Mequinenza, ríos nada revueltos y una clara ganancia de pescadores

Este municipio del Bajo Cinca revirtió el duro golpe de la inundación sufrido por el pueblo viejo hace medio siglo con el auge de la pesca deportiva, que ha dado un impulso clave a la economía local.

Una paseante se toma un respiro junto al embarcadero del Capri Club; al fondo, el puente de Mequinenza sobre el Segre.
Una paseante se toma un respiro junto al embarcadero del Capri Club; al fondo, el puente de Mequinenza sobre el Segre.
Laura Uranga

En Mequinenza confluyen los ríos Segre, Cinca y Ebro, y desde hace casi medio siglo las aguas del pantano de Ribarroja bañan la orilla del pueblo nuevo, en la margen derecha del Segre, con apenas unos vestigios edificados de 'lo poble', el pueblo viejo, en la margen izquierda del Ebro. El drama que siempre supone la desaparición de un pueblo bajo las aguas trajo consigo años después el desarrollo de la actividad que ha movido en las últimas cuatro décadas la economía local; la pesca deportiva, que tiene en la zona a uno de los puntos de encuentro más codiciados de toda Europa.

En estas fechas no hay pescadores en activo por Mequinenza; la práctica se para tras el puente de la Inmaculada y regresa a mediados de febrero. En el resto del año se viven diferentes fases, marcadas por las propias especies capturadas; el siluro tiene su temporada desde mayo a noviembre, y antes van la perca, la lucioperca y la carpa, entre otras.

¿Cómo surge el boom de la pesca en Mequinenza? En 1974, el comercial alemán Roland Lorkovski introdujo ilegalmente 32 alevines de siluro en el pantano, traídos del Danubio; vio que las condiciones climáticas y el agua eran ideales para que prosperaran aquí. También trajo las luciopercas; tras esta acción empezaron a venir los primeros aficionados alemanes, el asunto fue cogiendo fuerza... y hasta hoy.

David Espax Palau lleva más de 20 años en Mequinenza y está al frente de Mequifish, una empresa con tienda especializada en pesca deportiva y servicio de guías. "Vengo de un pueblecito catalán a 12 kilómetros de aquí; vine a probar cómo me iba y me he afianzado en Mequinenza. El tema de la pesca mueve al municipio; las condiciones naturales son idóneas. Bueno, naturales entre comillas, porque el embalse no es natural, pero el clima y la cantidad de especies que tenemos no se encuentran en ningún otro punto de Europa, por eso viene tanta gente. Yo soy ingeniero, pero un día hice de guía de manera esporádica y me gustó; luego me lancé con la tienda, después sumé trabajadores y barcos… todo poco a poco, bajo la marca de Mequifish. También soy el presidente de la Asociación de Empresarios de Pesca locales; hay muchas en el municipio, una veintena, pero todas las demás son de extranjeros y yo hago un poco de enlace con el entorno".

Mequinenza

Los pioneros en la actividad llegaron de Alemania, como Roland, quien por cierto ha seguido viniendo a Mequinenza todo este tiempo, aunque David comenta que no lo ha visto en los tres últimos años. Se fueron instalando y empezaron a dar forma al negocio. "Los pioneros fueron Bavarian, Jürgen y Markus; empezaron con tiendas de campaña junto al río, y poco a poco surgieron restaurantes, ‘campings’... cada vez se sumaba gente de más países, desde belgas a franceses, austríacos, polacos... nos llevamos todos bien y nos ayudamos en lo que haga falta, sobre todo con las amenazas externas a una actividad sana", dice David.

La alusión a los furtivos, a la pesca ‘pirata’, es clara. David explica que luchar contra ese asunto es delicado. "No todas las empresas tenían su actividad totalmente legalizada hace un tiempo; ahora sí. Lo que ocurre es que aquellos que vienen a comerciar con los peces, cosa que la ley no impide de manera explícita, no lo tienen complicado; otra cosa sería pillarles ‘in fraganti’ pescando fuera de hora o transportando las capturas. Están haciendo auténticas masacres de carpas y luciopercas; son mafias que se dedican profesionalmente al tema. Cada año aparecen más redes, pescan de noche… son furtivos que no siguen norma alguna".

Los visitantes anuales se cuentan por miles. Los pescadores deben sacar un ticket en el coto. "Las empresas damos facilidades con los trámites, pero debes sacar la licencia autonómica primero y luego el ticket, diario o semanal. El horario de pesca se fija entre una hora antes del amanecer y las 10 de la noche. No se pueden usar cebos vivos… hay varias normas", explica David.

Entre los visitantes de la zona no faltan las caras conocidas. Probablemente, el más famoso es Roman Abramovich, el magnate ruso que hizo fortuna con la petrolera Sibneft y sus conexiones con el Kremlin; hace quince años compró el equipo de fútbol británico Chelsea. Anualmente hay concentraciones de la selección alemana de remo y el Jesus College Boat Club de Cambridge. La oferta de alojamiento se compone del hotel Zaytun y los hostales Mequinenza y Rodés, amén de los cámpines Bellavista, Octogesa y Rancho Ebro; hay muchos apartamentos de uso turístico y un albergue, llamado Camí de Sirga. De ‘lo poble’ se conserva el edificio de las antiguas escuelas, llamado Grupo Escolar de María Quintana, que hoy es sede del Museo de Historia local (contiguo al Museo de la Mina) y del restaurante Royal II, cuyos solomillos son famosos en el área.

El camino de sirga y Jesús Moncada, metáfora y realidad a los ojos de un relator sublime

Nacido en Mequinenza en 1941, al escritor, pintor y fotógrafo Jesús Moncada se lo llevó el cáncer en 2005. Su obra está escrita en catalán, con una novela cumbre: ‘Camí de sirga’ (1988), la historia del último siglo de existencia del pueblo viejo antes de que llegase el pantano. La sirga era el método utilizado para transportar río arriba los ‘llaüts’ –barcos carboneros– desde las minas a la estación de tren más cercana. Moncada, que trabajó en la editorial barcelonesa Montaner en los 60 y 70, juega de forma magistral en esta novela con las descripciones, los personajes (Carlota de Torres es el más llamativo) y el devenir de las épocas a la hora de definir el perfil casi macondiano de Mequinenza en un período que va desde mediados del siglo XIX hasta la inauguración del embalse, obra que anegó buena parte del caserío y las mejores tierras de la localidad. Su figura está reconocida y glosada en un espacio propio dentro del Museo de la Historia local. 

Los imprescindibles

El festival de cine

Este verano se celebró el II Mequinenza International Film Festival, basado en cortos relacionados con el agua. ‘Madre’ de Rodrigo Sorogoyen, proyectado este año y que se ha llevado al largo (foto), figura en la antesala de los premios Óscar.

Castillo y museos

El complejo museístico local, en la zona de ‘lo poble’, está compuesto del castillo (propiedad de la Fundación Endesa), el Museo de la Mina (foto), centrado en la producción local de lignito, y el Museo de la Historia.

Procter & Gamble

La multinacional tiene una gran factoría en Mequinenza, en la margen derecha del Segre, dedicada a la fabricación de pañales, compresas y toallitas, que emplea a una importante cantidad de personal local.

- Ir al especial Aragón, pueblo a pueblo.

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