Tercer Milenio

En colaboración con ITA

La mujer gana peso en la ciencia: copa el 41% de los puestos de investigación de Aragón

En la última década se han incrementado las contrataciones de investigadoras en el sector privado y en la Universidad de Zaragoza.

En la última década se han incrementado las contrataciones de investigadoras en el sector privado y en la Universidad de Zaragoza.
En la última década se han incrementado las contrataciones de investigadoras en el sector privado y en la Universidad de Zaragoza.

Las investigadoras ganan relevancia en Aragón. Esta es la premisa del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra el próximo lunes 11 de febrero, y que pretende impulsar la presencia de la mujer en ámbitos científicos. Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), casi el 41% de los puestos de investigación de la comunidad aragonesa están ocupados por mujeres. Una cifra que ha ido evolucionando al alza en la última década. Si en 2007 no suponía ni el 37%, en 2017 (últimas cifras oficiales publicadas) se roza el 41%. Este aumento se percibe especialmente en el sector privado y en las instituciones académicas de la Comunidad.

Ejemplo de ello es que hace una década ni siquiera uno de cada cuatro contratos de investigación del ámbito empresarial eran para mujeres. Ahora, esta cifra supera el 31%. En las enseñanzas superiores de Aragón se ha percibido otro auge importante, llegando a igualarse el número de investigadoras con el de sus homólogos masculinos: un 47% frente a un 53%. Hace 10 años, los puestos ocupados por ellas apenas sobrepasaban el 40%. Además, si se atiende a datos relativos solo al personal investigador (PEI), estos porcentajes crecen todavía un poco más: hasta el 48,42%, según los datos del curso 2017-2018 publicados esta semana por el Ministerio de Educación y Formación Profesional. En esta categoría profesional se encuentran tanto aquellas que están contratadas con una beca predoctoral (otorgadas por el Gobierno de Aragón o el de España), con una postdotoral (Juan de la Cierva o Ramón y Cajal, entre otras) o en los diferentes grupos de investigación que están en activo en la Universidad de Zaragoza. 

Pero para continuar con esta tendencia al alza, el primer paso es aumentar el volumen de mujeres que se forman en el área de las ciencias, tanto en los grados universitarios como posteriormente en el doctorado. Según los datos publicados por la Universidad de Zaragoza, el 53,6% de los alumnos matriculados en estudios de grado eran mujeres. Sin embargo, esta cifra varía dependiendo de la titulación. Por ejemplo, la facultad de Ciencias de la Salud de Zaragoza tiene un 77,5% del alumnado femenino: un 82,8% en Enfermería, un 82,6% en Terapia Ocupacional y un 57,85% en Fisioterapia. En Medicina (71,12%) y Veterinaria (77,61%) estas proporciones también son elevadas.

En la facultad de Ciencias hay una mayor paridad: el 51,5% del alumnado del curso 2018-2019 es femenino. Óptica y Optometría (74,57%), Biotecnología (67,14%) y Química (53,5%) son las más demandas por las jóvenes, mientras que se interesan en menor medida por Matemáticas (40,9%) o Geología (41,95%). En Física no alcanzan ni el 30% de los matriculados. Precisamente este es el problema que se percibe en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la capital aragonesa, donde solo el 26,5% de los estudiantes son mujeres. Apenas 25 quieren ser ingenierías de Telecomunicaciones (de 115 matriculados en el plan nuevo) y solo 42 apuestan por la Ingeniería Informática (389 inscritos). Las únicas titulaciones de esta rama que atraen por igual a hombres y mujeres son: Ingeniería en Diseño Industrial y Desarrollo del Producto (el 54,4% del alumnado es femenino), Ingeniería Química (50,7%) y Arquitectura (49,69%).

María Villarroya, profesora de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad de Zaragoza, recuerda que en los últimos diez años el porcentaje de mujeres matriculadas en algunas ingenierías como Eléctrica, Informática o Electrónica ha ido descendiendo de manera importante. "Si en 1998 suponían el 25% del alumnado, en la actualidad apenas se supera el 10%".

Desde su punto de vista, la falta de mujeres en determinadas ramas científicas se debe a varias cuestiones: factores sociales y culturales, desconocimiento de aquellas mujeres que han contribuido a la ciencia (desde referentes mundiales como Marie Curie a cualquier familiar o amiga que se dedique a la investigación), al escaso conocimiento de estas ramas y a la falta de apoyos. "Si dices que quieres ser ingeniera y no conoces a otra mujer que lo sea y en tu familia te dicen: '¿estás segura de que te gusta eso?'; te entran dudas", especifica.

Los doctorandos son paritarios, pero la dirección del grupo no

Esta situación se traslada en cierta medida al posterior estudio de una tesis doctoral. En la actualidad, hombres y mujeres comparten a partes iguales el número de estudiantes doctorandos matriculados en ramas científicas. Tal y como ponen en evidencia los datos correspondientes al curso 2017-2018, el volumen de mujeres que estudian una tesis en Ciencias de la Salud es bastante superior al de los hombres: un 66,6%. Mientras que esta cifra se reduce al 48,4% en la rama de Ciencias y al 33,4% en las Ingenierías y Arquitectura. Una proporción similar es la que produce en las tesis leídas, donde destaca la importante presencia de médicas que se convierten en doctoras.

Como se ha analizado anteriormente, las mujeres van teniendo cada vez más representación en la investigación aragonesa, pero todavía tiene un gran 'handicap', el denominado 'techo de cristal'. Las mujeres estudian carreras científicas, cursan un doctorado, consiguen una beca o un contrato, pero pocas logran llegar a la cima: la dirección de los equipos de investigación o las cátedras universitarias. Los últimos datos disponibles evidencian que en 2017, solo 37 de los 170 grupos de investigación estaban liderados por científicas. Lo que supone una porcentaje del 28,5%, que ha ido aumentando en los últimos años, pero que todavía se queda muy por debajo de los datos de investigadoras en el campus público aragonés.

"Lo mismo ocurre con los puestos de catédras. Solo un 21% están ocupados por mujeres", puntualiza Villarroya. Desde su punto de vista, el progreso en las escalas bajas y medias va produciéndose, pero no se alcanzan puestos de responsabilidad. "Para progresar en la carrera científica es necesario realizar publicaciones, colaborar con equipos internacionales... y para todo ello la visibilidad es muy importante. Si no te invitan como tribunal de tesis, a participar en congresos o a colaborar en proyectos; la carrera científica se ve mermada", explica. Esto produce que muchas acaben abandonando la ciencia o se estanquen en un puesto determinado. 

Villarroya confía en que en un futuro existirá una igualdad en la dirección de los grupos de investigación, en las cátedras y en el resto del mundo científico. "Es lo necesario para avanzar hacia un mundo mejor, en el que hombres y mujeres trabajen juntos. Tampoco es positivo que haya ramas muy feminizadas (como ocurre en la sanitaria). Lo importante es la diversidad", puntualiza.

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