elecciones municipales de 1979

De la espera del arzobispo al R-5 calado

Las esperadas primeras elecciones municipales en democracia vinieron acompañadas de un buen número de anécdotas. Estos son algunos ejemplos.

Sainz de Varanda, junto a Luis García Nieto el día de las elecciones.
Sainz de Varanda, junto a Luis García Nieto el día de las elecciones.
Juan González Misis/Archivo Heraldo

El 3 de abril de 1979, los españoles celebraron las primeras elecciones municipales libres en casi 50 años. Una cita tan particular tenía por fuerza que dejar un buen reguero de anécdotas. Aquí van algunas:

Un arzobispo madrugador. "El señor arzobispo fue muy puntual -publicó HERALDO el 4 de abril-. Tanto que, cuando tras su acostumbrada misa en el Pilar fue a depositar su voto como cualquier ciudadano, el colegio electoral estaba todavía cerrado. Los componentes de la mesa estaban dentro constituyendo aquella para iniciar su trabajo, a las nueve en punto; solo que monseñor (Elías) Yanes se anticipó unos minutos y ahí está -en la foto- con cara de asombro, comprobando que la puerta está todavía cerrada".

arzobispo
El arzobispo Elías Yanes, sorprendido por que la puerta esté cerrada
Juan González Misis/Archivo Heraldo

El hijo del todavía alcalde. Apareció en la misma edición del periódico: "Bromeaba (Miguel) Merino con su hijo Miguel, un chavalillo de no más de 5 años, quien nos aseguró, mientras hacíamos la foto, que él era ‘del pecé’, aunque luego, cuando le preguntamos que a quién había votado, nos respondió muy serio: “A mi papá'".

El R-5 que se cala. En el libro ‘Queda inaugurado... este seto’, sobre anécdotas en campañas municipales, el exconcejal socialista en el Ayuntamiento de Zaragoza Luis García Nieto cuenta que en la campaña de las municipales prestó su pequeño Renault R-5 para recorrer poblaciones de la zona. Hasta que en Zaragoza el vehículo dijo basta. "Ya no aguantó más campaña. El futuro alcalde (Ramón Sainz de Varanda) no tuvo reparos en empujar el R-5 por el Coso, ante el asombro de algunos viandantes, que ya lo reconocían", recuerda el exedil.

Los Reyes no votaron. Ahora es algo asumido con normalidad, pero entonces aún llamaba la atención: aquel 3 de abril, como un mes antes, en las generales del 1 de marzo, el rey Juan Carlos I y la reina Sofía hicieron pública su renuncia a votar. "El jefe de Estado no ha estimado oportuno emitir su voto para que quede clara su postura de permanecer al margen de esas opciones, y su deseo de ser el Rey de todos los españoles", publicó HERALDO el 4 de abril.

Calatayud, el primero de España. El Ayuntamiento de Calatayud fue el primero en constituirse de toda España. Lo hizo el 18 de abril, 24 horas antes que el resto de consistorios, por expreso deseo del Rey. Don Juan Carlos visitaba la ciudad y quiso ser recibido por la corporación salida de las urnas. Para ello, fue necesario que el juez de Calatayud autorizase este adelanto.

Uno de los primeros alcaldes, en Anento. Según contaba entonces HERALDO, esta localidad de Campo de Daroca, situada en el límite con Teruel, fue quizá la primera de Aragón donde se despejó el misterio de quién sería alcalde: por la mañana ya se supo que Ángel Valenzuela Soler (UCD) había sido elegido por siete de los ocho votantes del municipio.

Cuando solo importa la patata. También fuera de Aragón se dieron anécdotas jugosas, tal y como reflejó entonces este periódico. Bernedo, en Álava, fue por ejemplo el único ayuntamiento de esa provincia sin candidaturas oficiales: "Ningún vecino quiere ser alcalde, lo único que nos preocupa es el precio de la patata", reflejó el periódico.

barrio jesus
Estado de una calle -sin asfaltar-a finales de los años setenta en el barrio de Jesús.
Juan González Misis/Archivo Heraldo

Problemas de analfabetismo. En el municipio gerundense de Olot, el problema era más peliagudo. "Un 60% de los censados elegidos por sorteo para constituir las mesas electorales en esta comarca han sido rechazados por analfabetos", publicó el diario el 4 de abril de 1979, al día siguiente de las elecciones. El índice tan elevado de analfabetismo, añadió, "creó un auténtico problema a la hora de designar titulares y suplentes para la constitución de las citadas mesas electorales".

El permiso, para ver a la selección. En otros casos, la anécdota fue más festiva. Los trabajadores de una firma de Avilés, en Asturias, pidieron al empresario que las cuatro horas libres destinadas a facilitar la emisión del voto les fueran concedidas al día siguiente de las elecciones. El motivo: poder ver así por televisión el partido de fútbol Rumanía-España. "El empresario ha concedido dicha petición", publicó HERALDO.

Consulta aquí los especiales de las elecciones municipales de 1979.

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