solidaridad

Unos 145 niños saharauis llegan a Aragón el lunes, aunque todavía faltan familias de acogida

Desde Arapaz, una de las entidades organizadoras del proyecto Vacaciones en Paz hacen un llamamiento a la solidaridad de los aragoneses para acoger a alguno de los pequeños de entre 7 y 12 años durante dos meses.

Un grupo de niños saharauis del proyecto vacaciones en Paz del año pasado
Un grupo de niños saharauis del proyecto vacaciones en Paz del año pasado
Arapaz

Salen del campamento de refugiados de Tindouf (Argelia), que es su hogar a pesar de las condiciones de pobreza y temperaturas extremas (de hasta 50 grados) que se dan allí, para embarcarse en la aventura de convivir durante dos meses con una familia aragonesa y tener unas 'Vacaciones en paz'. Unos 145 niños saharauis de entre 8 y 12 años disfrutarán del proyecto este verano y llegarán al aeropuerto de Zaragoza este lunes, donde se encontrarán con sus familias de acogida que los llevarán a diferentes puntos de Aragón.

La iniciativa, que se da a nivel estatal, está organizado en la Comunidad por cinco asociaciones: Um Draiga y Arapaz-MPDL en Zaragoza, Alouda en Huesca y Lestitfa y ASAPS en Teruel y, aunque la mayoría ya tiene el cupo completo en lo que a familias de acogida se refiere, algunas como Arapaz todavía siguen buscando candidatos. "Nos faltan un par de familias todavía ya que algunas de las que ya habíamos confirmado han renunciado por asuntos personales", ha explicado Oriol Gavín, coordinador de la entidad quien se muestra optimista ya que asegura que la experiencia es "enriquecedora".

"Hay otros proyectos solidarios en los que no vives tan de cerca la situación de las personas a las que ayudas, pero aquí los niños te lo muestran de primera mano. Además, permite que los hijos propios de las familias de acogida aprendan que tienen mucha suerte por vivir como lo hacen en comparación con los que vienen", explica Gavín. Este año, la llegada de los pequeños se ha retrasado unos 12 días por trámites burocráticos, lo que ha llevado a modificar la fecha de algunos de los planes. Es ya típica la fiesta del parque de Atracciones, las tardes en la piscina del Alto Carabinas en el barrio de Valdefierro, las salidas de convivencia que harán este año en Calatayud o la visita a las instituciones como el Ayuntamiento de Zaragoza o la DPZ que será el próximo 17 de julio.

Además de actividades de ocio, durante los casi dos meses que pasen en diferentes ciudades aragonesas, los chavales también tendrán tiempo de hacerse revisiones médicas, tanto de vista como de oído, y de acudir al pediatra (aunque a alguno no le haga demasiada gracia). Aragón cuenta con la ventaja de que, a diferencia de otras comunidades, las familias no asumen gastos como el vuelo desde Argelia y la colaboración de las diferentes instituciones permite que "lo único que supone económicamente para las familias es que son uno más en casa con lo que eso conlleva", ha asegurado Gavín.

"Te dan más de lo que tú puedes ofrecerles"

Laura Barceló, una de las coordinadoras de Um Draiga, acogió junto a su familia a niños saharauis durante 17 años, aunque este no pueda hacerlo por temas personales. Este miércoles reconocía que los pequeños "dan más de lo que tú puedes ofrecer". "Es una experiencia muy intensa porque también tienes que aprender a tratar con ellos con la dificultad de que no hablan tu idioma. Puede que pienses que van a ser obedientes o cariñosos y que luego te encuentres con que no es así por diferentes motivos", ha explicado Barceló. 

Por capitales de provincia, Zaragoza será la que más niños acoja, igual que ocurrió el año pasado y la cifra oscilará en torno a los 60 niños, mientras que en Huesca serán unos 50 aproximadamente y en Teruel en torno a la treintena. Los pequeños disfrutarán de la Comunidad, aunque también echarán de menos a sus padres, como cuenta Barceló. "Hay que entender que allí tienen su casa y se encuentran aquí solos en una cultura radicalmente distinta, aunque luego al final siempre se lo acaban pasando bien. Es importantísima también la figura del traductor porque al hablar su lengua materna puede transmitir a las familias lo que les pasa a los chicos cuando lloran, por ejemplo". 

Así ya quedan apenas unos días para que las familias y los pequeños se embarquen en una experiencia que, sin duda, "te cambia la vida y aprendes a sentir lo que está pasando en el Sahara de primera mano".

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