Heraldo del Campo

Agricultura

En abril (urgen) aguas mil

La preocupación cunde entre los cerealistas que temen que si las precipitaciones no llegan en los próximos días habrá pérdidas "irreversibles",

Efectos de la falta de precipitaciones y altas temperaturas en un campo de cebada del Bajo Aragón, el pasado día 27 de marzo.
Efectos de la falta de precipitaciones y altas temperaturas en un campo de cebada del Bajo Aragón, el pasado día 27 de marzo.
UPA

Nadie se atreve todavía a mentar la palabra maldita. Pero el suelo agrícola aragonés (como en buena parte de España) comienza a resentirse tras un febrero primaveral (con temperaturas de hasta más de 20 grados) y sin apenas una nube.

Quizás es pronto para hablar de sequía, pero los agricultores y ganaderos ya manifiestan que están "extremadamente preocupados". Y no solo aquellos cuyos cultivos se encuentran en regadío, sino también los que riegan sus producciones. Si vuelven la mirada al comienzo de año prácticamente no recuerdan un día marcado por la lluvia. Pero lo inquietante es lo que está por venir.

El sector agrario mira al cielo y no deja de comprobar los partes meteorológicos con los que Aemet avanza sus previsiones. Y lo que estos no dejan de pronosticar son altas temperaturas (por encima de lo habitual), mucho sol y cielos despejados, eso que para la inmensa mayoría celebra como «buen tiempo» y que para los agricultores se está convirtiendo en un auténtico calvario. Si los mapas llenos de soles que dibuja la agencia estatal de meteorología no tranquilizan, más inquietan aquellos con los que este organismo mide el grado de humedad en el suelo. En Aragón abunda el color amarillo, especialmente en la provincia de Zaragoza, sur de Huesca y norte de Teruel, lo que significa que la tierra apenas esta seca, apenas dispone de entre un 10 y un 20% de agua. Mejor situación presenta el resto del territorio pero sus valores no llegan a valores aceptables de humedad. Y si de lo que se habla es del humedad del suelo en la capa superficial, la mayor parte de Aragón aparece teñido de naranja, con valores que se sitúan en la zona correspondiente a la calificación de ‘muy seco’.

Los cultivos ya no saben ni en la época del año en la que se encuentran, como coinciden en señalar los representantes agrarios. El cereal de secano ha espigado e incluso en algunas zonas están ya amarilleando. Y los leñosos hace días que comenzaron a echar sus flores. El espectáculo visual que para deleite de los ciudadanos ofrecen cerezos y almendros inquieta a los productores, que temen que lo que a simple vista augura una gran cosecha termine por quedarse en nada si tras estos intensos calores llega alguna inesperada helada.

En el viñedo están también a la expectativa, porque, aunque la campaña es larga, lo cierto es que la viña también son visibles los primeros brotes, a los no les vendría nada bien que las temperaturas se situarán por debajo de cero.

No son ajenos a esta situación los ganaderos de extensivo, pero tampoco los agricultores de regadío. La falta de lluvias está dejando su huella en los pastos, alimento esencial de las cabañas de extensivo. Por eso, ya son muchos los productores que están notando la falta de lluvias en sus propios bolsillos, obligados a realizar aportes de alimentación a sus animales.

Y aunque los embalses presentan ahora su mejor cara y no parece que la campaña de riegos vaya a presentar, de momento, problema alguno, la escasez de nieve comienza a despertar los nervios de los regantes.

Con esta fotografía los líderes de las organizaciones agrarias comienzan a reconocer que si las lluvias no llegan "ya" habrá que contar las pérdidas por millones. Y aunque las previsiones hablan de una primavera cálida y seca, miran al cielo confiando en que se cumpla ese dicho popular que asegura que ‘en abril, aguas mil’.

Las apariencias engañan. Son muchas las hectáreas de cereal que presentan buena cara. Las cebadas han echado espiga. Los cerezos y los almendros lucen la más admirada estampa de floración. Pero nada es tan bueno como parece. Los cultivos ya están notando que desde que comenzó el año "apenas ha caído una gota" y aunque no todo está perdido, el reloj ha iniciado la cuenta atrás para hablar de daños irreversibles si no llueve en los próximos días.

Las alarmas han saltado entre los agricultores y su preocupación la hacen pública los máximos responsables de las organizaciones agrarias, que destacan que la inquietud es "extrema", especialmente entre los productores de cereal de invierno, cuyos cultivos crecen en tierra de secano.

Nadie temía un febrero casi primaveral y un mes de marzo con temperaturas prácticamente veraniegas y sin ninguna precipitación. Menos, después de un otoño muy lluvioso que permitió realizar las siembras en unas condiciones óptimas. Había caído tanta agua, recuerdan desde UAGA, que en algunas zonas incluso hubo que retrasar la sementera por el exceso de lluvia, una situación que ahora agradecen, porque "ha sido precisamente esa gran humedad que presentaba la tierra la que ha hecho posible que los cereales hayan sobrevivido hasta ahora".

"Esto es una locura", señala José María Alcubierre, secretario general de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón. "Será el cambio climático, pero lo cierto es que nos encontramos con la paradoja que casi al mismo tiempo que estamos manifestándonos para que limpien el Ebro y se eviten inundaciones como la del pasado año, estamos extremadamente preocupados por la situación de los cultivos por la falta de agua".

En zonas como el Somontano, Prepirineo o en las tierras altas del Sistema Ibérico todo podría quedar en un susto si las precipitaciones llegan en los próximos días. Eso sí, «si no llueve esta semana la situación puede ser catastrófica», insisten desde UAGA, que asegura que en Monegros, Belchite, Bajo Aragón o el valle del Ebro «están en un punto en el que la situación puede ser irreversible».

