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Luis Lozano: “Los presos yihadistas en Zuera son más introvertidos que los etarras”

Tras casi 38 años de servicio, se acaba de jubilar como director de la prisión de Zuera y repasa su convivencia con presos etarras, islamistas, Benito Ortiz Perea y el Ruso.

Luis Lozano, exdirector del centro penitenciario de Zuera, en su despacho durante la entrevista.
Luis Lozano, exdirector del centro penitenciario de Zuera, en su despacho durante la entrevista.
Oliver Duch

“Empecé a trabajar el día de la Constitución de 1981 en la prisión de Torrero y acabo hoy, 4 de marzo de 2019, en la de Zuera. Llevo 37 años y medio. Entré como una salida económica a mi vida. Estudié Geografía e Historia, especialidad de Arqueología, y me ha gustado mucho. Me hace duelo terminar, pero se han quemado las etapas. Así me dedicaré más a mi familia y a mí”, dice Lozano.

¿Cómo cambiaron los presos de Torrero a los de Zuera?

En los años 80, cuando llegué a Torrero, las cárceles no eran recomendables, con dormitorios colectivos y los presos amontonados. Se creaban tensiones, peleas y motines. Dirigí cinco años la prisión de Teruel y 11 la de Zuera. Los internos han mejorado sus condiciones de habitabilidad y de convivencia. El objetivo es intentar que no vuelvan a delinquir.

Los motines que se vivieron en las prisiones de Daroca y Huesca se recuerdan con pavor.

Sí, aquello ocurrió en los 90, pero cuando llegué en el 84 a la cárcel de Teruel vivimos incluso secuestros. Estaban los menores de primer grado en departamentos colectivos. Había muchos incidentes y muertes por reyertas. Ha cambiado el perfil del interno porque entonces no había tanta droga y no entraban tan machacados físicamente. Ahora hay muchos que llegan con problemas psicológicos y psiquiátricos, como consecuencia de la droga.

¿Hacen falta más plazas en los psiquiátricos penitenciarios?

Hay programas, como el Paiem, que es de atención integral a internos con problemas mentales en los centros penitenciarios, o los de terapias con animales que les ayudan mucho y les dan estabilidad dentro de las prisiones.

¿La llegada de un preso como Norbert Feher (alias Igor el Ruso) cambia todos los parámetros?

No, cambia para él, exclusivamente. Ahora los centros tienen medidas de seguridad suficientes, como las cámaras o alarmas. En el 81 solo era el control de los funcionarios, puro y duro, y de la Guardia Civil, ya que los agentes controlaban el perímetro del centro.

También había más fugas antes, aunque en Zuera vivieron una el año pasado.

Es verdad, porque ahora es mucho más complicado fugarse en un centro tipo, aunque no es imposible, y si te dan un permiso puedes no volver, sin arriesgarte a que te hagas daño.

¿A Igor el Ruso le cambió algo estar en Zuera?

Hay que trabajar más con la gente violenta como Igor el Ruso que con los delincuentes ocasionales. Con los multirreincidentes está la labor de los funcionarios.

¿Creía que era posible la fuga de Benito Ortiz Perea?

Conocí a Benito Ortiz Perea en 1981 en la prisión de Torrero. Es de esas sagas familiares de delincuentes que había en Zaragoza. Potencialmente, cualquier puede irse de una prisión, sobre todo los de primer grado. Hace poco, uno lo intentó en un traslado a los juzgados, pero no lo consiguió. No me sorprendió lo que hizo Benito, aunque cuando vuelve siempre se porta como un buen preso. Algunos de los internos se dan cuenta de que tienen que cambiar dentro para no cumplir la pena a pulso, como dicen ellos.

Ha conocido a muchos presos de ETA y dirigía Zuera cuando se usó para los arrepentidos como paso previo a los beneficiarios penitenciarios. ¿Cómo lo recuerda?

El ministro Corcuera empezó a dispersar a los etarras cuando todos estaban en Herrera de la Mancha. Y algunos empezaron a llegar a la prisión de Teruel, pero no eran los radicalizados que llevaron a Canarias o al Puerto de Santa María. Al ver que con armas no llegaban a ningún sitio las abandonaron. El enfrentamiento con los terroristas llevó a ETA a su desaparición. Ha sido un trabajo de muchos años y un logro de todos los partidos políticos.

¿Ha cambiado el problema con los etarra por el de los yihadistas que también combaten desde las prisiones?

Estuvo Zougam (Jamal), el del 11-M. El perfil de los yihadistas es distinto al de los etarras porque son mucho más introvertidos y solo van a su ideología, pero sin causar problemas regimentales.

Pero los funcionarios han descubierto delitos de yihadistas en la prisión de Zuera.

Los funcionarios colaboramos con investigaciones con datos que pueden servir a esclarecer hechos delictivos. Por eso inieron varios guardia civiles a Zuera para detener a dos internos.

La cantidad de presos ha bajado en los últimos años.

Llegó a haber 65.000 presos y ahora estamos en los 56.000. Las reformas legislativas han influido. Hay más penas alternativas con trabajos en beneficio de la comunidad para los primerizos. Los técnicos, educadores y juristas entrevistan a los internos para llevarlos a módulos de respeto, donde el régimen de vida es más llevadero.

¿Hubo problemas con los líderes del ‘procés’ cuando pernoctaron camino de Madrid?

No dieron ningún problema en las horas de paso. Aunque estés muy bien en prisión estás privado de libertad, que es el bien más preciado de un ciudadano. Los presos pueden tener una piscina, ver películas de cine o tener actividades, pero eso forma parte de las terapias para que sea más llevadera su estancia. Las mazmorras pasaron a la historia y hay intervenciones para rehabilitarlos.

¿No se reconoce esa labor?

No se reconoce lo suficiente el trabajo que hacen los funcionarios con personas excluidas.

¿Se lleva bien con los presos?

Unos me saludan y otros se van por el otro lado de la calle. Ellos entienden nuestra función.

¿Les va bien trabajar en prisión?

El trabajo es la mejor terapia que hay en la prisión. A algunos no les gusta. Eso les marca un horario, consiguen un salario y ayudan a la familia. Salen formados para un puesto de trabajo en la calle.

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