Menores muy mayores

La llegada de menores extranjeros no acompañados supone problemas que es preciso afrontar con medios adecuados y con serenidad.

La miseria se cuela por las rendijas de Europa.
La miseria se cuela por las rendijas de Europa.

Hay debates que no son nuevos y cuando se repiten solo cambian de protagonistas. En este caso, ni eso. Son los extranjeros de siempre, aunque ahora menores y no acompañados que están llegando a Aragón, los sujetos-objeto de noticia. Su número, que en el último año se ha quintuplicado, y los conflictos en varios pisos tutelados lo han convertido en foco de titular y de caña electoral. Pero aquí no hay blancos ni negros. O sí, y de más colores, pero atrapados en un infinita gama de grises que incluyen una complicada legislación de extranjería y falta de liderazgo estatal y de medios para las comunidades autónomas, hasta el punto de que alguna, de tapadillo, factura su ‘problema’ en bus pagándole el billete a regiones limítrofes como esta.

Contar esta realidad solo en clave de suceso es quedarse en la punta del iceberg. La miseria no tiene edad y se cuela, desde hace años, por las rendijas de Europa. ¿Por qué no iba a tocarnos nuestra parte de pastel amargo? Pero ni el buenismo que mira hacia otro lado soslayando delitos, ni las tripas voraces que solo reclaman muros, solucionarán ni evitarán la llegada de estos menores tan mayores que buscan futuro con el móvil en la mano y el bolsillo vacío. Sí pueden hacerlo la unidad política, la persecución de las mafias, los acuerdos trasnacionales y la solidaridad interterritorial. Con voluntad y presupuestos, los mismos que se bloquean ahora en todas las instituciones porque andan cerca las elecciones. Se llama hacer política, de la buena y con mayúsculas.

Eva Pérez Sorribes es directora de Contenidos de la Cadena Ser Aragón