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El balón deja de rodar en los campos del Aragón vacío

Más de 30 equipos de fútbol de las comarcas que se encuentran en situación de desierto demográfico han desaparecido en las tres últimas décadas.

Imagen del Campo La Val, en Híjar, abandonado tras la desaparición del Híjar.
Imagen del Campo La Val, en Híjar, abandonado tras la desaparición del Híjar.
Heraldo.es

La temporada futbolística se apaga. Y algunos clubes agonizan junto a ella. Cada partido es el último cuando la salvación -física- no está asegurada. El resultado inminente importa menos que el mañana en esos pueblos que luchan por que el balón siga rodando; entre aquellos jugadores que se preguntan si volverán a lucir los colores de su vida o los aficionados que temen ver su campo convertido en emblema del ‘Aragón vacío’.

Catorce de las 33 comarcas de la Comunidad se encuentran actualmente en situación de desierto demográfico, con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Allí, las dificultades para formar equipo vienen motivadas por la falta de efectivos. Y las cuentas más temidas no son las económicas, sino las que afrontan los directivos encargados de comprometer a docena y media de muchachos todos los domingos.

Atrás quedan las fructuosas décadas de los 80 y 90, edad de oro de un fútbol regional que ahora echa de menos un buen puñado de nombres históricos. Desde el Pirineo hacia la sierra turolense, los más románticos recuerdan los viejos derbis extintos. Aquellos enfrentamientos que prolongaban las sobremesas en la banda, con familias enteras a la defensa del retoño imberbe o del papá capitán. Las tardes de café con goles que emigraron hacia las capitales.

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Solo en La Jacetania, La Ribagorza y Los Monegros, tres de las cuatro comarcas oscenses que están en riesgo de despoblación, encontramos 15 equipos desaparecidos en los últimos 30 años. Se trata de Ansó, Villanúa, Castiello de Jaca; la Montañesa (Castejón de Sos), La Puebla de Castro, Benasque; Almuniente, Castejón de Monegros, Farlete, Poleñino, Frula y Sangarrén. Un elenco cargado de nostalgia que ve la luz hacia las tierras del Sobrarbe.

"Hubo una propuesta para unificar los clubes, pero apostaron por seguir como independientes"

A pesar de los problemas para completar las plantillas, la comarca pasó a tener cinco bloques recientemente. CD Alto Ara (Broto) y la UD Alto Cinca (Escalona) se unieron a los míticos CF Boltaña, UD La Fueva y CD Aínsa. “Hubo una propuesta para unificar los clubes federados, pero apostaron por resistir de forma independiente. Aunque cada año les cuesta sacar adelante la temporada por el tema de efectivos, logran salvarse”, explica -desde el servicio de Deporte del Sobrarbe- Abraham Cantín, y reconoce que se trata de una situación “atípica” que no se extrapola hacia las zonas más despobladas de Zaragoza.

La Comarca de la Ribera Baja del Ebro ha perdido tres equipos. La Zaida fue el primero en caer en los años 90 y después le siguieron Escatrón y Gelsa, que llegaron a militar en Tercera División. Ahora tan solo continúan en activo Quinto, Pina de Ebro y Sástago, municipios muy próximos al Campo de Belchite, que también ha visto desaparecer dos clubes recientemente. 

"Lécera ha perdido vida, la gente no sabe qué hacer los domingos por la tarde"

Azuara jugó en categorías regionales durante cuatro temporadas (las que van desde 2009 a 2014). El Lécera salió de la competición un año después, dejando un gran vacío entre los aficionados. “Al disolverse la directiva, algunos intentamos buscar otras personas que se implicaran pero fue imposible. No había suficiente apoyo y nos vimos condenados a abandonar, a pesar de ser conscientes de lo que dejábamos atrás. Lécera ha perdido vida; la gente no sabe qué hacer los domingos. Es bastante duro”, lamenta Javier Baquero, exjugador que tuvo que marchar al Albalate del Arzobispo a proseguir con su carrera. 

