Un carpintero con madera de alcalde en el gobierno de Villalba de Perejil

Eduardo Condón, jovencísimo concejal cuando llegaron las aguas a su pueblo en los años 70, lleva dos décadas en la alcaldía y ha consagrado su vida a trabajar con la sierra, la lija, los clavos y el bastón de mando para beneficio de su pueblo.

Eduardo Condón saca virutas de madera en el taller de su casa.
Eduardo Condón saca virutas de madera en el taller de su casa.
Laura Uranga

Un ‘christma’ en neerlandés a la vuelta de una esquina desea ‘Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo’ a quien pose sus ojos en el texto y active justo después el traductor de Google. Como todos los pueblos, Villalba de Perejil tiene cubierta su cuota de sorpresas. También de sustos; hace un mes se produjo el derrumbe controlado de una vivienda en estado ruinoso en la calle Mayor, una acción acometida por cuestiones de seguridad, ya que la casa contigua –ambas de propiedad privada– también estaba afectada. Una máquina de la obra quedó atrapada tras hundirse una viga; por suerte, no hubo desgracias personales. El día a día de Villalba transcurre sin sobresaltos, con un buen puñado de sus habitantes implicados en que sigan pasando cosas de interés.

Eduardo Condón es alcalde de Villalba de Perejil desde 1999. Muchos años antes, apenas en la veintena ejerció de concejal allá por 1975; fue entonces cuando llegó la conducción de aguas a Villalba, y como alcalde le ha tocado hacer renovación de la red de tuberías. "Era un chaval cuando entré por primera vez en el gobierno del pueblo; ya entonces había algunos que querían que fuese alcalde, pero yo pensé que no era mi momento. Hace 20 años vi que la lista que se preparaba tenía mucha gente que no vivía en el pueblo; hablamos cuatro o cinco y decidimos presentarnos, porque siempre es mejor que gobierne gente que está aquí todos los días. Salimos, y aquí seguimos".

Villalba de Perejil un carpintero con madera de alcalde en el gobierno

Eduardo ha dedicado su vida profesional a la carpintería, como su padre, abuelo, bisabuelo y algún tío. "Es cosa de familia, nos gusta, aunque mis hijos no han continuado la tradición, pero maña no les falta; yo trabajé siempre desde aquí, tengo el taller montado todavía y todo el instrumental, pero también acudía a los pueblos cercanos cuando me lo pedían. Estoy retirado de las obras de cierta envergadura, pero todavía hago alguna cosa por placer, para mí, o arreglos de puertas y ventanas a amigos cercanos como favor".

Eduardo se ha preocupado de extender su labor profesional al servicio del pueblo. "En combinación con el obispado y la DPZ, arreglamos los tejados de la iglesia de San Cristóbal. Se hizo una renovación integral de la torre hace ya unos quince años; al lado había cementerio y se acondicionó como mirador tras la cesión del obispado; también se rehabilitó la plaza. El reloj de sol que hay ahí es anterior".

La agricultura, como en tantos otros lugares, ha menguado en Villalba; lo mismo ocurre con la ganadería. "Queda menos gente joven por aquí; sí hay chavales que trabajan en Zaragoza, como un concejal que está en una empresa de mantenimiento, y también hay algunos con la faena en Calatayud que prefieren vivir aquí, eso es un orgullo porque quiere decir que aquí están bien. El resto de los que dormimos en el pueblo tenemos casi todos más de sesenta años. Cuando cerró la fábrica de pañales en Calatayud, muchos tomaron la opción de irse a la nueva sede en Tarragona, y otros se fueron a una empresa del mismo sector en El Burgo de Ebro; a ellos tampoco les importa desplazarse, porque les gusta tener aquí la base. Y de servicios no estamos mal; médico y enfermera varios días a la semana, pan y bollería todos los días traído de Calatayud que está a 10 kilómetros y los abastos, como en otros sitios, los tenemos con camiones de venta". En Villalba también hubo en su día un tejar, molino harinero y yesería artesanal.

La escuela de referencia en todos los niveles está en Calatayud. Eduardo recuerda que en su día iban 20 chavales del pueblo en el bus a la capital de la comarca, y ahora van cinco chicas. En cuestiones pías, la Cofradía de Santa Águeda es la más popular del pueblo. Aunque a la santa se le relaciona con una festividad exclusiva para las mujeres, esta cofradía era solamente masculina hasta mediados de los 80. La fiesta de la santa es el primer domingo de febrero, con matacía incluida. "Ahora -dice Hermelina Collado, esposa del alcalde- si no fuera por nosotras, no habría fiesta, porque somos quienes las movemos. La verdad es que ellos también arriman el hombro –ríe– porque entre seis matrimonios solemos encargarnos de muchas cosas; fíjate que tuvimos 30 chicos, pero todos se han ido fuera".

Villalba también celebra la Virgen del Rosario. "Se hacía el primer domingo de octubre –recuerdan Hermelina y Eduardo– pero como casi siempre coincide con un fin de semana del Pilar en Zaragoza, Se pasó a agosto".

La Asociación de la Tercera Edad tiene a su cargo una tarea básica; llevar el club social. "Allí nos juntamos a echar la partida y realizar actividades de ocio durante el año. También solíamos hacer la matacía tradicional hasta hace poco, pero no es fácil comprar un cerdo aquí cerca, las granjas están integradas. Una vez llegamos hasta Mainar, a 33 kilómetros, a por uno. Ahora nos apañamos como podemos".

Aldo Sambrell, la estrella del fútbol y el cine que estuvo a punto de instalarse en el municipio

El caso parece de culebrón, pero para Villalba de Perejil resultó más bien una pesadilla. A finales de 2003, un ciudadano madrileño reclamó las 600 hectáreas de terrenos del municipio zaragozano que habría adquirido a un tal Alfredo Sánchez Brell, de Aranjuez, quien las había recibido a su vez tras sentencia judicial, ya que eran el aval de un impago. Las 600 hectáreas suponían la mitad de las tierras del municipio, pues sus lindes no estaban claras y ocupaban parcialmente tierras escrituradas de varios vecinos. El catastro dio la razón a los afectados y el madrileño se quedó con las tierras adquiridas que no ocupaban fincas privadas. El caso es que Alfredo Sánchez Brell (quien murió en 2010) había sido futbolista del Rayo Vallecano, el Monterrey y el Puebla, y en los 60 adoptó el nombre de Aldo Sambrell, villano habitual del ‘spaghetti western’; participó en 300 películas, incluidas ‘La muerte tenía un precio’ y ‘El bueno, el feo y el malo’, de Sergio Leone.

En datos

Comarca: Comunidad de Calatayud

Población: 93

Distancia a Zaragoza: 87 km

Los imprescindibles

Iglesia de San Cristóbal

De fábrica barroca (siglos XVII y XVIII), se construyó sobre otro templo medieval que se asentaba a su vez sobre la antigua mezquita califal, de la cual conserva tres arcos de herradura cegados. La torre, antes defensiva, tiene alminar.

Fiesta de la ribera

Se celebra desde 1984 el día de San Jorge y la sede pasa de Torres (barrio pedáneo de Calatayud) a los municipios de Villalba de Perejil, Sediles (2019), Belmonte de Gracián, Mara (2018), Ruesca, Orera y Miedes de Aragón.

Yolanda Marco

En Villalba hay gran afición la jota; no en vano tienen una calle dedicada al zaragozano José Oto, uno de los cinco grandes de siempre; una hija del pueblo por parte materna, Yolanda Marco, es la cantadora local más conocida.

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