Por
  • Alberto Jiménez Schuhmacher

Joe Hin Tjio

Célula tumoral tratada con los inhibidores de ATR desarrollados en el CNIO. En verde, las roturas en el ADN de las células generadas por el tratamiento. En azul, los cromosomas
En azul, los cromosomas
CNIO

Nuestro ADN, la clave de la vida y de la herencia, es un largo verso de 3.000.000.000 letras químicas organizado en 46 tomos que llamamos cromosomas. Alteraciones en la estructura y en el número de cromosomas pueden provocar enfermedades, como el síndrome de Down causado por una copia extra del cromosoma 21. Durante décadas se pensó que teníamos 48. Determinar el número exacto fue un hito muy importante. Hoy he tenido en mis manos una separata de ‘The chromosome number of man’ publicado en la revista ‘Hereditas’ donde se describe el hallazgo. He sentido más orgullo y placer que el que experimentará José Luis Melero cuando consiga su más preciado libro, al constatar que lo hizo un maño de adopción. Fue Joe Hin Tjio, siendo director del departamento de Citogenética en la Estación Experimental Aula Dei de Zaragoza durante una visita al Instituto de Genética de Lund.

Este agrónomo de padres chinos, nacido en Indonesia, fue encarcelado tres años y torturado en un campo de concentración japonés en Java durante la II Guerra Mundial. Terminada la guerra vino a Europa. Durante una estancia en la estación agronómica sueca de Svalov, coincidió con Enrique Sánchez-Monge, ingeniero agrónomo zaragozano quien recomendó al director de Aula Dei, Ramón Esteruelas, contratarle.

Permaneció en Zaragoza de 1948 a 1959. Fue ‘honoris causa’ por nuestra Universidad y una calle, en el barrio de Delicias, lleva su nombre. Nosotros le debemos que un artículo de la Historia de la Ciencia lleve el de Zaragoza.