"Ya avisamos"

No es ahora cuando Asaja ha mostrado su preocupación por las pérdidas en el cereal. Ya en febrero, recuerda Ángel Samper, secretario general de la organización en Aragón, esta organización agraria ya alertó del "grave peligro que corre la cosecha de cereal en varias comarcas aragonesas". Hablaban entonces de la "critica situación" que vivían las comarcas más áridas, y se referían con especial preocupación al sur de Huesca, el centro de Zaragoza y "amplias zonas" de Teruel. Y aunque rebajaban la alarma para las zonas más frescas, reconocían, sin embargo, que los cultivos allí situados ya comenzaban a notar los efectos de las altas temperaturas y la ausencia de las precipitaciones.

Si entonces la preocupación era alta, ahora es extrema, reconoce Ángel Samper, que recuerda que hace un mes las primeras estimaciones hacían referencia a una posible pérdida de 1,1 millones de toneladas de cereal de secano, con lo que el sector primario de la Comunidad dejaría de ingresar hasta 380 millones de euros.

"Urge que llueva, y no poco"

También habla de gran preocupación el secretario general de UPA en Aragón, José Manuel Roche, que pone fecha límite para que las precipitaciones hagan acto de presencia sin tener que lamentar excesivos daños. "Urge que llueva. Si no lo hace en los próximos diez días podríamos estar hablando de la pérdida del 50% de la cosecha de cereal". Y lo que es más. No basta con una pequeña precipitación. "Tendría que llover entre 10 y 20 litros para empezar a hablar", señala.

Roche asegura que no solo inquieta la situación actual sino la que puede llegar tras una primavera seca y cálida, sin lluvias y con apenas reserva de nieve. "Hemos comenzado la campaña con un buen nivel de recursos hídricos almacenados, pero sin nieve la situación puede complicarse también en el regadío", señala.

Una preocupación que contrasta con la petición que UAGA ha trasladado a la Consejería de Desarrollo Rural a la que piden que conscientes de que la sequía es un hecho recurrente en algunas zonas de la Comunidad, hay que mejorar, por supuesto, el sistema de seguros, pero también realizar una convocatoria de ayudas para la creación de regadíos.

Y es que, en opinión de esta organización agraria, "el regadío va a ser necesario cada vez en más comarcas, no solo en las más áridas". Eso sí, sus dirigentes, explican que estos tendrán que ser diseñados y promocionados con la finalidad de que todas las explotaciones profesionales dispongan de una parte de superficie útil en zona regable.

También Asaja defiende el regadío, pero lamenta que poco podrá regarse si no existen las infraestructuras necesarias para almacenar el agua cuando esta llega en abundancia, como el pasado año, y poder utilizarla cuando apenas hace aparición, como esta sucediendo este año. "Es un insulto a la inteligencia las cantidades ingentes de agua que tuvimos que tirar el pasado año, para encontrarnos ahora con este problema", señala Samper, que insiste en que si se gestiona bien hay agua para todo, para llenar embalses, para mantener caudales ecológicos...

Como el resto de organizaciones agrarias, Araga manifiesta su "gran preocupación" por la situación en la que se encuentran los cultivos y coincide en señalar que si el tiempo no cambia en 15 días «quizá ya esté todo perdido». Pero su presidente, Jorge Valero, añade otro motivo para la preocupación. "Lo poco que deje la sequía terminarán por comérselo los conejos", advierte Valero, que explica que a la plaga que pone en jaque los cultivos "está imparable" porque el calor está propiciando la proliferación de estos animales.

Antiheladas

Los cerealistas no son los únicos que están pendientes del cielo y temen sus caprichos climáticos. Los almendros y los frutales, especialmente los cerezos, ya impresionan con sus espectaculares estampas de floración. Pero es demasiado pronto, y muchos de ellos, situados en tierras de secano, comienzan a demandar agua.

No es solo la falta de precipitaciones los que asusta a estos productores. Todavía podrían llegar las heladas y con ellas daños irreparables en los brotes. De hecho en los últimos días, explican los representantes agrarios, los fruticultores ya han tenido que utilizar sistemas y prácticas antiheladas para evitar que las bajas temperaturas con las que comienza o termina el día, especialmente en la provincia turolense, afecten a los árboles.

Y no están menos inquietos los ganaderos. La falta de agua también ha dejado su huella en los pastos de los que se alimenta la ganadería de extensivo, añadiendo así una nueva dificultad para un sector en franco declive.

Los productores comienzan a hacer cuentas, porque en algunas zonas las ganaderías tienen que recibir aporte alimenticio por falta de hierba. Eso es un gasto que está cuantificado. Representantes de cooperativas del sector aseguran que la falta de lluvia provoca unos costes añadidos de 0,24 euros por animal y día, un gasto que tiene que salir de los bolsillos de los ganaderos y que no están compensados, dice el sector, con unos seguros que además no resultan nada atractivos para el sector.

"No hay sequía, es pronto"

Mientras los agricultores y ganaderos aragoneses, como los del resto de España, manifiestan su preocupación y las organizaciones que los representan ya hablan de solicitar en los próximos días a la consejería Joaquín Olona la convocatoria de la Mesa de Producciones Agrarias para analizar la situación y abordar posibles medidas, desde el Ministerio quitan hierro a las inquietudes del sector. Dice el Ministerio de Agricultura que no se puede hablar de sequía. "Es pronto", asegura su titular Luis Planas. Y por lo tanto, destaca el minuto, de momento, no se tomarán medidas.

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