Reunirse con la familia, acudir a una fiesta con los amigos, disfrutar de una buena comida o cena, intercambiar regalos con los seres queridos… Estos son algunos de los planes típicos en los días de Navidad, actividades que se repiten en los hogares de muchas familias. Sin embargo, también son muchas las personas que, por diferentes circunstancias, no pueden vivir de la misma forma estas fechas. Personas en situación de pobreza, niños y mayores sin familia, inmigrantes alejados de sus parientes, enfermos internados en hospitales… En todos estos casos, y muchos más, la labor de las asociaciones, los centros y comedores sociales y los voluntarios es crucial para ‘endulzar’, de alguna manera, la vida de estas personas.

Pero, ¿aumenta la solidaridad en estas fechas? Si nos centramos en aspectos materiales, la respuesta sería afirmativa, ya que las donaciones -tanto económicas como de objetos- se incrementan. “La solidaridad en forma de donativos sí que aumenta”, reconocen desde Cáritas Diocesana de Zaragoza, algo con lo que coinciden desde el comedor social de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen: “recibimos muchas más donaciones económicas en diciembre”.

En cambio, si hablamos en términos de tiempo invertido de manera altruista y continuada en alguna causa, la respuesta no sería tan alentadora. Salvo colaboraciones en actividades puntuales, como participar en un mercadillo o en una recogida o reparto de alimentos, son pocos los que se inician como ayudantes habituales en esta época del año. La mayoría de oenegés y asociaciones cuenta todo el año con voluntarios que participan en sus labores diarias y que, en Navidad, continúan haciéndolo.

“Las entidades están acostumbradas a trabajar durante todo el año con continuidad. Sí que hay llamadas de última hora interesándose por colaborar, pero es difícil darles salida porque las acciones se organizan con tiempo. Es más el ofrecimiento de la gente que las tareas voluntarias porque llevan su organización y las asociaciones las tienen previstas con antelación”, explican desde la Coordinadora Aragonesa de Voluntariado. “En Navidad no notamos mucho incremento de voluntarios, en general, seguimos trabajando con la misma gente. El trabajo es el mismo que el resto del año, salvo cosas puntuales, y puestos a necesitar, sería más necesario el resto del año”, coinciden desde la Fundación La Caridad. En el comedor social del Carmen también están de acuerdo: “Hay gente que quiere venir un día, sobre todo el día de Navidad o año nuevo, pero no lo valoramos, ya que aquí necesitamos gente los 365 días del año”.

En otros casos, como el de Universitarios con la Infancia, también se busca un compromiso que vaya más allá de un período concreto en el año. Por ello, la asociación universitaria tan solo abre dos convocatorias para inscribirse como voluntario, una al inicio del curso y otra al comienzo del segundo cuatrimestre.

Además, muchas de las labores que se desarrollan en entidades solidarias requieren una mínima preparación previa. “Recibimos gente interesada en hacer voluntariado durante todo el año, es un goteo constante, pero la gente que se hace voluntaria lleva un proceso de formación que necesita cierto tiempo”, explica Alicia Giménez, coordinadora de Voluntariado y Comunicación de Cruz Roja en Zaragoza. No obstante, desde la institución sí que notan un “aumento de la disponibilidad” de los voluntarios: “La semana que viene sí que recibiremos más llamadas porque ya no hay colegio ni universidad”.

En la Hermandad del Refugio también ven un mayor interés en estas fechas. "Contamos con un equipo de voluntariado durante todo el año, tener una buena plantilla de voluntarios es una auténtica maravilla. Pero sí que hay gente que en estas fechas ha llamado y se ha querido apuntar para colaborar, y contaremos con unos 15 o 20 voluntarios puntuales para estos días", afirma Santiago Sánchez, Hermano Mayor.

Actividades especiales por Navidad

Las asociaciones aragonesas sin ánimo de lucro mantienen su labor durante todo el año, pero también realizan actividades más especiales por Navidad, para hacer que todas las personas con las que colaboran puedan disfrutar de estas fechas. En el comedor social de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen organizan una comida con menú especial para el día de Nochebuena, que elaboran los cocineros del restaurante Aura. “El año pasado, por ejemplo, tuvieron ternasco. Además, el banco de alimentos también nos dona turrones, mazapán y otros alimentos típicos de Navidad”, apunta Lucía Capilla, trabajadora social del centro.

La Hermandad del Refugio mantiene abierta todo el año la recogida de alimentos y ropa, si bien nota que "en Navidad la gente tiene el corazón un poco más blando". Muchos colegios aprovechan estas fechas para contribuir a la campaña 'Operación kilo', en la que, además de recoger alimentos no perecederos, los alumnos visitan el refugio y conocen de primera mano para quién son esos productos y cuál es su situación. "Nos gusta que vengan los jóvenes para que vean que no todo es pedir, que también hay necesidad. Es una actividad que entre los colegios tiene una aceptación muy bonita", añade Sánchez.

En Cruz Roja refuerzan estos días la recogida de “mantas y sacos de dormir” para su unidad de emergencia social: “Este año nos hemos quedado cortos”, reconocen; pero también ponen en marcha una campaña especial de recogida de juguetes nuevos. Ya han conseguido 650. “La gente es muy solidaria, pero le cuesta entender por qué no pueden ser juguetes viejos. Todos los niños tienen el derecho a estrenar un juguete una vez al año. Es una cuestión de derechos y estos niños no tienen por qué ser diferentes a otros”.

Por su parte, en el Centro Social San Antonio, preparan una fiesta comunitaria con personas excluidas para el día 20 de diciembre, que amenizará una banda del Arrabal. “Para muchos, venir aquí y compartir ese momento es su verdadera Navidad. Esa sensación de soledad no deseada se cubre aquí”, asegura José Luis Esteruelas, trabajador social del centro. “No solo vendrán personas solas, también con hijos, pero muchos de otros países, que tienen lejos a su familia. Vienen muchas familias magrebíes que, aunque no compartan espiritualmente la Navidad, sí que disfrutan viendo a la gente contenta”.