La Policía Nacional ha localizado en lo que va de año a 120 menores migrantes no acompañados (‘menas’) en Zaragoza. La mayoría fueron interceptados en la estación de autobuses de Delicias, a donde llegan sin dinero ni documentación pero con el billete pagado procedentes de otras capitales del país, como Barcelona y Bilbao, donde los recursos para la atención de estos chavales están desbordados. Pero la situación en la capital aragonesa no es mucho mejor. Solo en el mes de octubre han llegado otros 30, lo que ha obligado a la DGA a aumentar las plazas disponibles para alojarlos.

"Muchos no saben ni en qué ciudad se encuentran", relatan fuentes policiales, que confirman la tendencia al alza de las últimas semanas –que afecta a todo el país en un año récord de llegada de migrantes– y advierten del creciente número de episodios de delincuencia que ya protagonizan. Otros incluso se presentan voluntariamente en la comisaría. Así ocurrió la semana pasada con dos chavales que llegaron con diez euros en el bolsillo para coger un taxi. "Me enseñaron el billete y me dijeron la palabra ‘Policía’ para que los llevara a Extranjería", relata el conductor que les trasladó.

Los agentes cuentan con un protocolo de actuación ante estos casos, que se tramitan a través de la Brigada de Extranjería y que requiere, entre otras gestiones, la identificación del menor –con foto y huellas dactilares– y su posterior derivación a la DGA, encargada de su atención. El problema llega cuando existen dudas con la edad del migrante, ya que intentan pasar por mayores para tener libertad de movimientos y acceder al mercado laboral. En estos casos, se les realizan pruebas médicas para determinar su edad, si el afectado lo autoriza. En caso contrario, es la Fiscalía de Menores la que toma una decisión.

Mayoritariamente magrebíes

¿Quién les paga el billete? Las oenegés que trabajan con este colectivo no descartan la existencia de redes que ayuden a estos chicos a moverse de un lugar a otro donde saben que les van a ayudar. Además, han hecho un largo viaje solos y están acostumbrados a buscarse la vida y obtener dinero. En su mayoría se trata de varones magrebíes, aunque también hay algún argelino o subsahariano. Hay muy pocas chicas.

La DGA reconoce el problema. Tiene tutelados más de un centenar de ‘menas’ y, dice, se está "trabajando de la mejor forma posible" ante un "flujo mayor del habitual". Las plazas específicas para ellos, las 14 del centro del IASS y las 42 conveniadas con entidades sociales, se quedan cortas. Ya se ha planteado duplicar la capacidad de la residencia a 28 chicos.

"Esta situación ya se ha vivido en Francia e Italia y pensamos que no va a ser temporal ni va a disminuir a corto plazo", advierte Julia Ortega, coordinadora de Accem en Aragón. Su homóloga de Cepaim, Pilar Bernadó, habla de una "crisis humanitaria". Ambas coinciden en que la DGA está siendo "valiente" con la puesta en marcha de plazas específicas. Al mismo tiempo hacen un llamamiento para crear más dispositivos tanto propios como concertados.