La Policía Nacional y la Guardia Civil quieren que el juicio por el atentado de Manuel Giménez Abad pueda servir para descubrir todo el entramado del comando que cometió el asesinato, el 6 de mayo de 2001, durante las elecciones autonómicas del País Vasco.

La investigación chocó al principio con un comando de liberados (terroristas sin fichar) y se centró en la descripción del autor de los disparos a través de un retrato robot, con una peluca y una gorra de béisbol. Pero el asesinato coincidió con la desarticulación de parte de un comando de información y la detención de los etarras David Pla y Aitor Lorente en julio de 2000 (otras dos huyeron, Ainara Esteran y Nerea Garaizar).

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Dos años después del atentado se encontraron datos hallados en el ordenador de Ibon Fernández de Iradi, detenido en febrero de 2003 en Francia. Y demostró que Ainara Esteran entregó un disquete al dirigente de ETA Francisco Javier Gaztelu, ‘Txapote’, en el que se podía leer: "Gran Vía (Cortes de Aragón probablemente)-Isabel la Católica-estadio La Romareda andando con su hijo", referencias que concuerdan con las del atentado contra el presidente del PP aragonés. Además, en Francia requisaron dos planos de Zaragoza con marcas, anotaciones, itinerarios y horarios referidos. En uno de ellos había dos marcas en un lugar próximo al domicilio de Giménez Abad.

Mikel Carrera tuvo una estrecha relación con ‘Txapote’ y le achacan al comando Navarra (donde lo situaron) tres atentados entre 2001 y 2003 sin resolver. La Policía también siguió la pista de la etarra Sara Majarenas , actualmente en libertad, porque estudió Fisioterapia en la Universidad de Zaragoza entre los años 1999 y 2002, y realizó prácticas en el Clínico, la MAZ y un centro de minusválidos psíquicos. Esa investigación todavía está por cerrar.