GANADERÍA

Las altas temperaturas disparan los gastos de agua y luz de los ganaderos

Además, los ganaderos tienen que tomar una serie de precauciones para que los animales no se queden sin agua y el calor les afecte lo menos posible.

Las horas de pasto cambian con las altas temperaturas.
Las horas de pasto cambian con las altas temperaturas.
Heraldo

“El calor disminuye el apetito de los animales y aumenta su consumo de agua”, explica Fernando Luna, presidente de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Huesca. Y es que al igual que ocurre en las personas, las altas temperaturas afectan a los animales y, por tanto, los ganaderos se ven obligados a incrementar sus controles. Asimismo, los gastos de agua y luz se disparan en las granjas e incluso pueden aumentar en la ganadería extensiva, cuando se agotan las reservas de agua.

“Nosotros preparamos el lugar donde van a pastar las vacas en verano y almacenamos, por ejemplo, el agua en balsas, sobre todo en la provincia de Teruel donde las reservas de nieve son escasas y el agua no discurre de forma tan continuada hasta los abrevaderos, como sí suele ocurrir en el Pirineo”, anota Joaquín Gargallo, ganadero turolense perteneciente a la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), integrada en la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). “Pero en el caso en el que se agoten estas previsiones, algo que ya ha ocurrido en las dos últimas campañas, los ganaderos nos vemos obligados a acercar agua en bidones hasta los animales, lo que no solo incrementa el trabajo, sino que dispara los costes de manera exponencial”.

Las altas temperaturas, además de potenciar un mayor consumo de agua por parte de los animales, intensifican la evaporación de esta, por lo que no solo el vacuno se ve afectado, sino que los ganaderos ovinos y caprinos de la Comunidad también se ven obligados a cambiar sus rutinas. “Algunos deciden pastar de 6 de la mañana a 11 y otros de las 6 de la tarde a las 9 de la noche, pero la mayoría evita las horas centrales”, señala Luna.

Pero si hay algo que preocupa a la ganadería extensiva es la futura escasez de pastos. “Por el momento no tenemos que preocuparnos, pero en el caso de que continúen las altas temperaturas se puede convertir en un problema, ya que nos veríamos obligados a utilizar el que guardamos para invierno”, añade Gargallo.

Asimismo, la ganadería extensiva, como cada verano, tiene que hacer frente a las tormentas. “Los animales suelen buscar su cobijo, sin ayuda del ganadero –comenta el ganadero de vacuno turolense–, pero con la cantidad de descargas eléctricas que registra la provincia de Teruel, pues es la provincia española donde más se detectan, es normal, tristemente, que se produzca alguna baja e incluso de algún ganadero”.

La falta de apetito disminuye la producción

En las granjas, en cambio, los problemas a los que tienen que hacer frente los ganaderos son otros, aunque motivados por los mismos síntomas: un mayor consumo de agua y un menor apetito. “Las infraestructuras con las que cuenta la ganadería intensiva en la actualidad hacen que el calor afecte menos a estos animales, aunque sí que se nota en que duermen más y comen por la noche”, detalla el presidente de Asaja Huesca.

Esta situación hace que, por ejemplo, los cerdos de cebo engorden menos. “Es muy complicado que en verano lleguen a pesar más de 130 kilos, mientras en invierno es habitual, dado que durante el día, en época estival, no comen, solo beben agua, y lo que comen por la noche es poco”, razona Daniel Quílez, responsable del sector porcino en la organización agraria UAGA. “Además, en momentos de altas temperaturas debemos estar pendientes de que no hagan corto de agua, pues lo más seguro es que en las granjas más antiguas se deba rellenar incluso tres veces los bebederos, cuando por lo general son dos”.

En el caso de las madres, que cuentan con sistemas de refrigeración, la factura de la luz se dispara en las épocas de ola de calor o altas temperaturas. “Lo peor es que la granja se quede sin suministro al producirse un corte de luz”, explica Quílez. A lo que añade Luna que “se debe dar un apoyo a las infraestructuras para que esto no ocurra”.

“Nos regimos por momentos, no por horas”

Estas situaciones a las que deben hacer frente los ganaderos es reflejo, según anotan, de lo difícil que es mantener un horario fijo en las explotaciones, haciendo referencia a la entrada en vigor del Real-Decreto que obliga a registrar diariamente la jornada de los trabajadores. “Como siempre digo, nosotros nos regimos por momentos, no por horas”, recuerda Luna. “Aun así es una ley y debemos cumplirla, eso sí, ya estamos dialogando con la Administración para encontrar un encaje más adecuado”.

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