patrimonio

Cinco Villas, una comarca muy señalada

El libro del estudioso y divulgador ejeano José Ramón Gaspar ofrece un recorrido por un centenar de señales que marcan la historia de su comarca.

Ayuda urgente para salvar el crucero de Abarrós
Crucero de Abarrós

En las Cinco Villas existen un centenar de cruces, cruceros y peirones, tres elementos que, aunque pueda parecerlo, no son lo mismo. El divulgador y estudioso ejeano José Ramón Gaspar documentó en el libro publicado en 2017 ‘‘Cruces, cruceros y peirones en las Cinco Villas de Aragón’’ estas pequeñas obras arquitectónicas presentes en la comarca zaragozana, un trabajo de investigación que ha desarrollado durante una década.

En el caso de los peirones, se trata de monolitos que contienen una pequeña hornacina en la que se venera a un santo, y que en las Cinco Villas se localizan en cuatro puntos: Piedratajada, Farasdués, Valpalmas y, en Tauste, entre las ermitas del Santo Sepulcro y San Antonio de Padua, donde existe un conjunto de 14 peirones que forman las estaciones del viacrucis.

Las intersecciones de caminos y las poblaciones se marcaban con un crucero o cruz de término, compuesto por una grada de tres o cuatro escalones, una basa donde se apoyaba el fuste y una cruz de piedra o de hierro en su terminación. Por otra parte, la función de las cruces era señalar un hito o acontecimiento y, a diferencia de los peirones, no disponen de capilla.

Como señala el investigador ejeano en la introducción de su inventario “algunos, incluso, tenían un origen pagano y fueron cristianizados posteriormente. Es el caso de los rollos o picotas de ajusticiamiento del siglo XVI en castillos o fortalezas, a los que se les añadió una cruz de hierro. Fenómeno ocurrido principalmente a partir de la orden de las Cortes de Cádiz en 1813 que obligaba a la demolición de todos los signos de vasallaje existentes en España”.

Gaspar precisa que, por lo general, “la mayoría de los hitos pétreos cincovilleses señalizaban un cruce de caminos o contribuían a perpetuar en la memoria colectiva un episodio trascendente de nuestra historia”

De algunas de estas señales apenas queda rastro, o sufren el deterioro del tiempo y el abandono, a la espera de ser recuperados. Uno de estos ejemplos es el crucero de Abarrós.

En el entorno de la localidad zaragozana de Luna se encuentran 10 cruces y cruceros, pequeñas construcciones empleadas para señalar algún acontecimiento y marcar intersecciones, respectivamente. Una de estas señalizaciones es el crucero de Abarrós, también conocido como cruz Alta o del Molino, situado en la entrada a la localidad junto a la bifurcación de la carretera a El Frago y el camino del Molino, y que lleva inscrita la fecha de 1680.

José Ramón Gaspar sigue inmerso en la investigación del patrimonio de las Cinco Villas y prepara un nuevo libro que en esta ocasión se ocupará de las ermitas de la comarca, “más de 60, entre las que figuran las restauradas, las de origen románico y, además, 180 que desparecieron con el paso del tiempo. A partir del siglo XVI estos templos proliferaron en muchas poblaciones de la Cinco Villas y en algunos casos, como ocurre en la localidad de Sábada, la iglesia de Puylamba, a cuatro kilómetros del pueblo, también se considera ermita”, explica Gaspar.

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