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Tres historias aragonesas, entre las más optimistas de los hospitales de España

La fundación Hospital Optimista celebrará la quinta edición de sus premios el 19 de noviembre en Valencia.

Francisco Castillo, más conocido como Carlitos Darwin, representa al hospital San Juan de Dios.
Francisco Castillo, más conocido como Carlitos Darwin, representa al hospital San Juan de Dios.
Camino Ivars

Cada año, las historias más optimistas y las iniciativas o prácticas que contribuyen a crear un entorno más agradable en los centros hospitalarios españoles tienen su reconocimiento gracias a la Fundación Hospital Optimista. Como explican desde la organización, está demostrado que el entorno tiene un impacto sobre los pensamientos, las emociones y nuestras conductas, por lo que hace cinco años Florent Amion, presidente de la fundación, decidió crear estos galardones.

“Decidimos que era hora de reconocer la labor de aquellos profesionales que tratan de mejorar la vida y estancia de los pacientes hospitalarios de una forma totalmente altruista”, explica. Así nacerían los premios Hospital Optimista en 2014, que este año reconocen varias historias en dos categorías: ‘Capitán o capitana optimista’ e ‘Historia optimista’.

Precisamente en esta última se han colado un total de 12 apasionantes historias de las cuales tres son aragonesas. “En estas dos últimas ediciones hemos recibido más de 200 candidaturas y la presencia de estas experiencias aragonesas se traduce en el gran interés que se tiene en estos centros hospitalarios a la hora de mejorar la salud psicosocial en el espacio de trabajo”, añade.

Entre ellas se encuentra la historia de Ángel Pérez, más conocido como ‘Cancertines’, del que hablábamos en HERALDO hace unas semanas. “Me encanta que el hospital Miguel Servet haya visto mi pequeña historia como una posible candidata a estos premios”, explica el zaragozano, que asegura que su paso por la instalación fue “una experiencia fantástica”. En su vídeo, Pérez cuenta cómo hace más de un año le detectaron cáncer de lengua y cómo los calcetines de colores le ayudaron a desdramatizar la experiencia. Junto a él aparecen Eugenia Ortega, su oncóloga, y su mujer, Inma.

También participa el hospital San Jorge de Huesca de la mano del proyecto piloto enfocado a acelerar la recuperación de sus pacientes a través del entretenimiento y el ocio. Se trata del proyecto Cre-Activ, ideado por la enfermera Gemma Mendoza, y que se centra en un perfil de pacientes que atraviesan una situación de soledad no deseada.

Finalmente, la triada aragonesa la completa la historia de Francisco Castillo, natural de Utebo y representando al hospital San Juan de Dios. Su historia podría comenzar como muchas otras. A sus 71 años recuerda una vida protagonizada por el trabajo, el estrés y un sinfín de actividades de las cuales ni siquiera era capaz de disfrutar la mayoría del tiempo. Todo cambió cuando este empresario sufrió un ictus que le provocó una hemiplejia completa. “Me sirvió para volver a empezar de cero y aprender a valorar las cosas de otra forma”, asegura.

“Fue una parálisis bastante severa y tuvo que volver a aprenderlo todo de nuevo, caminar, leer, comer, hablar…”, relata Marga Pérez, responsable de voluntariado del hospital que asegura que el zaragozano destaca por su tremendo afán de superación. “Enseguida todo el personal nos dimos cuenta de que enfrentaba el proceso de manera enérgica y positiva, por lo que se nos ocurrió invitarle a unas jornadas de sensibilización en una escuela para que contase su historia”, añade.

Distinta, pero más feliz

La evolución desde esa primera visita hasta la última fue constante: “El primer día llegó en silla de ruedas, la siguiente con andador, luego pasó al bastón y la última ya vino conduciendo su propio coche. Es todo un ejemplo de crecimiento ante la adversidad”. A raíz de estas experiencias, el zaragozano decidió hacerse voluntario para tratar, en sus propias palabras, de devolver todo lo que antes habían hecho por él. “Me di cuenta que es una labor todavía muy invisibilizada”, explica.

Hoy, visita cada centro y cuenta la historia de ‘Carlitos Darwin’, como le conocen todos. “La tesis de esta trama es que, en esta vida, no sobrevive el más fuerte ni el que más suerte tiene sino quien se adapta mejor a las circunstancias”, resume. Castillo habla con dificultad pero sin perder ni un ápice de ilusión y alegría en sus palabras. “Han pasado seis años, aunque mi vida ahora es distinta, yo diría que es más feliz”, concluye.

Estas historias permanecerán colgadas en su página web donde pueden ser votadas por los internautas hasta el momento de la celebración de la entrega de premios que tendrá lugar el 19 de noviembre en Valencia.

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