Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Julia Herrero: "Necesitamos expertas que salgan en los telediarios hablando de lo que ellas saben"

Es profesora en el Centro Universitario de la Defensa y Medalla de las Cortes 2018. Esta impulsora de la iniciativa 11 de febrero, Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, ve con esperanza las "muchas pequeñas cosas" que están cambiando.

Julia Herrero, investigadora en magnetismo y profesora en el Centro Universitario de la Defensa
Julia Herrero, investigadora en magnetismo y profesora en el Centro Universitario de la Defensa
Guillermo Mestre

¿Qué clichés alejan a las niñas de la ciencia?

Pequeños gestos cotidianos las van empujando lejos de una ingeniería o un trabajo experimental en ciencia, que implica trabajar con instrumentos. Quien cuelga los cuadros en casa suele ser el padre, que pedirá ayuda al hermano pero no a la hermana. Y luego están los escaparates, los juguetes. Me llevo las manos a la cabeza de cómo están divididos los roles: el niño monta y desmonta coches, rampas, circuitos y las niñas cambian pañales o peinan a las muñecas.

¿Cómo se acercó la niña Julia a la ciencia?

Lo viví en casa: mi padre es físico y mi madre, matemática. En mis libros solo estaba Marie Curie y jamás me hablaron en clase de Vera Rubin o Henrietta Leawitt. En COU tuve una magnífica profesora, Amparo Corullón, que despertó en mí el gusto por ponerle ecuaciones a la física. Por eso me vine a Zaragoza desde Burgos a hacer Físicas. Ya en la universidad, mi referente tangible, alcanzable, fue una chica que hacía su tesis: Noelia Marcano, solo unos años mayor que yo; era alguien en quien fijarme. Ahora somos compañeras en el Centro Universitario de la Defensa.

El 23 de abril recibió la Medalla de las Cortes junto a otras cinco investigadoras. ¿Cómo lleva lo de ser un referente? ¿Qué tipo de referentes hacen falta?

Estoy utilizando la medalla para llevar el mensaje de que necesitamos mujeres modelo para las niñas. Hay que cambiar la idea de que la opinión de un hombre vale más que la de una mujer. Necesitamos mujeres expertas que salgan en los telediarios hablando y dando su opinión científica sobre lo que ellas saben. Y debemos huir del modelo de genio científico porque la ciencia la hace gente normal. Hay que demostrárselo a esas niñas que sienten ansiedad ante las cosas difíciles. Un problema matemático puede resolverlo una persona normal que va a la compra, tiene niños, va al teatro y en su trabajo resuelve problemas científicos. Necesitamos referentes científicos que podamos tocar.

Muchas mujeres se quedan en el camino. ¿Qué pasa después de la tesis?

Tengo muchísimas amigas que están dejando la carrera científica después de años: un ‘posdoc’ aquí, otro allá, unos meses de paro, una mierda de contrato... Me da mucha pena porque, después de haber publicado en las mejores revistas, de repente, porque tienes un hijo y necesitas darle un futuro, decides abandonarlo todo y prepararte oposiciones a administrativo. Eso los hombres que tengo alrededor no lo hacen. Están expuestos a menos sesgos y si una persona en la pareja se tiene que sacrificar, suele ser la mujer. La crisis ha empeorado las cosas para todo el mundo, pero las mujeres la hemos sufrido más. Cuando hay pocas plazas, el porcentaje de éxito de las mujeres es mucho menor.

Su investigación en magnetismo la ha llevado a Iowa, Cambridge y Berlín. ¿Dónde hay más desigualdad?

En Alemania no están acostumbrados a ver mujeres en el laboratorio, son tremendamente machistas. Dejan claro que prefieren no tener a una mujer al mando.

¿Siente sobre la cabeza un techo de cristal?

No noto discriminación por ser mujer, pero la brecha de género está ahí. Los comités de los congresos están llenos de colegas del organizador. Para lograr la paridad, te llaman, pero no para hablar de la ciencia que haces, sino de mujer y ciencia. ¿Es eso discriminación? No lo sé. Hay que estar ahí porque hay que cambiar la percepción de la gente, llenar las agendas de los periodistas con nuestros nombres, porque llevamos mucho tiempo sin salir en los periódicos ni en los libros de texto y ese empujón hace falta, pero debemos darnos cuenta de que no solo sabemos hablar de nosotras mismas, sino de ingeniería, inteligencia artificial, cáncer...

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