Se necesitan más padres "de corazón"

El documental sobre la acogida, ‘Ver el mundo de otra manera’, muestra las vivencias de una decena de familias que cuidan a menores en la ciudad y los pueblos

Pedro Peris y Gloria Martí, con sus dos hijas, viven en Calaceite y son una familia de acogida.
Pedro Peris y Gloria Martí, con sus dos hijas, viven en Calaceite y son una familia de acogida.
Raquel Labodía

El número de niños que se benefician de vivir en un entorno familiar y no en un centro residencial se ha triplicado en Aragón desde 2016, pasando de 33 a 99. Del mismo modo, la cantidad de familias dispuestas a acoger temporalmente en sus hogares a estos menores se ha quintuplicado: en 2015 eran 8, en 2016 se contabilizaron 31 y en este 2018 se ha llegado a 41.

Estas cifras son dignas de aplaudir, pero "nunca son suficientes", como dijo ayer la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, Mariví Broto, para garantizar la protección y la felicidad de esos pequeños que son tutelados por la DGA por causas muy variadas: abandono, situación de desamparo o malos tratos, entre otras.

Para captar a más familias, el documental ‘Ver el mundo de otra manera’ (título que coincide con el de la campaña que viene desarrollando el Instituto Aragonés de Servicios Sociales) se presentó este jueves en el Teatro de las Esquinas. Dirigido por Isabel Aparicio, muestra las vivencias de una decena de familias en Zaragoza, Ateca, Huesca, Los Olmos y Calaceite que se convierten en padres"de corazón", como asegura una de las madres en la película.

Pedro Peris y Gloria Martí, una pareja de Calaceite con dos hijas biológicas, son una de las familias protagonistas del filme. Su historia, la de unos veteranos que llevan una década inmersos en esta aventura vital, revela que este programa también es una realidad en el territorio rural y rompe así la imagen que lo suele asociar a los entornos urbanos.

"Conocimos el proyecto gracias a unos amigos de otro pueblo y antes de tener a nuestras hijas nos involucramos en él. Cuando nacieron las niñas descansamos, pero al cumplir la pequeña tres años lo volvimos a intentar y vimos que ellas estaban encantadas con la idea", cuenta Pedro. "Somos el ejemplo de que se puede acoger con hijos biológicos, trabajando los dos y en una localidad pequeña", destaca.

Por su vida han pasado casi una decena de menores. Ahora tienen un bebé y sus hermanas ayudan a darle el biberón y cambiarle. Pedro sabe que, como siempre, pasarán"unos días muy malos" cuando tengan que separarse de él, pero asegura que"todo lo compensa" saber que han sido su medicina durante un tiempo.

En colaboración con la Asociación de Acogimientos Familiares de Aragón (Adafa) existen diferentes modalidades: de urgencia (principalmente para menores de seis años), temporal (máximo de dos años) y permanente, además de los niños que son atendidos por algún pariente. Broto puso el acento en que pueden ser de cualquier tipo: familias monoparentales, con hijos pequeños o con hijos que ya estén fuera del domicilio. Lo que les une es su gran generosidad, aunque todos digan que reciben más de lo que dan.

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