Padres de niños con altas capacidades temen que sus hijos pierdan el apoyo educativo específico

Han recurrido la orden de Educación que dificulta su valoración como Acneaes

Beatriz Urriés mira cómo juegan sus hijos: Alejandro (11 años) y Ariadna (7)
Beatriz Urriés mira cómo juegan sus hijos: Alejandro (11 años) y Ariadna (7)
José Miguel Marco.

Las familias aragonesas con niños de altas capacidades están que trinan. La orden que publicó el Gobierno de Aragón el pasado mes de junio, por la que se regulan las actuaciones de intervención educativa inclusiva, limita las circunstancias en las que se identifica a este tipo de alumnos como Acneaes –condición que se aplica a los estudiantes con necesidades de apoyo educativo específico–.

Lo que temen los padres es que "se esté tratando de hacer desaparecer, desde el punto de vista administrativo, a los alumnos Acneae por altas capacidades", explica Teresa Millán, presidenta de Sin Límites, la Asociación Aragonesa de Altas Capacidades. Por ello, han recurrido ante el TSJA dicha orden y han pedido que se dicten medidas cautelares para su paralización.

Según apunta Millán, con la nueva orden, si un profesor detecta que tiene algún alumno en su clase con altas capacidades debe trabajar con él, pero solo si se le pasa a un curso superior al que le correspondería para su edad o se le adelanta en una o más asignaturas se identificará y se le considerará como un niño con necesidades educativas específicas.

Esto, consideran, supone un agravio para los alumnos aragoneses, ya que al no contar con dicha calificación perderían el derecho a reserva de plaza escolar por Acneae y no podrían acceder a algunas becas estatales.

"Ahora ya son muy pocos los que tienen esta consideración, pero aún serán menos", asegura la presidenta de Sin Límites.

A lo que se refiere Teresa Millán es a la estadística que publica periódicamente el Ministerio de Educación.

La más reciente, que es del curso 2016-2017, muestra que en Aragón solo había identificados como alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo por altas capacidades intelectuales 87 estudiantes.

Quitando Ceuta y Melilla –que tenían 1 y 0 alumnos, respectivamente–, la Comunidad aragonesa fue la segunda que menos alumnos de este tipo registró, por detrás de Cantabria (con 58).

Andalucía, con 6.202 alumnos, Madrid, con 1.243 y Canarias, con 1.156 fueron las que mayores cifras ofrecieron. Aunque en términos relativos fue Murcia, con el 1,3%, la que encabezó el listado. Aun así, todas ellas están muy por detrás de la media estadística que los expertos calculan y que cifran en el 10% de los alumnos totales.

El hecho de que cada territorio regule de forma diferente la manera y las circunstancias exigidas para identificar a un niño como Acneae por altas capacidades es también motivo de queja para la asociación aragonesa.

"Es un lío. Hay familias que al cambiar de comunidad deben comenzar todo el proceso para volver a identificar a su hijo como alumno de altas capacidades –explica Millán– y otras que incluso con informes de salud mental no consiguen que el orientador del centro los valore e identifique como tales».

"Solo queremos que el cole no sea un suplicio, que el niño vaya contento"

Beatriz Urriés y José Fernández de Castro son padres de dos niños con altas capacidades, aunque ninguno de los dos ha sido valorado e identificado formalmente como tal por la Administración.

Sin embargo, para esta familia este no es el principal problema ni un objetivo a conseguir en sí mismo. Explican que a ellos, tener a sus hijos identificados como alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo, les interesa para que los profesores trabajen con los niños y los estimulen.

"Solo queremos que estén bien, que emocionalmente se sientan a gusto –dice Beatriz–, que vayan al colegio contentos y que no pierdan el interés por aprender".

Algo que sí ocurre con Ariadna (7 años), pero no con Alejandro (11). El niño ya mostró signos de ser un alumno con altas capacidades en la guardería, cuando comenzó a leer y a hablar con un vocabulario muy avanzado para su edad antes de cumplir los 3 años.

Pero en la etapa de infantil y primaria ha habido de todo: "En infantil se enfadaba y se aburría y me pedía continuamente que lo sacara del colegio", recuerda su madre.

En primaria ha estado contento en los cursos en los que los profesores le han hecho aceleraciones parciales en algunas asignaturas y ha podido estudiar materias del curso superior al suyo.

Pero lo ha pasado mal los años que no ha sido así y la Administración no ha querido atender la petición del chaval de que le saltaran un curso. "Los niños pasan mucho tiempo en el colegio –dice su padre– y queremos que las cinco o seis horas diarias que están allí no sean un suplicio".

"El problema de que no se atienda a estos niños es doble –dice la madre–. Para ellos porque emocionalmente no están bien, se frustran y acaban desconectando de las clases. Y para las familias porque debemos deshacer en casa la desmotivación que les genera el colegio".

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