Baquero comparte vestuario con colegas de Urrea de Gaén, La Puebla de Híjar e Híjar que también conocen lo que es salir en busca de oportunidades. Sus clubes se fueron consumiendo paulatinamente, y pocos confían en un regreso de garantías. El fútbol sala ha ido ganando peso entre los jóvenes, insuficientes como para repartir esfuerzos. “Los chavales ya no están dispuestos a jugar sábado y domingo como antes. Y desde las instituciones se fomenta más el sala. Ahí creo que está la explicación de la desaparición del fútbol 11 en muchos pueblos”, explica Alan Cobos, uno de los últimos entrenadores de La Puebla de Híjar. 

Una de las soluciones podría estar en seleccionar una sede comarcal y formar un único equipo, que empezase desde categorías inferiores hasta sénior. Así, los pequeños estarían involucrados desde abajo”, añade Cobos, que también defendió los colores de la vecina villa de Híjar como jugador. Fue en las temporadas previas a un final (2015) anunciado, pues hacía tiempo que los planteles estaban cogidos con alfileres. Realidad que por esas mismas fechas se vivió a orillas del Matarraña

"En el Bajo Martín, la solución podría estar en seleccionar una única sede comarcal"

El Cretense (Cretas) también salió de la competición por falta de efectivos, dejando al Valderrobres (Regional Preferente), Calaceite (Primera Regional), Peñarroya de Tastavins (Primera Regional) y Mazaleón (Primera Regional) como representantes de la comarca. “No teníamos jugadores ni dinero para ir a fichar a otros lugares. No hay otra explicación que esa: la falta de recursos”, indica -como exjugador y responsable del área de Deportes de Matarraña- Sergi Manero, y todavía se emociona recordando el triste desenlace que, años antes y en las Cuencas Mineras, tuvieron que asumir Montalbán y Escucha. 

Ambos conjuntos rivalizaban por el dominio del norte de Teruel con un Club Deportivo Utrillas que ahora milita en la Regional Preferente y goza de buena salud. “Han montado una escuela deportiva, potenciando mucho el deporte base y dando importancia a los niños”, comenta la coordinadora Ana Morte, refiriéndose una estrategia que también se sigue en el Jiloca. 

Tanto Calamocha como Monreal del Campo disfrutan del fútbol desde las categorías infantiles hasta la sénior. Y si se miden a rivales del contorno es de forma amistosa. Como en los añorados años 80 y 90 ocurría en la Sierra de Albarracín. Orihuela del Tremendal, Bronchales, Frías, Gea de Albarracín o Albarracín jugaban entre ellos porque les resultaba difícil salir de sus tierras. Algo que ahora es impensable porque los campos no están aptos. 

"En el Maestrazgo ni siquiera hay campos"

Del mismo modo, el último campo que existió en el Maestrazgo, el del Cantavieja, también ha sido destinado a otros usos. “Aquí hay equipos de fútbol sala pero no de once. Ni siquiera quedan espacios en los que jugar”, zanja Chema Oliver, técnico deportivo de la Comarca.

El Anento, un caso excepcional

Volviendo a la provincia de Zaragoza, concretamente al Campo de Daroca, encontramos un caso excepcional. Debido a la falta de futbolistas del pueblo, el Anento FC está formado por chicos de Zaragoza y tiene su sede en la capital aragonesa.

Daroca CD y Herrera CD completan la terna de clubes futboleros de la comarca. “Tras militar en Preferente y Primera Regional, el Daroca desapareció hace un par de años. Por suerte, esta temporada se volvió a recuperar y, aunque han quedado últimos en Segunda Regional, me consta que han formado un grupo de amigos que antepone disfrutar a los resultados”, expone Iván Santos, exdirectivo del club.

Nosotros desaparecimos entre 2011 y 2014, pero después volvimos con más fuerza que nunca. Esta temporada estamos a un paso de lograr la permanencia en Regional Preferente, lo que es un gran éxito para una localidad de alrededor de 600 habitantes”, explica, como jugador, Sergio Ezquerra, y concluye recordando que “somos todos chicos del pueblo y, por encima de los resultados, amigos”.

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