La Fundación Amancio Ortega beca a 21 aragoneses para estudiar en Canadá o EE. UU. el próximo curso

Se encuentran entre los 600 afortunados que han obtenido una de estas ayudas para cursar 1º de Bachillerato, a las que optaban más de 9.000 solicitantes de toda España.

Miguel Jorcano, en el centro con la bandera de España, con otros estudiantes internacionales en Vermont, Estados Unidos.
Miguel Jorcano, en el centro con la bandera de España, con otros estudiantes internacionales en Vermont, Estados Unidos.
M.J.

Conociendo otro país, hablando un idioma diferente y compartiendo clases con compañeros y profesores nuevos a miles de kilómetros de casa. Así vivirán el próximo curso escolar los 21 alumnos aragoneses que han conseguido una beca de la Fundación Amancio Ortega para estudiar 1º de Bachillerato en un instituto de Estados Unidos o Canadá.

Todos ellos, 16 de Zaragoza, 4 de Huesca y 1 de Teruel, se encuentran entre los 600 afortunados que han obtenido una de estas becas, a las que optaban más de 9.000 solicitantes de toda España. Con esta ayuda, los alumnos seleccionados, que actualmente estudian 4º de ESO, tendrán la oportunidad de vivir su próximo año académico en América. Allí podrán mejorar su nivel de inglés, pero también aprender a adaptarse a un entorno sociocultural nuevo, ya que convivirán con familias nativas y acudirán a centros de educación secundaria locales.

Alejandro Lasierra Ordás, del IES Ramón y Cajal de Huesca, es uno de los alumnos aragoneses que disfrutará de esta experiencia el curso que viene. Su destino exacto lo conocerá en junio, pero ya sabe que en agosto o septiembre viajará hasta la provincia de Nueva Escocia, en Canadá. El oscense reconoce que no se esperaba ser seleccionado y que “fue una sorpresa”.

Para poder optar a una de estas becas, Alejandro y el resto de aspirantes debían cumplir con una serie de requisitos: estar cursando 4º de ESO en España, tener una nota media mínima de 7 en 3º de ESO y una nota final de inglés de 8. Por otra parte, no podían haber disfrutado de una experiencia académica igual o superior a 6 meses en un país extranjero durante los anteriores cursos de Secundaria.

Una prueba escrita, una oral y una entrevista

Una vez inscritos y acreditados los criterios exigidos por la Fundación (se tienen en cuenta los datos fiscales de la unidad familiar, que representaban un 60% de la puntuación final), los alumnos todavía debían superar dos pruebas para lograr una de las plazas 600 plazas (100 de ellas reservadas a estudiantes de Galicia). Todos los solicitantes fueron convocados en las diferentes capitales de provincia para realizar una primera prueba escrita que evaluaba el nivel de comprensión oral y los conocimientos gramaticales.

Solo aquellos que alcanzaron o superaron el 7, unos 1.800, fueron convocados a una segunda prueba de expresión oral, en la que debían hablar en inglés durante un máximo de 3 minutos sobre un tema de su interés, y una entrevista, ambas por videollamada. “Lo más difícil fue la entrevista porque te preguntaban sobre cosas que te podían pasar allí para ver si estabas preparado para ir”, asegura Alejandro.

El alumno del IES Ramón y Cajal de Huesca reconoce que “lo más duro” va a ser no ver a su familia durante todo el año, ya que los seleccionados no pueden regresar a España ni recibir visitas de sus familiares durante la estancia, salvo causas excepcionales. No obstante, Alejandro asegura tener muchas ganas de vivir la experiencia, de conocer a su familia de acogida y de probar materias diferentes. “Quiero aprovechar para hacer asignaturas que no tengamos en España, como la de ‘Anuario’, en la que te dedicas a hacer fotos para el típico anuario de final de curso. También quiero apuntarme a Física para hacer experimentos”, comenta el oscense.

“No pude tener más suerte”

Miguel Jorcano estudia este año 2º de Bachillerato en el IES Goya de Zaragoza, pero el curso pasado dejó la capital aragonesa para vivir la experiencia en Vermont, Estados Unidos, con la beca de la Fundación Amancio Ortega. “Fue genial y estuve supercontento. No pude tener más suerte con la familia y el instituto. El programa te lo pone todo muy fácil”, recuerda.

Lo que más le sorprendió durante su estancia fue el sistema educativo, que le permitió descubrir nuevas disciplinas. “Potencian mucho las habilidades de los alumnos, sobre todo en áreas artísticas. Por ejemplo, yo nunca había hecho baile y allí lo probé y he descubierto un mundo. También hay muchas facilidades para la gente que pinta bien o que practica deportes”, comenta Miguel.

El trato cercano con los profesores fue otra de las sorpresas para Jorcano: “Vermont es un estado muy liberal y los métodos de enseñanza son muy cooperativos. Además, la relación con los profesores es casi como de amigos. De hecho, uno de los profesores me invitó una vez a cenar a su casa. Es otro mundo”.

Su inmersión fue total, ya que hablaba durante todo el día en inglés, con su familia americana y en el instituto. Además, aunque el estudiante español más cercano estaba “a 2 horas en coche”, coincidió con otros alumnos de intercambio de países como Italia, Alemania o Ucrania.

Aunque pasó “mucho frío” y este año se ha tenido que “poner las pilas” para retomar las asignaturas españolas, sobre todo las de ciencias, Miguel está muy satisfecho con la experiencia: “Mañana mismo me iba otra vez”.

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