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Las cobayas de la investigación vegetal

Investigadores de todo el mundo analizan en Huesca los avances sobre las gramíneas Brachypodium y sus aplicaciones a cereales como el trigo o la cebada.

'Brachypodium phoeicoides', más conocido como lastón, en la localidad oscense de Ibieca.
'Brachypodium phoeicoides', más conocido como lastón, en la localidad oscense de Ibieca.
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Brachypodium es el nombre científico de una variedad de gramíneas de pequeño y bien conocido genoma y cuyo ciclo vital es corto. Algunas como el lastón es una planta endémica de las zonas mediterráneas muy identificadas por agricultores y ganaderos, que, sin embargo, no cuenta con el agrado de estos profesionales que le han puesto tan despectiva denominación por su carácter basto.

Sin embargo su valor se ha hecho patente en la investigación sobre vegetales y es la perfecta cobaya para cientos de laboratorios de todo el mundo, que la utilizan como sistemas modelo para los estudios de genómica comparada y funcional en biología de las plantas y en la mejora de los cultivos.

Unas investigaciones cuyos resultados pueden transferirse a cereales como el trigo, la cebada, maíz y otros vegetales tanto para comprobar su capacidad para producir biocombustibles, como para desarrollar mayor resistencia a las plagas, a la sequía, a extremas temperaturas u aquellas otras condiciones climáticas que afectan a estos cultivos, sin olvidar los posibles avances en mejora productiva o en la consecución de cereales perennes.

Para poner en común todos estos descubrimientos, la comunidad científica se reúne bianualmente en el Congreso de Brachypodium, donde no solo se ponen en común los resultados de las últimas investigaciones y las herramientas desarrolladas sino que además se establecen nuevos ámbitos de trabajo para futuras investigaciones. Y tras Francia, Italia, Estados Unidos y China, le ha tocado el turno a España. Concretamente a Huesca, donde esta semana se ha celebrado la cuarta edición de este encuentro internacional que ha tenido como escenario el Palacio de Congreso de la capital altoaragonesa.

Así lo explican desde el grupo de investigación Bioflora del Campus oscense -que lidera la catedrática de Biología Pilar Catalán-, anfitrión de esta edición del Congreso de Brachypodium, que llevó hasta la ciudad aragonesa a unos 150 especialistas de 21 países de Europa, América, Asia y África, entre ellos Japón, Estados Unidos, Holanda, China, Francia, Canadá, Corea, Alemania, Rusia, Israel, Argentina, o Kazajstán.

En este encuentro, que ha llegado a Huesca gracias a la presencia de un núcleo de investigadores, con alto impacto internacional, dedicados a trabajar con esta planta en la Escuela Politécnica Superior del campus altoaragonés, estuvieron representados centros de investigación y universidades como las de Cambrigde, Zúrich, Sylesia, Haifa o Míchigan, el Joint Genome Institute norteamericano, el alemán Forschungszentrum Jülichel, el Donald Danforth Plant Science Center, o el Massachusetts Institute of Technology. Todos ellos presentaron un centenar de investigaciones, que se presentaron a través de 11 conferencias plenarias, 45 comunicaciones orales, y 38 pósteres.

"Los estudios realizados por la comunidad científica mundial del Brachypodium abordan cuestiones como la tolerancia de las plantas a estreses como la sequía, la temperatura u otras condiciones climáticas, a diversas propuestas de mejora de cultivos, a su uso como cubierta vegetal ventajosa en explotaciones agrarias destinadas, por ejemplo, al olivo o los frutales; o, incluso, al intento de conseguir cereales perennes, en el que trabajan algunos grupos científicos de Estados Unidos", explican los organizadores de este encuentro. Y detallan además que la importancia y transcendencia de este encuentro y las investigaciones en él presentadas es de tal magnitud que ‘New Phytologist’, una de las mejores y más prestigiosas revistas científicas en su campo, publicará un número especial con una selección de trabajos.

A pie de campo

Los participantes en esta cita también pisaron campo. Porque el encuentro incluyó además diversas visitas e iniciativas sociales tanto en la capital oscense como en otros puntos de la provincia, como Guara, Ordesa y el entorno de Ibieca.

Precisamente en esta localidad, situada en la comarca de la Hoya de Huesca, los investigadores -formados en muy diversas disciplinas, desde la botánica a la bioinformática- pudieron conocer en su hábitat algunas de estas especies vegetales. Entre ellas, pudieron visualizar ‘Brachypodium phoenicoides’, una de las gramíneas que tradicionalmente han sido conocidas (y despreciadas por los agricultores) y que ahora abren el camino a la ciencia.

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