Aragón reduce más de un 30% las muertes por ictus en 10 años, hasta las 1.000

Algunos de los síntomas son dolor de cabeza muy agudo que antes no se había tenido, pérdida del habla o visión borrosa.

El escáner del servicio de urgencias del Hospital Miguel Servet.
Aragón mejora la atención al ictus garantizando la accesibilidad al tratamiento
Gobierno de Aragón

Los hospitales aragoneses atienden 8 casos de ictus al día, si bien, gracias a las acciones implantadas en 2008 para actuar con una mayor celeridad ante un posible caso, las muertes se han reducido más de un 30%, un 33% en hombres y un 38% en mujeres, hasta las 1.000 contabilizadas.

Así lo ha puesto de manifiesto el jefe de servicio de la Unidad de Ictus del Hospital Miguel Servet, Javier Marta, con motivo de la presentación el nuevo Programa de Atención al Ictus (PAIA) puesto en marcha en esta comunidad.

"Se ha pasado del hospitalocentrismo a un sistema de organización" en el que están implicados todos los sectores sanitarios, ha apuntado en una rueda de prensa en la sede del Salud en Zaragoza en la que han comparecido además el director general de Asistencia Sanitaria, José María Abad, y la responsable de la Estrategia de Ictus en Aragón, María Bestué.

La prueba, según Marta, de que se ha conseguido "una correcta selección de casos" es que la atención se ha repartido al 50% entre el hospital de referencia, el Miguel Servet, y el 50% que se trata en el resto de centros sanitarios de la comunidad.

En este sentido, José María Abad ha asegurado que es una atención "hiperregulada" que está llegando a todo el territorio aragonés.

La "clave", según estos profesionales, es acudir directamente al hospital más cercano o llamar al 061 cuando hay una sospecha, momento a partir del cual se activa una cadena de actuaciones con el "código ictus", pero para ello también es importante que la población conozca los síntomas, como un dolor de cabeza muy agudo que antes no se había tenido, pérdida del habla o visión borrosa, entre otros.

Gracias a los avances, desde 2016 se ha incorporado un nuevo tratamiento endovascular (trombectormía), que consiste en la extracción mecánica del trombo permitiendo la recanalización del vaso, para todos los pacientes de la comunidad que ha supuesto la oportunidad de dar acceso al tratamiento a un mayor número de pacientes.

Se ha pasado así de 175 pacientes tratados con fibrinolisis en 2015 a 379 en 2017 (286 fibrinolisis intravenosa y 93 trombectomías), mientras que la cifra de trombectomías ha aumentado hasta las 126 del 2018 y la de fibrinólisis ha superado los 270 pacientes.

Uno de los objetivos más inmediatos es abrir el plazo de tiempo (ventana) en el que los pacientes pueden ser sometidos a una trombectomía, que ha pasado de las 6 horas actuales a 16 horas, lo que supondrá un aumento del número de pacientes que podrá beneficiarse de este tratamiento.

El PAIA incluye además diferentes subprocesos de atención que parten de las actuaciones previas a realizar en Atención Primaria para disminuir la incidencia de casos nuevos.

Y es que, como ha recordado el doctor Marta, parte de los ictus están relacionados con los estilos de vida, como el consumo de alcohol, azúcar, el exceso de sal o el sedentarismo, que se suman a otros factores de riesgo cardiovasculares clásicos como la hipertensión, obesidad abdominal, diabetes mellitus, enfermedades del corazón y dislipemia.

Además, en Aragón, debido a que tiene una población más envejecida, esta enfermedad es más relevante que en otras comunidades autónomas, si bien, Marta ha apuntado que el 15% de los ictus afectan a menores de 45 años, un porcentaje que ha aumentado en los últimos años aunque no se sabe si debido a los hábitos de vida o a la mejora de los protocolos de atención.

La supervivencia con secuelas que permiten una autonomía personal también alcanza al 48% de los afectados gracias, además de a los tratamientos con fibrinólisis y/o la trombectomía en la fase hiperaguda, al manejo de los pacientes en unidades y áreas de ictus durante la fase aguda y al posterior previo al alta durante la fase subaguda, estableciendo las actuaciones de rehabilitación consideradas con estándares de calidad en la atención al paciente.

También se establecen los criterios para la atención al ictus en fase de cronicidad, que incluye tanto los aspectos para prevenir las recurrencias como los aspectos de rehabilitación y sociales recomendados.

El reto, ha informado la doctora María Bestué, es saber "hasta dónde llega la rehabilitación y cuáles son los estándares de calidad".

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