"No veía el momento laboral ni personal de tener antes un niño"

Azarel Estaún tuvo su primer hijo a los 40. Asegura que su edad le ha permitido vivir la maternidad de manera "más responsable" y con un "mayor soporte económico".

Azarel, con su hijo Sigur, de apenas cuatro meses.
Azarel, con su hijo Sigur, de apenas cuatro meses.
Raquel Labodía

Azarel Estaún supo que iba a ser madre días antes de cumplir los 40. Reconoce que ha tenido mucha suerte, porque a pesar de su edad se quedó muy pronto embarazada de manera natural y no tuvo problemas durante los 9 meses de gestación. "Solo lo pasé mal cuando me hacían las pruebas genéticas, aunque tenía claro que quería seguir con el embarazo saliera lo que saliera, pero estaba tan sensible...", afirma.

Aunque tenía pareja, fueron sus "circunstancias sociales y laborales" las que retrasaron su maternidad. "Soy psicóloga, he vivido en diferentes sitios, soy autónoma... No veía el momento de tener un hijo", relata. "Con 26 años, por ejemplo, no podía estar pendiente de otra persona. Entonces, no había lugar para un bebé, era totalmente dependiente de mis padres", añade.

Ser madre a los 40 le ha permitido, explica Azarel, vivir la maternidad de manera "más responsable", "con las cosas más claras" y con un "mayor soporte económico". Incluso, se va a poder coger una excedencia hasta los seis meses de su bebé para poder estar al "cien por cien" con su hijo. "Con 40 años puedes tener un ahorro económico que te permite hacerlo", señala.

Reconoce que la sociedad no te pone fácil la conciliación laboral y familiar y aunque se ha avanzado en el permiso de paternidad, todavía queda mucho por hacer y muchas ayudas por conseguir. "Como autónoma no tengo ni derecho a la lactancia", añade Azarel, que considera la experiencia como madre "totalmente satisfactoria" y en ningún momento se ha sentido "rara" por la edad. "Al revés, en el grupo de lactancia no hay nadie por debajo de los 30 años. Y somos varias con 40", manifiesta.

María, otra madre tardía, prefiere mantener el anonimato. A sus 42 años es feliz con sus mellizas que acaban de cumplir los seis meses. No obstante, reconoce que el camino no ha sido fácil. Tras conseguir la estabilidad laboral (no lo logró hasta pasados los 30) y comprarse piso, decidió que quería ser madre a pesar de no tener pareja, por lo que tuvo que recurrir a la reproducción asistida. Ella se enfrentó a problemas físicos que le dificultaron la concepción. Además de una reserva ovárica limitada que le obligaba a recurrir a una ovodonación, María sufría endometriosis y quistes que retrasaron dos años su ansiada maternidad. "Por fin tuve a mis dos niñas sanísimas y estoy encantada", asegura María, que agradece además el apoyo de su familia en todo momento.

No obstante, haciendo balance de estos últimos años, María insiste en la necesidad de incrementar las políticas que incentiven la natalidad y difundir las ayudas a los padres. Asimismo, admite que ha echado en falta más información sobre las técnicas para preservar la fertilidad y evitar problemas en un futuro.

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