Jarque de la Val, donde se escucha el silencio

El pueblo de las Cuencas Mineras está en una situación estratégica dentro de la provincia, que lo faculta para ser base de visitas a los atractivos más sobresalientes.

Campanario de la antigua iglesia de la Asunción, a través de un ventanuco lateral.
Campanario de la antigua iglesia de la Asunción, a través de un ventanuco lateral.
Laura Uranga

Milagros Aguilar se gira más rápido por la calle si le llaman Mila, como hacen sus amigos, familiares y convecinos. Así ha llamado a su casa rural (casaruralmila.com) en el centro de Jarque de la Val. Sentada con sus amigas Pili Sánchez y Mercedes Casas en el bar del pueblo, rompe una lanza en favor de Jarque. "Yo he vivido siempre aquí, trabajaba en la confección en el pueblo de al lado hasta que me quedé sin trabajo, y entonces me planteé arreglar esta casa para dedicarla al turismo rural. Mis hijos me animaron a hacerlo. Así empezamos hace nueve años. Mi casa no tiene lujos, pero sí comodidades; es de nueva construcción, hicimos la vivienda sobre el garaje. Una sola planta, jardín afuera, zona de barbacoa… es ideal para grupos y familias".

Los clientes de Mila le regalan los oídos (los ojos, sería más preciso) con sus críticas positivas en internet, que hacen además hincapié en su afabilidad. "Y son justas -dicen al alimón Mercedes y Pili- porque ella es así, cariñosa, siempre preocupada por agradar". "Me gusta que la gente se sienta como en casa y trato de ayudarles en todo lo que puedan necesitar, incluyendo sugerencias de excursiones, claro". "No solo eso -aclara Pili- es que recibe a los clientes con los pastelitos de ‘suspiros de Amante’ o un buen bizcocho, hechos en casa".

Jarque de la Val

En el centro

Mila reconoce que la zona no tiene a priori el atractivo turístico de otros puntos de Teruel, pero también señala que están en el centro de la provincia y son una gran base para visitar varias zonas. "Tienes Teruel y Dinópolis, cerca, a tiro de autovía, no estamos lejos del Maestrazgo ni del Matarraña, lo mismo pasa con Albarracín… incluso la nieve no está tan lejos. Además, aquí hay paz; lo valoramos los que vivimos aquí, y también los que vienen. Aquí se escucha el silencio".

Pili, artesana de profesión, llegó de Barcelona con su marido de visita por un cliente y se acabaron quedando. "Iban a ser cuatro días, y aquí estoy desde hace siete años. Por desgracia, mi marido falleció; he seguido con el negocio de artesanía en madera que teníamos en Barcelona y que seguimos manejando desde aquí. Él era el de las ideas, yo la ejecutora, dábamos el servicio completo, sin intermediarios. Son objetos originales, hemos trabajado mucho en el Pirineo, también en la zona; hemos trabajado bastante para el Museo Minero de Escucha, los monjes de Silos, el Delta… se puede trabajar desde aquí, pero sé que si no hubiera venido ya con mi empresa y el trabajo, hubiera sido difícil empezar aquí".

Las tres amigas celebran la armonía que se respira en el pueblo, y coinciden en señalar la generosidad de un vecino, Alfonso, que se vuelca en asistir a sus vecinos en tareas farragosas, siempre con el empeño fijo en mejorar la calidad de vida local desde los pequeños esfuerzos. "Alfonso siempre se entrega por todos –proclaman las tres amigas– y lo hace gratuitamente, por amor al pueblo. Adecenta las calles, limpiar la nieve cuando tardan las quitanieves y se hacen ventisqueros grandes... es un poco nuestra ayuda permanente".

La belleza del hotel Casa Valero, que tiene además un nivel de cocina muy alabado por habituales y visitantes ocasionales, lustra la oferta hotelera del pueblo, que recientemente ha engrosado también La Val del Arte, casa rural llevada por un artista holandés, Álex, arraigado en el municipio. Viene cada verano y en distintos períodos del año; con el calor se organizan cursos de pintura intensivos para especialistas, y abre todo el año como casa de turismo rural.

Otro hijo de Jarque de la Val muy querido en el pueblo es Diego Edo, bombero de profesión destinado en Zaragoza y teniente de alcalde de Jarque, que no duda en hacer kilómetros hasta el pueblo –se casó con una chica de Jarque– para llevar el Club de Atletismo La Val, que ha despertado la afición atlética en muchos chavales de la zona. Compiten los fines de semana y entre sus miembros hay representación de los pueblos de la Val, también de la cercana Galve e incluso de algún caspolino. El deporte es otro motor para el pueblo y, sin duda, un semillero de futuro para la pervivencia de este municipio por la vía del arraigo a sus tesoros naturales.

La maestra, el fomento de la lectura y la unión de fuerzas desde ‘la Bruselas de la Val’

Mercedes Casas no nació en Jarque, pero lleva 40 años en el pueblo, su marido era del pueblo, sus hijos son de pueblo; a Jarque lo llama ‘casa’. "Yo me siento de aquí, la verdad. De Jarque me gusta todo, y la cosa fue así desde el primer día, cuando llegué y y me recibieron con una primera sonrisa y un ‘buenos días’. Yo he sido maestra toda mi vida, aquí me he jubilado. Ya no hay escuela en Jarque, la perdimos, pero tenemos cinco niños preciosos que van al colegio de Cuevas de Almudén; los del instituto van a Utrillas".

Hay un club de lectura en la zona que lleva Mercedes junto a la bibliotecaria de Aliaga. "También se hace en Cuevas. Aunque estoy jubilada, sigo echando una mano en las aulas de los pueblos cercanos para hacer fomento de la lectura, poniéndonos de acuerdo con los profesores de cada sitio. Vamos trabajando por autores, este año estoy con Saint-Exupéry y ‘El principito’

Mercedes destaca el papel que jugó Josefina Mallén en la consolidación de la Asociación Cultural local, hoy en barbecho; atraía a gente de los municipios contiguos, desde Cuevas a Hinojosa y Mezquita. Ahora, la falta de gente impide más actividad. "Aun así, estamos bien surtidos de actividades; hay gimnasio para los del pueblo (con un pago simbólico) y pabellón, grupos de yoga con los pueblos vecinos... los cuatro municipio de la Val se juntan mucho para actividades". La cooperativa de cereal también une mucho a este cuarteto de localidades; cuando la sede estaba en Jarque se llamaba al pueblo ‘El Bruselas de la Val’. 

Los imprescindibles

Casa Valero

Situado en el centro del pueblo, este hotel con encanto de 8 habitaciones ocupa una antigua mansión del siglo XVIII, impecablemente restaurada, y cuenta con restaurante propio de carta imaginativa. Su web: casavalero.com.

La Fuente de la Salud

Está situada a apenas un kilómetro del pueblo; se accede por un cómodo sendero entre los huertos, que al estar asfaltado permite igualmente llegar en coche. Es el paseo característico de otoño e invierno, haga frío o ventee.

Nivardo Royo

Hace casi un siglo, allá por 1924, Jarque de la Val se hizo famoso por ser nombrado el pueblo más culto de Aragón. Todo gracias al magnífico maestro Nivardo Royo, quien logró que todo el pueblo supiera leer y escribir.

- Ir al especial Aragón, pueblo a pueblo.


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