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Carmelo Bosque: "Si volviera a nacer sería otra vez cocinero y aragonés"

El propietario del restaurante Lillas Pastia, reconocido con una estrella Michelin, destaca la "excepcional" materia prima de la Comunidad y reclama "más empuje".

ARAGON. ESPECIAL 23 ABRIL. A CANFRANC EN EL CANFRANERO. CARMELO BOSQUE / 29-02-2019 / FOTO: GUILLERMO MESTRE [[[FOTOGRAFOS]]]
Bosque asegura que el "gen de la creatividad" es imprescindible para avanzar.
Guillermo Mestre

Fue el primero en conseguir una estrella Michelin en la Comunidad y en sus 30 años de profesión ha llevado "con orgullo" la Marca Aragón por todas las ciudades y países en los que ha cocinado. Carmelo Bosque, chef y propietario de la taberna Lillas Pastia, en Huesca, asegura estar "tremendamente contento" de ser cocinero y aragonés, y dice que si volviera a nacer "lo sería otra vez". Su trabajo transmite pasión, esfuerzo y honradez, valores que también se asocian a la gastronomía de la Comunidad.

Aragón cuenta, en su opinión, con una materia prima "excepcional". Solo le falta "un poco más de empuje" para despuntar y lograr el tirón gastronómico de País Vasco, Madrid o Cataluña. "Hay grandes restaurantes y tiene que haber muchos más. La meta la marca cada uno. Trabajando unas 10 u 11 horas puedes optar a una estrella Michelin. Para conseguir la segunda, tienes que dedicar 14, y para la tercera, entre 16 y 18", apunta.

Él empezó como camarero al terminar el bachillerato. Sus ganas de "avanzar" le llevaron a País Vasco, donde conoció a Martín Berasategui, cuyos consejos empezó a aplicar en el Navas, su escuela. Para ser empresario tuvo que formarse y viajar, una aventura que le permitió recorrer numerosas ciudades de España.

Bosque destaca por ser un cocinero integrado en el territorio. Su ‘fortín’, ubicado en el Casino de Huesca, y su apuesta por la excelencia se han convertido en una parte importante de la provincia y su desarrollo socioeconómico.

La clave del éxito, a su entender, está "en el esfuerzo y el trabajo". "Sin ellos no se consigue nada. Si quieres puedes, pero tienes que tener convencimiento", asegura. Esto se traduce en horas de dedicación que van mucho más allá de la cocina, ya que, como recuerda, cuando los fogones se apagan hay que leer, viajar y hacer muchísimas más cosas. "Nuestro mundo no para. El gen de la creatividad es necesario para avanzar", sintetiza.

La suya es una profesión que, en su opinión, "tiene mucho de labor social". "Yo me siento privilegiado de poder hacer lo que me gusta. Tengo la oportunidad de crear y llevar a la mesa un plato que, al minuto, sé si ha gustado o no. Si un cliente no come bien, nos vamos tristes a casa. Esta, en todo caso, es una profesión digna y bonita en la que te sientes muy realizado y feliz. Te da la oportunidad de poner en valor tu territorio", expone.

Un futuro prometedor

La Comunidad, asegura este cocinero, tiene una de las hostelerías de alto nivel "más baratas" del país, una calidad-precio "excepcional" que "debe explotarse más". También reivindica una mayor unión entre los aragoneses. "Tenemos que ver que entre todos podemos querernos un poco más. Tiene que haber más sentimiento hacia el territorio. Todavía hay mucho por enseñar", afirma.

Para explotar todo el potencial de la Comunidad hay que ir más allá de productos conocidos como el ternasco o la borraja y vender otros como la trufa. Se necesitan "más prescriptores" que recomienden la Comunidad. Proyectos, en todo caso, no faltan, ya que, según explica, hay numerosos jóvenes con "talento, valor e ideas propias" que buscan de una oportunidad tanto en Huesca como en Zaragoza o en Teruel. A esto hay que añadir unos productos "de primera" que por sí mismos resultan ya un atractivo. "En pastelería, por ejemplo, somos ‘top’ en ventas. La trenza de Almudévar es uno de los postres más populares a nivel nacional", resalta.

- Lea aquí todas las entrevistas del especial del 23 de abril.

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