despoblación

Una pobre oferta universitaria y pocos médicos, secuelas de la emigración

El número de colegios que se quedan con menos de 6 niños se ha más que duplicado en solo tres años.

Colegio Infantil
Dos de los cinco alumnos de la escuela de Caudé durante el pasado curso.
Antonio Garcia/Bykofoto

Si hay dos servicios básicos en Teruel que dejan bien al descubierto la lacra de la despoblación son la sanidad y la educación. La galopante emigración desde mediados del siglo pasado se ha traducido en una reducción constante de las prestaciones y la rebaja de estas alienta todavía más la fuga de vecinos. En la provincia conviven la escasez de medios sanitarios con una raquítica oferta formativa, un peligroso binomio que aleja a posibles nuevos pobladores.

Los datos hablan por sí solos. Diez plazas de médico de Atención Primaria están vacantes en la provincia mientras que en centros de salud de Teruel capital, Mora de Rubielos, Utrillas, Alfambra, Calanda y Valderrobres, hay puestos de pediatras ocupados por médicos de familia ante la falta de aquellos especialistas. “Los servicios se concentran en Zaragoza y todo el mundo quiere trabajar y vivir allí”, explica el secretario de Sindicatos Médicos de Atención Primaria de Aragón y médico de Calamocha, Jesús Rodrigo.

La medicina especializada no se libra de esta tendencia general a ubicar el futuro laboral en las grandes ciudades. La falta de facultativos ha puesto en jaque a dos especialidades del hospital Obispo Polanco de Teruel, Reumatología –cerrado por segunda vez en lo que va de año– y Otorrinolaringología –que echó el cerrojo en febrero durante 12 días y ha reabierto pero solo a medio gas–.

Un estudio del sindicato médico CESM Aragón eleva a 21 los especialistas que habría que contratar por encima de la plantilla actual para un buen funcionamiento del hospital turolense. La insuficiente financiación de la sanidad, la falta de planificación de recursos humanos y el cambio de mentalidad en los profesionales, que descartan trabajar en hospitales periféricos, como los de Teruel y Alcañiz, complican la llegada de médicos a la provincia.

A esta situación se unen los continuos retrasos que han sufrido las obras de los nuevos hospitales para Teruel y Alcañiz, planeados hace más de diez años y, en el caso del de la capital turolense, aún sin un ladrillo puesto. El de Alcañiz ya está en marcha, pero a un ritmo muy lento. Además, el Gobierno aragonés –impulsor de los proyectos– ha desoído a la población, que reclama que la mayoría de las habitaciones sean individuales.

Mantener vivo un pueblo

Mientras tanto, la provincia, y muy especialmente el medio rural, se desangran. Hace tres años, en el curso escolar 2016-2017, eran diez los colegios turolenses de educación infantil y primaria que solo tenían entre 3 y 6 alumnos; hoy son 23 los centros con tan exiguo número de pequeños estudiantes, la mitad de todos los que existen en la Comunidad Autónoma con tales características. La DGA ha fijado la ratio mínima en 4 niños por escuela –en la anterior legislatura eran 6–, pero si solo hay tres y el Ayuntamiento y los vecinos lo reclaman, el colegio sigue abierto para mantener vivo el pueblo. La medida ha evitado el cierre de escuelas.

La Universidad, ese talismán que atrae a la gente joven y hace florecer la vida y la economía a su alrededor, se reduce en Teruel a ocho grados y dos másteres. Esta escasísima oferta condena a la provincia a perder gran parte de su savia nueva y a muchos progenitores a afrontar el mayor gasto de su vida tras haberse librado –o no– de la hipoteca de la vivienda. Y no por este agravio comparativo con otras capitales de provincia, los estudiantes turolenses tienen una beca asegurada.

Como explica la directora de la Escuela Universitaria Politécnica de Teruel, Inmaculada Plaza, el campus turolense lleva años reivindicando una ampliación del número de carreras. En aras a aumentar el perfil del alumnado, se plantea una oferta de estudios semipresenciales para trabajadores que quieren formarse, y más másteres y doctorados, para que los profesionales consoliden su carrera. “La Universidad es una herramienta clave en la lucha contra la despoblación”, advierte Plaza.

El sector sanitario de Calatayud, el más envejecido de Aragón

Los datos que registra el sector sanitario de Calatayud ejemplifica la despoblación que sufre la provincia zaragozana: el gran número de municipios que engloba (10 centros de salud y 115 municipios) dan idea de la dispersión geográfica a la que se enfrentan los profesionales que trabajan en este territorio. La comarca tiene, además, la mayor tasa de envejecimiento de Aragón ya que, según explicaron fuentes de Sanidad del Gobierno de Aragón, es el que más personas mayores atiende.

En total, son 44.858 tarjetas sanitarias, de las cuales en las cabeceras (que normalmente son las localidades grandes) están 31.455. El 56% de los profesionales de Atención Primaria de la zona sanitaria tiene menos de 500 tarjetas asignadas.

En el ámbito educativo, las cifras reflejan también el descenso demográfico. Este curso de las 46 escuelas que se mantienen abiertas en Aragón con entre 3 y 6 alumnos, 11 están en Zaragoza: Sestrica (6 estudiantes), Gallocanta (6), Bureta (6), Tabuenca (6), Fuentes de Jiloca (6), Villafeliche (6), Tobed (6), Almonacid de la Cuba (5), Arándiga (4), Used (4) y Letux (4). 

La falta de especialistas lastra a los hospitales periféricos

Los hospitales de Jaca y Barbastro se resienten de la carencia de especialistas, que no encuentran atractivas las plazas fuera del entorno urbano. Esto es más acuciante en el primero, que ha tenido que echar mano de los facultativos del San Jorge. Recientemente, la amenaza de la marcha de dos ginecólogos hizo peligrar los partos en Jaca, un problema que resurge periódicamente. El último tropiezo lo ha provocado el traslado del pediatra a un centro de salud de Huesca, lo que ha motivado que los de Atención Primaria sean los que tengan que realizar las guardias hospitalarias.

En la educación, la cara de la moneda está en el mantenimiento de muchas escuelas rurales, gracias a que se ha rebajado el cupo mínimo de alumnos. En la provincia de Huesca hay 12 con entre 4 y 6 niños: Laspaúles (6), Gistaín (6), Jasa (6), Paúles de Sarsa (6), Villanueva de Sijena (6), Laluenga (5), Pallaruelo (5), Saravillo (5), Azanuy (4), Chalamera (5), Senegüé (5) y Sesa (4). Según el Gobierno de Aragón, en esta legislatura se ha hecho "un esfuerzo" por mantener escuelas en pueblos muy pequeños.

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