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Lérida reclama bienes tasados en 7,7 millones y solo acepta devolver otros por 52.000 euros

El obispado catalán se aviene a la vuelta de objetos menores, como cálices, candelabros o un cortador de hostias.

Museo de Lerida. Piezas de procedencia aragonesa. / 24-08-2016 / FOTO: GUILLERMO MESTRE
El frontal de Tresserra, la obra más valiosa, se exhibe en el Museo Diocesano de Lérida.
Guillermo Mestre

El obispado de Lérida ha pasado de reconocer la propiedad aragonesa de los bienes de las parroquias, durante los casi 25 años que ha durado el litigio, a reclamar como suyas 83 de las 111 obras de arte. Así lo defendió en el juicio celebrado los días 16 y 17 por la demanda de la diócesis de Barbastro, diciendo estar dispuesto a entregar ya las otras 28. Pero si este giro resulta sorprendente, más curiosa es la comparación del valor de unas y otras.

Las 28 que la diócesis catalana admite como pertenecientes a Aragón, considerados bienes en depósito en el Museo de Lérida, están tasadas en total en 52.050 euros, según el informe pericial aportado a la causa. Siendo el 25% de las obras de arte en disputa, resulta que solo representan el 0,67% del valor de todas, que asciende a casi 7,7 millones.

Esta lista ‘menor’ incluye copones, cajitas guarda hostias, campanitas, candelabros, cálices, una concha de bautizar, un cortador de hostias, platos de candelabros... También hay alguna pintura en tabla o escultura, pero de escaso valor. Con la excepción de un retablo de la vida de la virgen procedente de Montanuy, tasada en 30.000 euros, casi todas las demás se mueven entre los 100 y los 300 euros y solo superan los 1.000 nueve piezas.

Por contra, el valor de la relación de obras cuya titularidad reclama el obispado de Lérida, asciende a 7.697.550 euros. En esta lista hay fundamentalmente pinturas, fragmentos de retablos, esculturas, arquetas, capas pluviales y casullas, un sagrario o una cruz procesional. Cinco tienen una tasación de entre 1.200.000 euros y 600.000 euros.

El informe de tasación

Lérida basa la demanda de propiedad en que llegaron a manos del obispo Meseguer entre finales del siglo XIX y principios del XX a través de permutas, donaciones, cesiones, usucapión (uso continuado) o compraventas entre el prelado y los curas de las parroquias aragonesas que entonces estaban bajo sus órdenes, a cambio de nuevas imágenes de culto o dinero para reparar las iglesias. En un caso, una pintura de la exaltación de la Santa Cruz, no está claro si es compra-venta o donación, ya que aparece relacionada con ambos conceptos.

Esas tasaciones figuran en el dictamen sobre la valoración económica del conjunto de las 111 obras de arte del Museo de Lérida implicadas en el litigio con la diócesis de Barbastro-Monzón. Lo redactó para aportarlo a la causa, a petición del propio Museo, el conservador del mismo Albert Velasco, que declaró como testigo-perito en el juicio.

Él es el responsable de establecer el valor para las pólizas de seguros cuando hay préstamos a exposiciones temporales y de efectuar el seguimiento del mercado del arte y las antigüedades en la política de adquisiciones. Su lista aporta una valoración pieza a pieza teniendo en cuenta, según explica, su interés cultural e histórico-artístico, su estado de conservación y si ha sido restaurada o el grado de excepcionalidad.

En su lista del conjunto de 111 obras, el centro museístico se atribuye como propiedad todas las que superan los 6.000 euros, con la única excepción de la pintura mencionada de Montanuy.

El argumento que el obispado de Lérida y el Museo, parte codemandada, quieren hacer valer ante el juez es que "por primera vez pueden presentar títulos de propiedad”, reflejados en unas actas notariales suscritas en 2004 en Barcelona, a instancias de obispo Francesc Ciuraneta, basadas en las cartas y dietarios de Meseguer y los párrocos. Por contra, los abogados del obispado de Barbastro-Monzón y de la DGA defienden que no se ha podido aportar ningún contrato de compra-venta ni licencias de las autoridades eclesiásticas autorizando las transacciones, que serían invalidadas al hacerse entre un superior y un subordinado de la misma diócesis.

"Un fraude científico y jurídico"

"Es curioso que las piezas más importantes sean aquellas sobre las que hay documentos de supuesta propiedad, y en las que apenas tienen valor sí que admitan que son de Barbastro". Para el historiador Domingo Buesa, presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, el obispado y el Museo de Lérida están cometiendo "un fraude científico y jurídico" cuando sostienen que son los dueños.

Buesa actuó como perito de la parte aragonesa en el juicio. "Reclaman ahora las obras, después de reconocer hasta hace unos meses que las 111 eran de la diócesis de Barbastro, basándose en la aparición de documentos que el obispo no conocía", explica, en referencia a los estudios de Carmen Berlabé, investigadora del dietario y las cartas del obispo Meseguer y trabajadora del Museo leridano. Pero sus aportaciones no son nuevas, asegura el historiador aragonés. Están publicadas en dos libros y en internet desde 2009, cuando la Universidad colgó su tesis doctoral, leída en 1999.

A esto se añade que la Generalitat editó un catálogo en 1993 para la exposición ‘Pulchra’ con las fichas señalando en su casi totalidad que proceden de las parroquias aragonesas.

"No pueden presentar ningún documento de compra-venta ni ningún expediente", defiende Buesa, reiterando lo que ya dijo en el juicio.

Según explicó, en las conclusiones del I Congreso Católico de Madrid de 1889 se dejó claro que las obras se depositarían en los museos sin necesidad de enajenación alguna (venta o donación), pues la Iglesia es propietaria de ellas y pasan en depósito para guardarlas. Los apuntes de dinero, argumenta este perito, se entienden como pagos por traslados, porque de lo contrario sería "un fraude", al comprar por debajo del valor. 

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