Patrimonio inmaterial

Una parte de nuestro capital inmaterial y cercano se halla estos días en la exposición ‘L’aragonés. Un patrimonio común’ en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.

Imagen de archivo de la exposición celebrada en Huesca.
Imagen de archivo de la exposición celebrada en Huesca.
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Pienso en el poco patrimonio material que puede conservarse en situaciones más o menos extremas, más o menos difíciles, más o menos habituales, como catástrofes, desplazamientos de población forzados y forzosos, desahucios, traslados de población, vaciado de la vivienda de un ser fallecido… A veces, lo puesto. Otras, el breve equipaje que cabe en las manos o en los bolsillos. En el mejor de los casos, algo de ropa, algunos libros, papeles y muebles o ciertos objetos personales. Pero, en esas grandes o pequeñas partidas, no hay posibilidad de llevar el poco o mucho material que ha ido acumulándose a lo largo de la vida ni espacio para las montañas, el campo, la tierra sobre la que se ha labrado aquella existencia que se deja.

Pienso, en cambio, en el inmenso patrimonio inmaterial que puede preservarse en cualquier situación, porque no puede ser arrebatado ni ocupa lugar. Los cuentos, los juegos, las canciones, las adivinanzas que nos acunaron y nos acompañaron. Los refranes, las frases hechas que fueron tejiendo la sabiduría popular. Las caricias, los besos, los abrazos que nos hicieron ser y sentir. Los nombres de lo que no podemos llevar ni guardar. Las lenguas en las que escuchamos esos nombres… Todo este legado también, o incluso más, nos fue construyendo y nos construye cada día como individuos y como comunidad.

Una parte de ese patrimonio inmaterial y cercano se halla estos días en la exposición ‘L’aragonés. Un patrimonio común’ en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza.

M.ª Pilar Benítez es profesora y escritora.