La mujer asesinada por su expareja en Monzón, una luchadora que peleó por el futuro de sus hijos

El Ayuntamiento de Monzón decretó el pasado domingo  tres días de luto oficial por la muerte de Rokhaya Diop.

Homenaje en Monzón a la última víctima de la violencia de género en la localidad
Una mujer coloca una vela entre los zapatos rojos que forman parte de una instalación artística en la plaza Mayor por el 25-N.
Rafael Gobantes

Los senegaleses afincados en Monzón y en otras localidades del Cinca Medio y La Litera seguían ayer conmocionados por la trágica muerte de su compatriota Rokhaya Diop, de 42 años, a manos de su exmarido, también senegalés, de 48 años. "Nos ha destrozado a todos", explicaba Ibrahima Diop, amigo de la fallecida y presidente de la comunidad de senegaleses que engloba a medio centenar de personas en diversas poblaciones del entorno.

Ibrahima siente especialmente su pérdida ya que la conoció desde que llegó al Alto Aragón. "Trabajábamos juntos en un campo de fruta y era muy buena persona, muy alegre. Siempre contaba chistes. Era muy trabajadora y peleaba por sacar adelante a su familia", declaró.

La trabajadora de los Servicios Sociales de la Comarca Milva Bueno, que además es concejala de Políticas de Igualdad en el Ayuntamiento de Monzón, también la definía como "una mujer trabajadora, luchadora, que quería dar el mejor futuro posible a sus hijos".

También desde Cáritas, la que fue su profesora en un curso de lavandería, María Susín, la recordaba como "una mujer con muchas ganas de aprender y de salir adelante. Había aprendido español y lo dominaba muy bien y tenía muchas ganas de trabajar".

Dos huérfanos de 4 y 8 años

La asesinada el domingo en su domicilio deja una niña de 8 años y un niño de 4, de su presunto asesino, y dos hijos –ya mayores de edad- en Senegal de una anterior relación. Los pequeños estaban presentes en la casa cuando ocurrieron los hechos. Nada más conocer lo sucedido, los servicios sociales de la Comarca del Cinca Medio se hicieron cargo de los niños hasta que pasaron esa misma tarde a estar bajo protección del Gobierno de Aragón en un centro de menores.

Se desconoce si los niños quedarán bajo la tutela de familiares o de la administración. La fallecida tiene un hermano residente desde hace varios años en Tarrasa (Barcelona). Asimismo el presunto autor del crimen tiene un sobrino que vive en Binéfar.

Rokhaya había llegado a España a comienzos de 2000 buscando un futuro mejor. Su primer destino fue Barcelona, donde conoció a su expareja y presunto autor de su muerte, Mamadu Dieng. Ambos se trasladaron a Monzón en 2007, se casaron y tuvieron dos hijos. En 2013, la víctima denunció a su marido por malos tratos. Desde hace años, estaban divorciados, según manifestó el presidente de la comunidad senegalesa. Rokhaya Diop trabajaba desde hace un mes en la brigada municipal de Monzón en tareas forestales, gracias a una subvención del Instituto Aragonés de Empleo.

Un vecino del inmueble aseguraba que "nunca los oyó gritar ni pelear. Lo que paso el domingo solo ellos lo saben. Podrían tener problemas entre ellos pero nunca se les oyó discutir".

Ante el juez, el miércoles

El detenido pasará mañana a disposición judicial, según informaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Aragón. La investigación es competencia del juzgado número 2 de Monzón por ser el que tiene asignados los casos de violencia sobre la mujer.

Los actos de solidaridad se sucedieron a lo largo del día de ayer tanto en la ciudad donde residía la víctima como en otras cercanas. Este es el caso de Barbastro y Binéfar, cuyos ayuntamientos convocaron un minuto de silencio.

En el instituto Mor de Fuentes de Monzón, la comunidad educativa también guardó un minuto de silencio. El dolor se vivió especialmente en el colegio Joaquín Costa, al que iban los hijos de la víctima.

Los tres días de luto oficial decretados el pasado domingo por el Ayuntamiento concluirán mañana al mediodía. A esa misma hora se celebrará una concentración en la plaza Mayor que comenzará con un minuto de silencio. Después se procederá a la lectura de distintos manifiestos. Entre tanto, las banderas ondean a media asta y todos los actos oficiales comienzan con un minuto de silencio.

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