“Ya no hace frío como antaño”   o “antes el invierno era más largo y duro”. Unas frases que en los últimos años no hemos parado de oír y que parecen estar en lo cierto. Según el informe Descarbonización en España 2018, realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad, “en casi todas las ciudades españolas, donde vive algo más del 50% de la población, han aumentado las temperaturas casi un grado centígrado (de 15,10º a 16,06º) en los últimos 30 años y las previsiones apuntan a que seguirán creciendo hasta 2050, con una media de 2,61 grados centígrados.

Este estudio, que presenta la evolución de las tendencias en las temperaturas en las capitales de provincia y ciudades autónomas, tomando como base los datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), da cuenta de que “la percepción de la población española de que estamos en un entorno cada vez más cálido es real, siendo el cambio climático y la isla de calor de las ciudades los responsables de este aumento de temperaturas”.

Centrándonos en las capitales aragonesas, Teruel se sitúa, tras Barcelona, Ávila, Murcia y Cuenca, como la quinta ciudad española en la que más ha aumentado la temperatura: 1,74 grados centígrados; pasado de los 11,76 grados de media que se registraron de 1988 a 1922, a los 13,5 grados que se anotaron en los últimos cuatro años, de 2014 a 2018. La capital aragonesa ocupa la decimotercera posición, pues su subida en estos 30 años ha sido de 1,17 grados, hasta los 16,6 grados alcanzados en el último periodo. Huesca, en cambio, ha conseguido que su registro se encuentre cercano a la media española, y ha crecido su temperatura media un grado, hasta los 14,92 grados.

Teniendo en cuenta estos datos, el informe presenta las estimaciones disponibles de incremento de las temperaturas para las mismas ciudades para el año 2050, aplicando el modelo CCSM4, es decir, si se continúa con la tendencia actual observada de emisiones y sin que se realicen actuaciones de mitigación. Así, en 2050, Teruel y Zaragoza aumentaran 2,9 grados su temperatura media, mientras que Huesca registrará una subida de 2,8 grados. A la cabeza se situarán Toledo, con 3,2 grados, y Ávila, Cuenca y Madrid que se anotarán un alza de 3,1 grados. Por debajo del crecimiento de los dos grados, tan solo quedarán las ciudades de los archipiélagos (Las Palmas, Santa Cruz de Tenerife e islas Baleares) que se apuntarán un +1,9 y A Coruña que conseguirá mitigar el impacto del cambio climático y tendrá un +1,5.

Menos precipitaciones

Respecto a la lluvia, solo las Canarias occidentales, la Comunidad Valenciana y Navarra experimentarán incrementos positivos en la precipitación media anual en 2050. La reducción será la tónica general en Aragón, al igual que en el resto de España, donde esta disminución rondará entre los 200 y los 100 mm anuales. Eso sí, el estudio señala que los fenómenos de inundaciones asociados a la gota fría se harán más intensos y frecuentes.  

Asimismo, explica que esta pérdida de precipitaciones “se hará muy grave en el cuadrante noroeste, debido a que las lluvias se harán más escasas precisamente donde más llueve”. Será en la Galicia interior, Lugo y Orense, donde se alcancen reducciones máximas con pérdidas de más de 500 mm anuales, lo que supone que su precipitación media anual tendría valores inferiores a la mitad de la actual. Todo ello, según se predice en el estudio, terminaría en un proceso de xerificación de todo el noroeste peninsular, que “será tan drástico que su vegetación y agricultura se pueden terminar pareciendo más al sudeste peninsular que a la imagen histórica de bosques mixtos caducifolios y prados que viene a la cabeza al pensar en estos territorios”.