Ricardo Calvera: "Aragón tiene grandes posibilidades en la generación de energía"

Ricardo Calvera pertenece a la tercera generación de emprendedores desde que en 1954 su abuelo Julio decidiera establecerse por su cuenta. Hoy, junto con su hermano Rafael, dirige el Grupo Calvera, con instalaciones en Épila y Zaragoza, referente internacional en sistemas de almacenamiento y transporte de gas comprimido a alta presión, en especial hidrógeno y gas natural, y llamado a posicionarse con fuerza entre las firmas capaces de liderar la movilidad del siglo XXI.

Ingeniero técnico de formación, no le duelen prendas a la hora de admitir que fue la crisis de 2008 la que les obligó a "reinventarse" y a dar el salto internacional, "aprovechando los contactos que teníamos con las empresas gasistas nacionales". Su empuje y apuesta decidida por el hidrógeno (energía verde), como vector energético, siempre de la mano de la Fundación del Hidrógeno en Aragón –"más reconocida dentro que fuera de España"–, han llevado al grupo zaragozano hasta Turquía, Israel, Emiratos Árabes, Escocia, Colombia, Perú, Chile, México y el Sudeste asiático. Proyectos como el desarrollado en las islas Orkney (Escocia), donde suministraron los equipos para transportar el hidrógeno que abastece de energía al archipiélago, son su carta de presentación y les han dado "gran visibilidad". Ahora, el siguiente paso: "ofrecer el ‘pack’ completo". Porque, gracias a sus ‘partners’, el grupo se atreve a generar, comprimir, transportar e, incluso, "instalar las hidrogeneras".

Reflexivo, afirma que el futuro energético pasa por el hidrógeno, "como fuente de energía viable, limpia y sustitutiva de los combustibles fósiles, que tanto maltratan al planta". Pero no se precipita. Prefiere esperar a que la tecnología del hidrógeno, "que está algo verde", "madure", y propone, por ejemplo, consolidar otras vías intermedias, de momento más aventajadas y baratas, como el gas natural y la generación de biogás, con los residuos procedentes de las explotaciones porcinas –los nocivos purines–, poniendo freno, además, a la emisión de gases de efecto invernadero. "Y aquí, en Aragón, granjas de porcino tenemos ‘por castigo’. ¡Pues vamos a generar biogás –exclama– y vamos a usarlo!". "En Alemania –insiste–, en las gasolineras, ya tienes gas natural y biogás; al fin y al cabo, el coche va a andar igual".

El futuro de la automoción

Sobre la mesa, el sector de la automoción, motor de la economía aragonesa,y en boca de todos, el coche eléctrico. Y el futuro pinta bien para este grupo empresarial, y para Aragón con él, que se bate el cobre por la pila de combustible de hidrógeno –"que lo único que lanza a la atmósfera es agua"– para propulsar el vehículo eléctrico y que, además, "se carga en cinco minutos": la panacea. De hecho, Japón, Alemania, Francia y algún país nórdico ya están experimentando con este gas y el Grupo Calvera ya está fabricando hidrogeneras. Pero siempre hay un ‘pero’; y su director técnico, con los pies en el suelo, matiza que todavía "nos falta investigación y divulgación", porque el hidrógeno es un gas muy "puñetero" y sigue generando temor. Aunque, resuelto y convencido, se atreve a vaticinar un plazo de tiempo para su despegue: "Tal vez, en menos de diez años...". "También es cuestión de concienciación medioambiental –añade– y de salir del círculo vicioso. Tú, te compras un coche de hidrógeno, bien, pero... ¿y dónde lo recargas si no tienes hidrogeneras?". "Y, ahí estamos –se lamenta–, dando vueltas".

Sin embargo, y mientras cortamos el nudo gordiano, "la cuestión es que la generación de energía es un gran negocio y Aragón es un territorio con muchísimas posibilidades, por su extensión, su geografía, su clima... y porque detrás está la Fundación del Hidrógeno, estamos nosotros y empresas importantes dispuestas a emprender".

FICHA PERSONAL

De Finlandia a Qatar En formación constante para adaptarse a las nuevas exigencias del sector, Ricardo Calvera Parra (Zaragoza, 1971) ha desarrollado sus proyectos en las zonas más extremas del planeta, desde Finlandia, a 40 grados bajo cero, hasta los pozos petrolíferos, en el desierto de Qatar, por encima de los 50.

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