Escapadas

5 lugares sorprendentes para visitar cerca de Zaragoza

En la provincia de Zaragoza es posible encontrar paisajes inesperados, de singular belleza. Presentamos cinco propuestas fáciles de visitar

Los Aguarales de Valpalmas, en las Cinco Villas.
Los Aguarales de Valpalmas, en las Cinco Villas.
María José Montesinos  

La provincia de Zaragoza cuenta con rincones naturales de gran singularidad, que sorprenden al visitante que se acerca a conocerlos. Ofrecemos cinco que son fáciles de recorrer: 

Los Aguarales de Valpalmas, o de Valdemiraz

Son unas formaciones geológicas de formas oníricas y sugerentes que sorprenden e impresionan al visitante que llega a este paraje de las Cinco Villas. A lo largo de miles de años, el suelo de arenas y arcillas se ha ido erosionando y hundiendo por partes por la acción del agua y el viento y ha creado unas estalactitas de tierra conocidas popularmente como chimeneas de hadas. Se puede recorrer por su interior siguiendo la ruta marcada. Al mirarlas parece estar viendo un planeta extraño en el que de un momento a otro va a aterrizar una nave de Star Wars. Una buena manera de llegar hasta los Aguarales es disfrutando de un paseo desde la propia localidad de Valpalmas. Se trata de un recorrido de 4,5 km por pistas de continuo sube y baja pero con escaso desnivel. Conviene llevar protección para el sol.

Los Focinos de Fuendetodos

Es una zona de hoces, húmeda y umbría, inimaginable cuando se pasa por la carretera de esta localidad. Focinos y 'focinicos', que es el nombre que reciben en la localidad las hoces, son zonas umbrías en las que por sus propias características se crea un microclima especial que da lugar a unas islas de frescor en verano y calidez en invierno por su recogimiento y a una flora verdaderamente insólita en estas latitudes, como helechos y plantas pirenaicas. En sus rocas los buitres tienen sus dormideros y antes de mediodía se les puede ver preparándose para volar en busca de comida. Los búhos reales, alimoches, roqueros y chovas hacen sus nidos en ellas. Desde el espacio municipal Fuendeverde organizan rutas guiadas.

Balsa con el Aguallueve, parcialmente helado al fondo, en Anento.
Balsa con el Aguallueve, parcialmente helado al fondo, en Anento.
Marta Ferrer

Aguallueve de Anento

Se trata de un manantial que cae gota a gota sin parar, dando lugar a un singular relieve, con paredes de piedra y musgo, y pequeñas grutas escondidas en su interior. Al recorrerlo se tiene la sensación de caminar por un paraje de cuento. El agua que llega del manantial acaba en un gran estanque, en el que se refleja el verdor de la vegetación generada por la humedad el entorno. Mirlos y cucos cantan en sus alrededores, acentuando la conexión con la naturaleza que nos ofrece este peculiar espacio. Desde la Oficina de Turismo, situada en la plaza de este pequeño pueblo, sale una ruta muy bien señalizada hasta el Aguallueve.

Pozo de los Aines, Grisel.
Pozo de los Aines, Grisel.
Asier Alcorta

Pozo de los Aines, de Grisel

Esta localidad de la comarca de Tarazona y el Moncayo, Griselcuenta con el afamado y legendario pozo de los Aines, que tiene su origen en una dolina formada por la acción de las aguas subterráneas que han provocado el hundimiento de estratos calizos y yesosos. La humedad favorece un vegetación de helechos singulares como el culantrillo de pozo, o de árboles como el almez, que ya veneraban los celtas. La leyenda cuenta que la sima se produjo por un castigo divino a un morisco que había acudido a trabajar el día del Corpus Christi. Saliendo de Grisel por la carretera aparece señalizada la ruta hacia los Aines. Una vez en el pozo existe un mirador en la parte superior para asomarse al fondo, que impresiona con sus 23 m de profundidad. Existen también unas pasarelas para bajar hasta el fondo donde hay otro mirador.

Hoces del río Piedra en Aldehuela de Liestos.
Hoces del río Piedra en Aldehuela de Liestos.
Josian Pastor

Hoces de Aldehuela de Liestos

Hoces de Aldehuela de Liestos. Desde esta pequeña localidad, en el confín más occidental de la comarca de Campo de Daroca, sale un recorrido señalizado que nos llevará, en ruta circular hasta las hoces del río Piedra, un singular paraje creado por la erosión de las rocas originada por el paso de las aguas a lo largo de los años y que ofrece a caminante un paisaje de escarpadas rocas, umbrías y espesas vegetaciones. Las paredes rocosas son usadas por las aves rupícolas para colocar sus nidos, y así será posible ver rapaces en vuelo durante nuestro paseo. La ruta forma parte del Sendero Turístico GR 24 y está descrita en el panel informativo a la entrada del pueblo como Ruta de las Hoces. A 1 km de la localidad se encuentra también cueva de El Romeral, una gruta iluminada, con estalactitas y estalagmitas.

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