Los Amantes de Graus, viaje a una declaración de amor

Durante siglos, la tradición oral ha conservado en Graus la historia de los amores del noble Rodrigo y la criada María, cuya prueba muchos ven grabada en piedra en el palacio de los Mur.

Dintel del palacio de los Mur, en Graus, donde se lee 'Rodrigo quiere a Marica'.
Dintel del palacio de los Mur, en Graus, donde se lee 'Rodrigo quiere a Marica'.
Turismo de Graus

En esta semana de San Valentín, con la ciudad de Teruel sumergida en las celebraciones de las Bodas de Isabel, es un buen momento para recordar las leyendas y tradiciones ligadas a historias de amor que existen en Aragón.

En la comarca de la Ribagorza son conocidos los 'Amantes de Graus': Rodrigo de Mur, hijo de los nobles de la localidad, era obligado por sus padres a casarse con Margarita Solano, hija de otra adinerada familia. Pero el joven a quien verdaderamente quería era a María (Mariíca en el diminutivo según el dialecto grausino), una de las criadas de la casa.

El día en que, con toda la pompa y boato, iba a celebrarse el compromiso oficial en el palacio de los Mur, una presentación para la que hallaban presentes todas las gentes principales de la comarca, el joven hizo descubrir la inscripción que había tallado en uno de los dinteles, en la que puede leerse con letras entrelazadas ‘Rodrigo ama a Marica’. Margarita salió avergonzada y los dos enamorados, pese a la desaprobación de la familia Mur, se casaron finalmente.

Esta declaración de amor se puede leer todavía en la casona de los Mur, en la plaza Coreche (aunque algunos dicen que la inscripción solo refleja el nombre del noble: ‘Rodrigo de Mur y Marca’). El palacio, levantado en el siglo XV cuenta con abundantes elementos ornamentales como estos, que son la mejor muestra de la importancia del linaje de los Mur.

Su rancio abolengo se ve también en los dos sarcófagos de  esta familia noble en la basílica de la Peña, ya que ser enterrado en iglesia era un privilegio permitido a muy pocos. Esta pareja de tumbas ¿no podrían ser las de Rodrigo y María? En cualquier caso, merece la pena visitar este templo de origen románico. En el año 1537, el Concejo de Graus logró permiso del Vaticano para levantar en el solar del templo una basílica al estilo de la de San Juan de Letrán, en Roma, bajo cuya jurisdicción quedaría. Esta es la obra que ahora puede verse, de estilo gótico y renacentista. Cuenta también con un claustro y el antiguo hospital, en cuyas dependencias se ubica un singular museo de Iconos. Es un mirador privilegiado sobre la ciudad de Graus y los valles del Ésera y el Isábena. 

No podemos irnos de la localidad sin conocer su plaza Mayor, declarada Bien de Interés Cultural en 1975. Todo el conjunto arquitectónico forma un conjunto de indudable encanto en el que destaca el Ayuntamiento, con su arquería mudéjar, y las pinturas alegóricas adornado las fachadas de Casa Heredia y Casa del Barón. 

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