elecciones 26-m
Los partidos esconden sus preferencias para pactar tras el 26 de mayo y formar gobiernos
La fragmentación de fuerzas en las Cortes y los ayuntamientos obligará a sellar alianzas para asumir el poder.

El voto de los aragoneses marcará este domingo el inicio de varias partidas de ajedrez simultáneas para diseñar los gobiernos de las instituciones en la Comunidad. Las estrategias serán claves, y se plantearán a múltiples bandas, con alianzas interconectadas y dependientes del escenario nacional, Cuando acabe el recuento empezarán a echar humo las calculadoras. Los tronos de hierros serán para los más habilidosos en el juego. Dos asuntos, despoblación y financiación, han protagonizado el debate en esta campaña.
Solo el PP, más centrado que escorado a la derecha, como ordenó Pablo Casado, entona desde hace días cantos de sirena para atraer a Cs y al PAR a un hipotético pacto. Los de Daniel Pérez Calvo quieren vencer y los de Aliaga también se resisten a cerrar la puerta al PSOE de Javier Lambán, que surfea en la ola que llevó a Pedro Sánchez al triunfo en las generales y que podría pactar a uno u otro lado. Siempre que los electores, 1.018.000 en Aragón, ratifiquen las predicciones de las encuestas.
Aragón cerró este viernes una campaña electoral larga y anodina, que ha estado tan marcada por los gestos como por los contenidos. Si en las generales los líderes nacionales esquivaron la Comunidad al considerar, quizá, que suponía mucho esfuerzo para tan poco rédito de votos, en las autonómicas se han paseado por Aragón todos ellos, salvo el podemista Pablo Iglesias, que no ha incluido Zaragoza, antaño ‘capital del cambio’, en la ruta estratégica morada. Su último mitin en la capital aragonesa no le dejó buen sabor de boca por la esperpéntica sobreactuación de Pedro Santisteve, en busca de abrazos y protagonismos forzados, aún a sabiendas de que el pacto entre ZEC y Podemos ya había fracasado.
Igual de controvertida ha sido la relación en el seno de la confluencia, con ZEC intentando distanciarse de IU, y del PCA, salvo en el mitin central en el que Alberto Garzón logró congregar a 750 personas en el pabellón Siglo XXI, en la fiesta más concurrida de la izquierda radical.
La mayor exhibición de músculo político ha corrido a cargo del PSOE de Javier Lambán, arropado por el propio presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, que se comprometió en un mitin exprés (20 minutos) a asumir que la dispersión y el envejecimiento se incluyan en la reforma de la financiación autonómica, como solicita desde hace años la España vaciada.
El goteo de ministros en funciones ha sido constante. Desde el 13 de mayo han visitado la Comunidad la vicepresidenta Carmen Calvo, que también vino en las generales, Pedro Duque, Dolores Delgado, Luisa Carcedo, Josep Borrell y Reyes Maroto. Si quedaba alguna duda respecto a la importancia que el PSOE da a Aragón y a Zaragoza, quedó despejada con la participación del secretario de Organización, José Luis Ábalos, en el cierre de campaña de este viernes.
Menos intenso ha sido el respaldo que la cúpula del PP ha ofrecido a sus candidatos. Pablo Casado abrió campaña en Zaragoza, donde presentó el programa europeo acompañado por su cabeza de lista, Dolors Montserrat y Miguel Arias Cañete. Y poco más, en un campaña accidentada y con polémica para el líder del PP aragonés por su licenciatura en la URJC. Entre las visitas de cargos orgánicos del PP nacional estuvieron las de Javier Maroto, en horas bajas tras las generales, y la de la exministra Fátima Báñez, que acompañaron a los candidatos populares en una campaña muy pegada al territorio.
Albert Rivera e Inés Arrimadas han intensificado su presencia en Aragón para tratar de consolidar el sorpaso del 28-A, y ratificando su compromiso con la Comunidad al proponer a una oscense, a la abogada gitana Sara Giménez, como presidenta del Congreso de los Diputados. Ni Rivera ni la cúpula de Cs han cerrado del todo la puerta a pactar con el PSOE en Aragón. Aunque Daniel Pérez Calvo, Sara Fernández, Javier Lambán y Pilar Alegría han guardado un escrupuloso silencio.
En un arco parlamentario tan fragmentado, los partidos aragonesistas, el PAR, que se arroga el "centro necesario", y CHA, tratan de conservar su espacio. El autogobierno y la defensa del Estatuto de Autonomía, la despoblación y su oposición al trasvase figuran en sus programas que se oponen, de forma radical, al de Vox, que podría entrar en las Cortes con más escaños que ellos.
A pesar de algún que otro reproche subido de tono, la campaña electoral en Aragón ha sido de guante blanco, sin broncas ni estridencias. El PSOE ha llamado a la movilización el 26-M, el PP ha pedido el voto útil de la derecha, Cs ha buscado mantener el sorpaso, PAR y CHA exhiben su carácter aragonesista, Podemos Equo ha reivindicado el feminismo; ZEC, con IU, ha defendido su gestión y Vox ha tirado de eslóganes de Santiago Abascal para colarse en las instituciones. Los aragoneses, con su voto, tienen la última palabra.