la chopera de Broto; y en el Sobrarbe, el río Bellós hace lo propio en las playas de Puyarruego. La sosegada playa de las orillas del Gállego en Murillo es muy visitada por grupos familiares. 

Poza y cascada en Pozán de Vero.
Poza y cascada en Pozán de Vero.
Rafael Gobantes

En la Hoya de Huesca podemos encontrar en el río Flumen las pozas de Belsúe, en Nueno; por su parte, cerca de Nocito, en la sierra de Guara, las aguas de los barrancos de la Pillera y la Abellada alimentan la badina Estañonero, un lugar casi secreto para la calma y el alivio térmico. En el entorno se encuentran las pequeñas pozas del río Isuala, cerca de Alberuela. Otras badinas idílicas encontraremos en Las Pozas de San Martín y la cascada del Confesionario, en Boltaña.

En las tres provincias aragonesas existen espacios para disfrutar del agua

Dentro del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara se halla la presa sobre el río Alcanadre que da lugar la zona conocida como el Salto de Bierge, cuyo éxito turístico ha obligado a controlar el acceso; y en la actualidad debe pagarse una tasa para entrar. Desde allí se accede a otras dos zonas de baño: el Puntillo y la fuente de la Tamara.

En Zaragoza

En el Prepirineo, pero ya en la provincia de Zaragoza, el pozo Pigalo, en las Cinco Villas, es una de las zonas estrella de baño. Esta comarca ofrece otros dos espacios para los que buscan el agua: la estanca del Bolaso y el embalse de San Bartolomé, uno de los dos puntos de la provincia que aparecen en el registro de playas continentales del sistema Náyade. El segundo es el pantano de Mequinenza y sus 500 km de costa; allí destacan por la afluencia de público las playas de Chacón, en el entorno de Caspe. En las tierras secas zaragozanas encontramos otro oasis de frescor entre Almonacid de la Cuba y Belchite, donde el río Aguasvivas discurre sobre un conjunto de pozas que alcanzan su punto culminante en el pozo de los Chorros. Al norte de la provincia, el pantano de Yesa ofrece un singular fenómeno al bajar el nivel de las aguas con el estío: surgen entonces los restos de un antiguo balneario en Tiermas y no son pocos los visitantes aprovechan para relajarse en sus agua sulfurosas. Una experiencia sin duda única.

Pozas en el Pozo Pigalo, del río Arba de Luesia, en las Cinco Villas.
Pozas en el Pozo Pigalo, del río Arba de Luesia, en las Cinco Villas.
Laura Uranga

Enclaves en Teruel

Tampoco faltan en Teruel los espacios naturales donde refrescarse: en la capital, el embalse del Arquillo de San Blas, y el de Valbona, en Gúdar-Javalambre, son dos de la playas continentales de la provincia que superan en el registro de calidad del sistema Náyade. Un elenco en el que también se incluyen la playa fluvial disponible bajo el puente de Cananillas, que salva el cauce del río Bergantes en Aguaviva; y el Parrizal de Beceite, donde el río Matarraña es aprovechado como piscina natural. El río Uldemó también ofrece descanso y frescor en el conjunto de pozas conocido como Las Pesqueras. Las aguas de la estanca de Alcañiz y las del embalse de Santolea, en Castellote son escenario frecuente para el baño y otras actividades acuáticas.

Pantano del Arquillo /2018-08-09/ Foto: Jorge Escudero [[[FOTOGRAFOS]]]
Pantano del Arquillo de San Blas, cerca de la ciudad de Teruel.
Jorge Escudero

En Galve, el río Alfambra se remansa al pasar por el paraje de El Pantano, haciéndolo propicio al chapoteo. Siguiendo su cauce, en Aguilar aparece una playa de piedra, llamada El Estrecho, que casi siempre tiene agua. Muy cerca, en el término de Camarillas, Las Calderetas es un conjunto de pozas conectadas por pequeñas cascadas en la desembocadura del río Penilla en el Alfambra.

Los Amanaderos del río Deva, en Riodeva; la cascada de Calomarde; el pozo del Molino en Tramacastilla; el molino de San Pedro y su cascada, cerca de Vallecillo; o las pozas del Algars, entre Lledó y Arens de Lledós, son otros enclaves muy recomendables en la provincia de Teruel.

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