Sergio Sebastián: "Hacer arquitectura en los pueblos es tan posible como necesario"

El arquitecto bilbilitano (1976), ganador del XXXIX Trofeo Ricardo Magdalena por una casa en Leciñena, cree que "el medio rural permite un aprendizaje increíble".

Casa JI. En una sola planta, tiene 200 metros cuadrados de superficie útil y 300 de patio interior. Un pueblo dentro de otro pueblo. Las distintas habitaciones o 'casas' abren a un espacio exterior que se articula en torno a patios.
Casa JI. En una sola planta, tiene 200 metros cuadrados de superficie útil y 300 de patio interior. Un pueblo dentro de otro pueblo. Las distintas habitaciones o 'casas' abren a un espacio exterior que se articula en torno a patios.
Irene Ruiz

El jurado de la Institución Fernando el Católico en su premio anual de arquitectura valoró de la Casa JI, propiedad de una joven pareja de Leciñena, su construcción en un pequeño pueblo "en cuya solución de conjunto interpreta con sensibilidad la morfología propia del lugar y del entorno".

¿Qué le supone este galardón?

Un motivador acicate para seguir trabajando en los pequeños núcleos urbanos y continuar pensando que es tan posible como necesario hacer arquitectura en los pueblos. Además, representa un gran orgullo recibir este reconocido e histórico trofeo. ¡Son ya 39 ediciones, ni más ni menos! Pero el mérito lo comparto, sobre todo, con los propietarios, un matrimonio y sus dos hijos que apostaron por quedarse a vivir sus sueños en Leciñena.

¿Cuál es la clave para construir fuera de las ciudades?

Igual que en cualquier proyecto, atender al lugar y a sus condicionantes. Habitualmente, en un núcleo rural hemos de tratar de acercarnos con una escala más contenida, menor, más cercana, pero no por ello más pobre, sino todo lo contrario. Si no miramos tanto dentro nuestras propias voluntades artísticas, y nos enfocamos más hacia las condiciones físicas del lugar, sus valores históricos y su lógica constructiva tradicional, nuestro trabajo llegará a fundirse con su entorno de una forma más natural. Haremos una arquitectura más o menos ruidosa o silenciosa, según se requiera, pero esta decisión deberá provenir siempre de una actitud humilde de escucha y observación previas.

¿Qué tiene de especial el medio rural de Aragón para la arquitectura?

Nuestros pueblos son un lugar de aprendizaje increíble para un arquitecto, un sistema coral construido desde una razón de necesidad y una perfecta adaptación al medio.

La Casa JI es de una sola planta, que costó 170.000 euros. ¿Cuál es su principal virtud?

La vivienda de Javier e Inés nace de la reinterpretación de la vivienda tradicional de Leciñena, pequeño municipio en el corazón del desierto de los Monegros. Es una casa como otras tantas que hubo en el sitio, escondida entre altas tapias blancas rematadas con teja, defendida del polvo y del viento con resistentes revocos rugosos, llena de vida y usos al interior del patio, y cuya relación con las calles que la rodean tiene lugar a través de grandes portones de tablas de madera. Con este espíritu, pero sin renunciar a su tiempo, esta vivienda contemporánea se suma al casco urbano, buscando mantener el conjunto y un equilibrio ambiental con los edificios existentes.

En general, desde el punto de vista arquitectónico, ¿cuál es su espacio más particular?

Son muchos, desde el Panteón de Roma hasta la iglesia de San Félix de Torralba de Ribota. Desde niño estoy fascinado por el patio del palacio de los Luna de Zaragoza. Hace unos años tuvimos la suerte de redactar un plan director para su rehabilitación, que llegó a formar parte de mi tesis doctoral. Es un lugar cargado de simbología, nacido en el floreciente Renacimiento aragonés y reinventado por Regino Borobio como manifiesto foral. Uno de esos serenos lugares abiertos al cielo, de los que ya quedan pocos en nuestra ciudad.

¿Qué es la arquitectura sostenible?

Aquella que responde a un problema concreto, sea a la escala que sea, con los medios proporcionados al mismo. Es aquella que nace desde la sensatez.

¿Ha pasado ya la crisis del sector?

Si entendemos que superar una crisis es volver a un estado previo, no. Si, por el contrario, entendemos que supone una evolución o un cambio de estado, estaremos alumbrando muchas posibilidades nuevas. La labor del arquitecto creador ha sido sustituida por el de un arquitecto ensamblador, cuya misión consiste en establecer relaciones o conexiones desde la técnica y la estética, entre ideas, objetos y materiales, pensados y producidos en contextos diversos, pero que necesariamente confluyen en el proyecto y en la obra.

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