La ministra Celaá dice que repetir será una excepción, pero cada año lo hace el 8% de los matriculados en Aragón

La Lomce permite repetir curso desde 1º de Primaria, lo que algunos colectivos consideran un "error".

Foto de archivo de una clase en un instituto zaragozano
Foto de archivo de una clase en un instituto zaragozano
Asier Alcorta/Heraldo

La nueva Ley Celaá se va abriendo paso en el sistema educativo. Todavía no ha sido presentada en el Congreso y mucho menos aprobada, pero la ministra de Educación y Formación Profesional ya ha avanzado las claves sobre las que pivotará este nuevo organigrama educativo. Una de las premisas es que repetir curso será excepcional y, además, un profesor se dedicará a realizar un seguimiento continuo a los alumnos con más problemas.

Esta medida ha sido bien acogida por las familias de Aragón, que critican el elevado uso que se hace de la repetición de curso y los pocos o nulos resultados que se consiguen con ella. "Los informes internacionales reconocen que las repeticiones no sirven y además son muy costosas", recalcan desde la Federación de Padres de Alumnos de la escuela pública de Aragón (Fapar). Desde su punto de vista, en los colegios e institutos de la Comunidad se "abusa" de la repetición de curso. "A pesar de que en las órdenes se indica que es la última opción, la realidad no es esta", afirman.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), alrededor de 2.300 alumnos de Primaria repiten curso cada año, la mayoría de ellos durante el primer año. El volumen de repetidores en esta etapa educativa es del 3%. En la ESO esta cifra asciende hasta el 13,5%, con 6.659 alumnos que en el curso 2016-2017 no consiguieron promocionar. Además, otros casi 12.000 pasaron de nivel pero con asignaturas suspensas. Esta situación se repitió en Bachillerato, unos 1.760 alumnos finalizaron con materias pendientes y 2.414 acabaron repitiendo. En total, cada año, vuelven a cursar el mismo nivel unos 11.500 alumnos, lo que supone el 8% de los matriculados. Por su parte, otros 13.500 consiguen pasar de nivel sin superar todas las asignaturas.

Actualmente, los aragoneses pueden repetir curso desde 1º de Primaria, una nueva regulación que se puso en marcha con la Lomce. Anteriormente las etapas educativas se dividían en ciclos y solo se podía repetir en 2º, 4º o 6º de Primaria. "No era una solución, pero era un sistema más productivo. Había dos años de margen para que el alumno madurara y consiguiera alcanzar los objetivos", puntualizan desde Fapar. Además, subrayan que de este modo se señaliza y se excluye a estos alumnos, "provocando que acaben abandonando el sistema educativo en Secundaria". Según las declaraciones realizadas por Celaá, con el cambio legislativo "se recuperará la estructura por ciclos, el impulso de la inclusión educativa y la educación personalizada".

Un cambio aún por concretar

Todavía no se ha especificado cómo se llevarán a cabo todas estas iniciativas, pero desde los sindicatos docentes se pide que cualquiera de las medidas que se implanten para evitar las repeticiones o disminuir el abandono escolar no supongan un detrimento de la exigencia. "Hay que disminuir las tasas de repetidores, pero bajar el nivel de exigencia no es la solución. Estos objetivos se deben conseguir con una mayor atención individualiza, reduciendo las ratios (Aragón se encuentra por debajo de la media española), disminuir las horas lectivas y aumentar el tiempo que los docentes pueden dedicar a ampliar su formación", explica Alfonso Zafra, representante de Educación de CSIF Aragón.

Desde su punto de vista,  cambiar los actuales currículos formativos también ayudaría a mejorar el volumen de aprobados. "En la actualidad hay mucha diversidad, pero se profundiza poco en cada tema. De hecho, de la gran cantidad de temas que se tratan, no hay tiempo para impartir todas las exigencias curriculares", lamenta. Al mismo tiempo, critica los cambios continuos de legislación: "Lo necesario es implantar una ley y posteriormente evaluarla e ir corrigiendo aquello que se pueda mejorar. La solución nunca pasará por estar cambiando constantemente de asignaturas y estructura".

Fapar comparte la necesidad de modificar el actual modo de trabajo. "En muchos colegios todavía se mantiene el sistema tradicional: el profesor enseña, el alumno lo memoriza, lo 'escupe' en el examen y posteriormente lo olvida", explican desde esta organización. Por ello, apuestan por la evaluación por competencias  y una revisión de los actuales currículos como propuestas para reducir el número de suspensos. "El aprendizaje no debe ser una carrera de obstáculos sino convertirse en una constante en la vida. La base es que el alumno no acuda a clase a disgusto ni se sienta obligado; de este modo nunca desarrollará el gusto por aprender", puntualizan.

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