Una pesadilla que se ceba en inmigrantes, ancianas y personas con discapacidad

Este domingo se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sobre la Mujer y las entidades coinciden en señalar la especial vulnerabilidad de ciertos colectivos.

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La violencia de género no sólo tiene lugar cuando hay violencia física, también cuando se dan situaciones de desigualdad.
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Lola Rello recordará para siempre a una de las chicas que llegó a la asociación. Los servicios sociales detectaron su caso en una localidad de la comarca del Bajo Aragón–Caspe. La encontraron detrás de una cortina, al fondo de una nave a la que acudían algunos temporeros al término de su jornada laboral para abusar de ella por turnos. Uno tras otro.

Ella no hablaba castellano y su única red social era precisamente la que la mantenía allí encerrada. No hablaba castellano, no conocía la zona, no podía escapar. Hasta que la encontraron. Vivió una pesadilla por el mero hecho de ser mujer. Una mujer sola en un país extraño sin una red de apoyo. No es el argumento de una novela negra sueca. Ocurrió aquí, en la provincia de Zaragoza, y todavía habrá gente que se pregunte el sentido de que exista el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sobre la Mujer.

En este caso, la asociación de ayuda a la mujer In Vía le hizo un hueco en su casa de acogida y se hizo cargo de ella. El proceso fue largo, pero la joven terminó confiando en aquellas personas que le ofrecían cobijo, comida, ropa y formación a cambio de nada. "Estuvo con nosotras hasta que pudo hablar castellano. Se le consiguió un trabajo, un piso y empezó a salir adelante", cuenta Rello, la presidenta de esta entidad que nació para ayudar a los colectivos de mujeres más vulnerables y excluidos de esta sociedad y que son víctimas de todo tipo de violencias.

También atendieron durante años a una joven de origen chino que al principio no hablaba ni una palabra de español. Una red de trata la mantuvo encerrada en un piso obligándola a prostituirse para pagar una deuda que nunca saldaba y que contrajo a cambio del viaje a España. "La tuvimos muchos años en nuestra casa porque tenía una deuda muy grande. Era una chica listísima y pronto se puso estudiar y a trabajar pero tenía que seguir pagando por temor a que su familia sufriese las represalias", cuentan la presidenta de In Vía. Y no es la única que ha vivido de cerca casos así. Solo a lo largo del año pasado, el centro Fogaral de Cáritas atendió a otras 70 víctimas de trata y explotación sexual en Zaragoza. Situaciones de "exclusión severa" que representan el lado más oscuro de la violencia sobre la mujer. Sus víctimas, sobre todo, mujeres inmigrantes sin redes sociales de apoyo en el país.

Colectivos vulnerables

Este domingo se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sobre la Mujer y las entidades sociales tratan de poner el foco en que todavía queda mucho por hacer para erradicarla y especialmente entre los colectivos más vulnerables. Los protocolos nacionales y autonómicos para la detección, prevención y actuación ante casos de violencia sobre la mujer identifican a esos colectivos de especial vulnerabilidad e incluyen a las inmigrantes, las mujeres que han sido víctimas de trata y explotación laboral, las mujeres mayores, las que sufren alguna discapacidad física, sensorial o psicológica, las que habitan en el medio rural, las que se encuentran en situación de exclusión social, las embarazadas y las que tienen infección por el VIH.

Durante la I Jornada Internacional Feminista que se desarrolló a principios de mes en Zaragoza se ahondó en la certeza de que las mujeres que están excluidas de la sociedad por algún motivo son más susceptibles a diferentes tipos de violencia física, psíquica y sexual y se incidió defensa de que una mujer, por pertenecer a un colectivo minoritario o desfavorecido, no tendría por qué verse expuesta a una menor protección política y social ni a un mayor riesgo de violencia.

Discapacidad

En ese sentido, desde el Instituto Aragonés de la Mujer se vienen impulsando campañas y programas autonómicos para prevenir y atajar la violencia de género en los colectivos más vulnerables. Una de estas iniciativas es la financiación del servicio de atención en materia de violencia de género para mujeres sordas. Se trata de un modelo pionero que se implantó en el año 2005 y que gestiona la psicóloga de la Agrupación de Personas Sordas de Zaragoza y Aragón (Asza), Silvia López.

"Ni las campañas de prevención, ni los dispositivos de emergencia están adaptados a sus necesidades, por lo que tienen una falta muy grande de información. Muchas se comunican exclusivamente en lengua de signos, se rodean solo de personas de la comunidad sorda... Por eso a veces están muy aisladas y les cuesta mucho identificar, comunicar y salir de una situación de violencia", cuenta esta psicóloga que lleva más de 17 años trabajando con la comunidad sorda. Desde este servicio, les brindan apoyo y un acompañamiento exhaustivo durante todo el proceso hasta que salen por completo de la situación de violencia.

Además, en el 2015 se creó una unidad específica de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual (UAVDI) de la que este viernes se presentaron algunos resultados. En estos tres años, ha atendido 93 casos de abusos de todo tipo (sexuales, psicológicos, económicos y de violencia de género) y en el 79% las víctimas eran mujeres. El 70% respondían a situaciones de violencia doméstica y de género y en el 30% a abusos sexuales. En los casos en los que las agresiones provienen del entorno familiar más cercano, Atades ofrece protección inmediata a través de un plaza residencial en alguno de sus centros. Este año ha tenido que acoger a cinco personas, cuatro de ellas mujeres.

Al margen de todo esto, el IAM está elaborando un estudio sobre la violencia de género en mujeres mayores en Aragón, otro de los colectivos que se consideran más vulnerables. Cabe recordar que solo entre enero y septiembre de este año, los servicios de atención social del IAM y del Ayuntamiento de Zaragoza atendieron a 1.946 mujeres por violencia machista. Una tercera parte había sufrido agresiones físicas, 710 maltrato psicológico y 90 agresiones sexuales.

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