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El sabio divertido

Rafael Gómez-Lus, en una entrevista con Heraldo de Aragón en 2007.
Rafael Gómez-Lus, en una entrevista con Heraldo de Aragón en 2007.
Oliver Duch

Imaginen la escena: un congreso de Microbiología en Santiago de Compostela en el que se dan cita grandes sabios, entre ellos el codescubridor de la penicilina y Premio Nobel de Medicina Ernst Boris Chain. Uno de los presentes le da un codazo al aragonés Rafael Gómez-Lus y le pregunta: "¿El doctor Chain se ha dormido o ha pasado a mejor vida?". Por suerte, el eminente colega de Fleming solo había sufrido un desvanecimiento. La anécdota la contaba el propio Gómez-Lus hace unos años en estas mismas páginas. Y la remataba con su característico sentido del humor: "Menos mal que solo fue un vahído, porque ya había quien estaba dispuesto a pregonar que España es el país en el que más premios Nobel mueren… y menos nacen".

Gómez-Lus (Zaragoza, 1931-2018), todo un referente mundial en el estudio de microbios y patógenos, amigo de Grande Covián y otros sabios, irradiaba una luz especial, favorecida por esa alegría que transmitía desde su ojos azules y su porte germánico. "Hay que empañar la tristeza", defendía.

Sus clases en la Facultad de Medicina de Zaragoza desataron la pasión por la microbiología en numerosos discípulos que siguen escribiendo importantes páginas para la ciencia. Es el caso de Carlos Martín Montañés, el artífice del desarrollo de la nueva vacuna de la tuberculosis. En su ingreso en la Real Academia de Medicina de Zaragoza, Martín Montañés elogió a "Don Rafael" por ser "un ejemplo de tesón, de perseverancia y de dedicación plena a la microbiología".

Quién sabe si este sabio divertido ha dejado entre sus alumnos algún próximo Nobel que desmienta su propia broma sobre el desmayo de Chain.

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